DE MAL EN PEOR

Las 5 desgracias de Urdangarin desde que fue imputado y apartado de la Casa Real

En otoño de 2011 comenzó una pesadilla para Iñaki Urdangarín, que jamás pensó que una investigación judicial le tocaría. Desde entonces, solo ha recibido malas noticias.

Guillermo Álvarez Corrales 27 Diciembre 2016 en Bekia

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Han pasado 5 años, 5 largos años desde que el entonces jefe de la Casa del Rey, el también caído en desgracia Rafael Spottorno, convocó a los medios de comunicación en el Palacio de La Zarzuela. Era gran la expectación aquel ya lejano 12 de diciembre de 2011, y la Primera Institución no defraudó al comunicar un hecho sin precedentes: Casa Real apartaba a Iñaki Urdangarín de los actos oficiales.

La decisión había sido tomada por el Rey Juan Carlos en colaboración con el propio Urdangarín, algo que según han transcurrido los acontecimientos, apunta a que fue unilateral, y que el exjugador de balonmano no cedió así como así. Así, Spottorno calificó el comportamiento del marido de la Infanta Cristina como "no ejemplar" en cuanto a sus actividades empresariales. Por aquel entonces, había estallado ya el Caso Nóos, y la figura de Iñaki Urdangarín estaba en entredicho.

En un intento por suavizar una decisión tan drástica y lanzar el único capote que recibiría de Casa Real desde entonces, Spottorno lamentó que Urdangarín estuviera siendo sometido a un "verdadero juicio popular al mejor estilo de otros regímenes" en el que no se respeta el principio de presunción de inocencia. Finalmente, comentó que la Institución no haría más comentarios debido a que es trabajo de la Justicia dictaminar la culpabilidad o inocencia de Iñaki Urdangarín.

La pesadilla había comenzado semanas atrás cuando empezaron a salir ciertos datos sobre las actividades empresariales de Iñaki Urdangarín que le dejaban en mal lugar. Su posición como miembro de la Familia Real no hizo más que acrecentar las críticas sobre un hombre que lo tenía todo y que ha acabado descenciendo a los infiernos. Antes de que acabara 2011, el juez Castro le imputó. Su desgracia aún no ha tocado fondo, pero en un lustro ha tenido que enfrentarse al menos a cinco sinsabores, algunos provocados por sus problemas judiciales, y otros que han venido a sumarse a sus desdichas.

1 Ostracismo oficial y familiar

En su calidad de marido de una Infanta de España y Duque de Palma consorte, la agenda oficial de Iñaki Urdangarín nunca fue excesivamente amplia. Acompañaba a Cristina de Borbón en algunos eventos y cumplía con las obligaciones marcadas con total rigor. Formaba una bonita pareja con la Infanta Cristina y una familia numerosa y adorable, caía bien y parecía tenerlo todo. Sin embargo, sus negocios privados le llevaron a extralimitarse en términos legales. El Caso Palma Arena, una investigación por corrupción excepcionalmente grande e importante, abrió una pieza para el Caso Nóos, donde Urdangarín era el cabecilla junto a su exsocio y examigo Diego Torres.

En un tiempo en el que la simple existencia de la Monarquía genera un gran debate, la Institución debe no solo ser ejemplar, sino también parecerlo. Así, el primer paso de Casa Real fue dar por culpable a Urdangarín y apartarle de los actos oficiales. Jamás volvería a representar a la Corona. La Infanta Cristina fue apartada de facto, si bien es cierto que se dejó ver en actos de corte familiar y no institucional en los que los Reyes Felipe y Letizia marcaron las distancias. El siguiente paso a nivel público fue banear a Urdangarín de la web de Casa Real, en la que aparecía un perfil biográfico.

Ocurrió en enero de 2013, justo después de que saliera a la luz un correo en el que Iñaki Urdangarín se despedía de Carlos Garcia Revenga como 'El duque em...Palma...do'. El escándalo fue mayúsculo y ofendió profundamente a los palmesanos, que si ya tenían tirría a Urdangarín por los desmanes cometidos en su tierra, ahora veían cómo el exdeportista bromeaba con el título que llevaba como consorte.

En el plano familiar, las puertas de La Zarzuela se han cerrado para Iñaki Urdangarín, aunque no tanto para la Infanta Cristina, que como hija de Don Juan Carlos y Doña Sofía ha regresado al hogar de la Familia Real que fue el suyo hasta que se independizó. El único acercamiento tuvo lugar en noviembre de 2012, cuando el Rey Juan Carlos fue operado de la cadera en el Hospital San José de Madrid, y la Infanta Cristina fue a visitar a su padre junto a su hijo Juan y su marido. Cristina de Borbón echó un pulso y ganó. Fue la única concesión, y no gustó nada al entonces Príncipe de Asturias.

A nivel íntimo, Urdangarín no ha vuelto por Marivent y en La Zarzuela está mal visto. Los ahora Reyes de España han establecido un 'cordón sanitario' alrededor de los Urdangarín para intentar mitigar los daños que el Caso Nóos ha causado en la Casa Real, y no quieren saber nada de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. En cuanto a sus hijos, parece que han respetado la amistad entre Irene Urdangarín y la Princesa Leonor, que tienen la misma edad y se llevaban bien. De hecho, en la fiesta con la que la Heredera al Trono celebró su Comunión, Irene fue una de las invitadas. Con los Reyes, la relación está rota, sobre todo con Doña Letizia, a la que consideran culpable de muchos de sus malos.

Con el Rey Juan Carlos hay mucha tensión, mientras que con la Reina Sofía y la Infanta Elena todo es apoyo y comprensión. De hecho, Doña Sofía recibió muchas críticas por dejarse ver con su hija y su yerno en Washington en diciembre de 2011. Ha querido ser madre antes que reina, y ha intentado ayudar a los suyos en todo lo posible. La ruptura es un hecho. Los Borbón y Grecia jamás volverán a ser una familia.

2 Odiado por todos

La imagen pública de Iñaki Urdangarín siempre fue bastante positiva. Como jugador del Barça de Balonmano fue idolatrada por muchos seguidores. Después, como marido de la Infanta Cristina caía bien. Ambos formaban una pareja moderna, formada por un vasco y una madrileña que vivían en Barcelona y estaban plenamente adaptados a la sociedad catalana. Tenían 4 hijos preciosos y desprendían un halo de perfección y simpatía que los ciudadanos españoles no encontraban en los demás matrimonios de la Casa Real. Hay que tener en cuenta que también contaba con detractores, ya que por muy buena imagen que haya podido tener un miembro de la Familia Real, en España no todo el mundo es favorable a la Monarquía.

Y entonces estalló el Caso Urdangarín. Mientras iban surgiendo datos que dejaban el mal lugar al entonces Duque de Palma en cuanto a su actividad profesional, finalmente el juez Castro le imputó por evasión de impuestos, fraude fiscal, prevaricación, falsedad documental y malversación de caudales públicos. En febrero de 2012 tuvo que declarar ante el magistrado por primera vez en Palma. Al salir del vehículo en el que llegó a la Vía de Alemania, se escucharon gritos, silbidos y abucheos, además de verse pancartas contra la Monarquía y Urdangarín. Su regreso a Barcelona durante un año le llevó a comprobar el odio ferviente que la ciudadanía tenía ante él. Fue insultado e increpado por la calle, mientras en el Real Club de Tenis Barcelona, donde era asiduo, casi todo el mundo le hacía el vacío. Urdangarín se vio solo, muy solo, apoyado solo por su mujer, sus hijos, su madre y hermanos, su suegra, su cuñada y algunos amigos íntimos que han seguido a su lado.

3Perdió su trabajo

Cuando conoció a la Infanta Cristina en los Juegos Olímpicos de Atlanta 96, Iñaki Urdangarín era uno de los mejores jugadores de balonmano. Militaba en el Barça, equipo con el que cosechó grandes éxitos, y llegó a olímpico. Tras su paso por Sydney 2000 se hizo con una medalla de bronce y decidió retirarse. Tenía 32 años y ya había dado nietos al Rey de España. Recibió un caluroso homenaje en abril de 2001 en el que su camiseta con el número 7 fue retirada y se marchó con todos los honores.

Llegó a formar parte del Comité Olímpico Español, pero aunque apuntó alto, no logró ser presidente al no contar con los favores necesarios. Pensó que sería mejor optar por una carrera profesional, y así llegó al Instituto Nóos de la mano de Diego Torres, a quien había conocido cuando estudió en ESADE. En esta entidad que fue creada sin buscar ánimo de lucro (o eso decía), fue presidente entre 2004 y 2006, y cuando Casa Real vio que algo no iba bien, se instó a que lo dejara todo. El marido de la Infanta Cristina no quiso hacerlo, y al final montó con Torres la fundación Areté, que era tan inadecuada como Nóos y por tanto fue cerrada por orden regia.

Como había que colocar al yernísimo, el Rey Juan Carlos consiguió que fichara por Teléfonica, obteniendo un puesto como consejero de la rama Internacional en Barcelona En 2009, César Alierta ordenó el trasladó del marido de Cristina de Borbón a Washington como consejero de la compañía para Latinoamérica y Estados Unidos, hecho que provocó que los Duques de Palma y sus cuatro hijos abandonaran España para instalarse en Estados Unidos. Se vendió como un ascenso, pero lo cierto es que la Casa del Rey le quería lejos de nuestro país porque ya empezaban a investigarse tramas corruptas en Valencia y Baleares, y se temía que terminara ocurriendo lo que al final pasó.

Desde que estalló el escándalo, Telefónica se vio comprometida, pero Iñaki Urdangarín siguió yendo a su trabajo en Washington. La situación terminó siendo insostenible, hasta que en agosto de 2012 emitió un comunicado en el que confirmaba que había pedido una excedencia temporal, una forma de camuflar que su relación con la empresa de telefonía privatizada por José María Aznar había terminado para siempre. El en aquel momento Duque de Palma aseguraba que no quería perjudicar a Telefónica y que si se daban las condiciones, volvería a su trabajo. Lo cierto es que desde verano de 2012 está desempleado y sin perspectivas de volver a encontrar una ocupación.

4 La muerte de su padre

El padre de Iñaki Urdangarín llevaba un tiempo muy delicado de salud. Apenas salía de su casa de Vitoria, donde su esposa, Claire Liebaert, se desvivía por él. Lo cierto es que no se enteró muy bien de qué pasaba con su hijo, pero se dio cuenta de que no todo marchaba bien como antes. Finalmente, en mayo de 2012 moría a los 79 años Juan Mari Urdangarín. El bancario pudo despedirse de Iñaki Urdangarín, que avisado de lo grave que estaba su progenitor, voló a Vitoria para estar al lado de Juan Mari en sus últimos momentos.

La distancia con la Familia Real se hizo patente, ya que solo viajaron hasta Euskadi la Reina Sofía y la Infanta Elena, que arroparon a los Urdangarín en un momento de tanto dolor. Desde Washington llegaron la Infanta Cristina y sus cuatro hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene, que dieron el último adiós a su suegro y abuelo respectivamente.

5 El vía crucis de la imputación, la declaración y el juicio

Los procesos judiciales son muy largos, y más en un caso tan ramificado y complejo como el Palma Arena, que ha tenido que desgajarse en numerosas piezas. El juez Castro lo ha dado todo en los últimos años de su carrera judicial para volcarse en la pieza separada número 25, que ha terminado siendo conocida como el Caso Nóos o el Caso Urdangarín. A finales de diciembre de 2011, el magistrado imputó a Iñaki Urdangarín, y le llamó a declarar como investigado los dias 25 y 26 de febrero de 2012.

Hasta los juzgado de la Vía de Alemania de Palma llegó el exjugador de balonmano en medio de una gran expectación por ser el primer miembro de la Familia Real Española en verse en un trance así. Durante su declaración se dedicó a no saber, a no recordar, a desvincular a la Casa Real y a culpar de todo a Diego Torres. Fue un gran error, ya que el exsocio se negó a declarar, esperó a Urdangarín, y empezó a filtrar los correos electrónicos que tanto daño le hicieron a todos los niveles. Un año después tuvo que volver a declarar y volvió a quedar en evidencia.

La fase de instrucción se cerró y solo faltaba la fecha del juicio, ese en el que finalmente estuvo la Infanta Cristina, imputada primero por blanqueo y delito fiscal, y a quien la Audiencia de Palma dejó solo en el banquillo por fraude. El 11 de enero de 2016 dio comienzo un juicio histórico, el del Caso Nóos, en la Escuela Balear de Administración Pública de Palma de Mallorca, ubicada en el polígono de Son Rossinyol. Allí se dieron cita la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Ella pidió la aplicación de la Doctrina Botín, que le fue denegada tras ser estudiada.

El 26 de febrero, Urdangarín dejó su sitio para sentarse ante las juezas Rocío Martín, Samantha Romero y Eleonor Moyà. Tuvo que escuchar las preguntas del Fiscal Horrach, que pidió para él 19 años y medio de prisión por los delitos de prevaricación, fraude, malversación, estafa, blanqueo de capitales, falsedad documental, tráfico de influencias y delito fiscal. El cuñado del Rey habló en voz baja, se mostró nervioso, negó encargarse de las facturas y acusó a Miguel Tejeiro, contable de Nóos y que pasó de imputado a testigo.

Este fue el cambio de estrategia compartida con Diego Torres, que también culpó a Tejeiro (su cuñado) de todo. En marzo le tocó volver a declarar, y nuevamente atacó a Tejeiro, además de señalar que en Nóos él solo figuraba y que todo se hacía bajo la supervisión de Casa Real. En la última vez que se sentó en la silla de declaraciones, el que fuera Duque de Palma negó que el Rey Juan Carlos hubiera mediado en sus negocios y desmintió que "su señora", como llamó a la Infanta Cristina, hubiera utilizado la tarjeta de Aizoon.

A principios de verano, el juicio quedó visto para sentencia. Seis meses había de plazo. Sin embargo, en diciembre se conoció que la jueza Samantha Romero pidió a la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Illes Balears de plazo hasta el 31 de marzo de 2017 para redactar la sentencia. El motivo era que se sentía desbordada, pero lo cierto es que el problema era que había un conflicto con la sentencia entre las tres magistradas. La jueza Rocío Martín considera que era demasiado favorable para Urdangarín y Torres y a la baja, por lo que no estaba acuerdo. La Audiencia de Palma les pide unanimidad, por lo que les ha dado hasta el 31 de marzo para que se pongan de acuerdo. Será entonces cuando Iñaki Urdangarín conozca su futuro, aunque entre recursos, podrá dilatar su entrada en la cárcel si es que la sentencia le marca privación de libertad.

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