JOYAS DE LA CORONA

Las 10 tiaras más impresionantes de la realeza europea: de España a Dinamarca pasando por Holanda

Muchas de ellas datan de la época de Napoleón Bonaparte y muchas otras han sobrevivido a guerras, exilios y matrimonios.

Juan Salgado 18 Septiembre 2018 en Bekia

"No es de extrañar que le pongamos tanto énfasis al protocolo. Es lo único que nos queda". Esta frase pronunciada a modo de lamento por el personaje de la Reina Madre (Victoria Hamilton) en la serie 'The Crown' sirve para plantear una interesante cuestión: ¿Qué queda de la pompa y el boato que caracterizaron la Monarquía Absoluta de Luis XIV en las actuales Monarquías Parlamentarias de toda Europa?

El protocolo es sin duda un elemento clave, pero no el único. A él habría que unir una serie de ceremonias que a día de hoy todavía tienen lugar y en las que los miembros de la realeza lucen sus mejores galas (medallas, bandas, uniformes militares...) y, sobre todo, sus mejores joyas. Unas piezas llenas de historia, envueltas en un aura de ensueño que impresiona a propios y extraños y que hacen brillar a las mujeres que las lucen. No obstante, no todas las lucen por igual y no todas tienen la misma calidad...

1 Tiara de Estado (Reino Unido)

Precisamente la Monarquía Británica es la que sin duda atesora el mejor joyero real de todas ellas. Durante años los territorios hoy conocidos como la Commonwealth fueron un Imperio y de ellos provienen la mayoría de diamantes que convierten a la Reina Isabel II en la propietaria de la mayor colección de estas piedras preciosas.

Son muchas las piezas que atesora hechas de este material, pero por su valor simbólico la más destacada de todas ellas es la Tiara de Estado. Fue realizada en 1820 para que Jorge IV la llevase en su coronación y en conjunto cuenta con 1.333 diamantes y 169 perlas distribuidas a lo largo de su base en dos hileras. Solamente el brillante amarillo de la parte central ya es de 4 quilates.

La verdadera importancia de esta tiara radica en su simbolismo, ya que en ella aparecen representados los emblemas vegetales de los territorios que forman el Reino Unido: la rosa de Inglaterra, el cardo de Escocia y el trébol de Irlanda. De hecho, es la que utiliza cada año la Reina para la apertura del Parlamento y con la que ha posado en la mayoría de sus retratos oficiales, así como en monedas, billetes y sellos.

2 Tiara de Braganza (Suecia)

Después de la británica, no cabe duda de que el joyero de la Familia Real Sueca es de los más extensos y valiosos del continente. Resulta complicado elegir una sola de sus piezas, pero por tamaño es de mención obligada la Tiara de Braganza: 12'5 centímetros de altura, 50 de largo y casi un kilo de peso.

Fue diseñada en 1829 por encargo del Emperador Pedro I de Brasil para su segunda esposa, que al morir sin descendencia se las legó a su hermana, la Reina Josefina de Suecia. Una vez en el país nórdico, la tiara pasaría de una reina a otra sucesivamente hasta llegar a manos de la actual Reina Silvia, que la considera una de sus favoritas debido a sus orígenes brasileños.

A diferencia del resto de tiaras del joyero real, esta pieza únicamente puede ser utilizada por la soberana o por la consorte. Además, debido a sus proporciones, se suele usar únicamente en ocasiones muy importantes. En el caso de la Reina Silvia, la reserva para recibir a Jefes de Estado extranjeros en visita oficial o para posar en retratos; aunque hizo una excepción al lucirla en la boda de su hija, la Princesa Victoria, en 2010.

3 Tiara de zafiros (Holanda)

La Reina Máxima de Holanda es una gran aficionada a las joyas y no desaprovecha la más mínima ocasión para demostrarlo. Para ello recurre a su vasto joyero, en el que destaca una tiara de zafiros adquirida en 1881 por Guillermo II para su esposa, la Reina Emma. Está compuesta por 31 zafiros de Cachemira y 655 diamantes de Sudáfrica engarzados originalmente en oro y actualmente en platino.

A lo largo de todo este tiempo la tiara ha sufrido varias modificaciones, pero la principal fue la fijación del zafiro central (de 44 quilates), que antes podía desprenderse para formar un broche. Cabría destacar como curiosidad que cuando la Reina Beatriz la utilizaba, la pieza parecía más pequeña debido a que su peinado cardado ocultaba los extremos.

La tiara volvió a brillar con todo su esplendor el 30 de abril de 2013, un día muy señalado para la Dinastía Orange: la entronización del actual Rey Guillermo Alejandro de Holanda. Máxima eligió cubrir su melena dorada con esta impresionante pieza a juego con un vestido-capa del diseñador Jan Taminiau. Desde entonces han sido varias las ocasiones en las que la ha vuelto a lucir, incluidos sus retratos oficiales.

4 Tiara de rubíes (Dinamarca)

Muchas veces las princesas herederas también tienen acceso al joyero real y en muy contadas excepciones estas joyas pueden llegar incluso a superar las correspondientes a la soberana. Este es el caso de la tiara de rubíes que luce en tantas ocasiones la Princesa Mary de Dinamarca y que deja en muy mal lugar a las utilizadas por la Reina Margarita.

Se trata de una pieza creada en 1804 con motivo de la coronación de Napoleón Bonaparte para ser lucida por Desireé Clary, esposa del Mariscal Jean-Baptiste Bernadotte (futuro Rey de Suecia y fundador de la Dinastía Bernadotte, todavía en el trono). El destino hizo que una de sus descendientes contrajese matrimonio con el Rey Federico VIII de Dinamarca, por lo que la tiara cambió de dueños y de país.

Forma parte de un aderezo compuesto por un broche, una pulsera, un collar desmontable, un anillo y unos pendientes. Todo ello hecho de brillantes y de rubíes. En el caso concreto de la tiara, se compone de 32 hojas de arce de diamante montadas en oro y plata. Cada una de estas hojas consta de 22 diamantes de 0'25 quilates a los que habría que sumar 50 rubíes engastados en oro amarillo. Los colores resultantes de todos estos materiales coinciden con los de la bandera danesa: blanco y rojo.

Mary Donaldson tuvo acceso a todo el aderezo antes incluso de convertirse en esposa del Príncipe Federico y lo utilizó en la cena de gala previa a su boda en 2004. De hecho, el conjunto llegó a ella directamente sin haber pasado por la Reina Margarita, ya que la madre de ésta - la Reina Ingrid - se las dejó en herencia al Príncipe Federico para que fueran usadas por su esposa. A día de hoy se ha convertido en la tiara favorita de la australiana.

5 Tiara Cartier (España)

La Corona Española no tiene nada que envidiar a sus homólogas europeas y puede presumir de tener en su joyero piezas de gran valor, como la famosa Tiara Cartier hecha en 1920 por orden de Alfonso XIII para la Reina Victoria Eugenia y que muchos consideran una obra maestra de esta famosa firma parisina.

Se trata de una tiara realizada a base de diamantes y ocho perlas sobre una base de platino. El elemento más destacado en la parte central es una flor de lis enmarcada por volutas vegetales y que en su versión original estaba coronada por una novena perla que sobresalía del resto de la pieza. Ésta y el resto de perlas con el tiempo serían sustituidas por unas esmeraldas que la Reina Victoria Eugenia recibió de su madrina, la Emperatriz Eugenia de Montijo. No obstante, las necesidades económicas del exilio acabarían obligándola a vender las piedras y sustituirlas nuevamente por perlas.

Al morir, la tiara pasó a manos de su hija, la Infanta María Cristina; con quien Don Juan Carlos llegó a un acuerdo de compra para regalársela a Doña Sofía. Fue una de las más utilizadas por la hoy Reina Emérita y con ella posó en 2009 para su último retrato oficial en el Palacio Real. Tras la abdicación, la pieza está en manos de la Reina Letizia, que la utilizó por primera vez en abril de 2018 durante la visita de Estado del Presidente de Portugal.

6 Tiara de la Flor de Lis (España)

A pesar del gran valor de la anterior pieza, la "joya de la corona" (nunca mejor dicho) de la realeza española es la conocida como Tiara Flor de Lis, que a través de sus motivos representa tres de estas flores que son emblema de la Dinastía Borbónica. Una pieza calificada de "excepcional" por los expertos en joyería tanto por su valor histórico como por su posible precio.

Fue un encargo de Alfonso XIII a la joyería Ansorena para entregársela como regalo de boda a la Reina Victoria Eugenia, que la estrenó el mismo día en el que se dieron el 'sí, quiero'. La versión original estaba casi cerrada, pero posteriormente se iría abriendo conforme a la moda imperante en cada época, hasta convertirse en la tiara abierta que es hoy en día. Lo que permaneció inalterable fue el diamante de 10 quilates de la flor central.

Es la única de las tiaras de la antigua reina que forma parte de las "joyas de pasar" (que sí incluyen otras piezas como collares, broches, pendientes o pulseras), por lo que tras su muerte ha sido lucida por Doña María de las Mercedes (esposa de Don Juan de Borbón), la Reina Sofía y la Reina Letizia. Esta última la estrenó en febrero de 2017 durante la visita de Mauricio Macri a España y luego volvería a utilizarla durante su visita a Reino Unido en julio de ese mismo año.

7 Tiara de esmeraldas (Grecia)

Doña Sofía ya venía de una Familia Real con joyas tan imponentes como las de la española. Y es que la Casa Real Griega - hoy en el exilio - posee también una valiosa colección de joyas entre las que podría destacarse una tiara de esmeraldas que fue creada en los años 20 para la Reina Isabel de Grecia, esposa del Rey Jorge II.

Junto a la tiara se crearon también unos pendientes y un gran broche del que penden cinco esmeraldas en forma de lágrima. En honor a su primera portadora, las volutas que separan las piedras preciosas tienen forma de "E" (de Elizabeth). Sería la Reina Federica, madre de Doña Sofía, quien haría famosa esta tiara en todo el mundo; protagonizando una anécdota que Pilar Eyre narra en su libro 'La soledad de la reina' (2012).

Según la periodista, durante un encuentro entre la reina y un dirigente soviético, éste se interesó por la procedencia de la pieza y ella le contestó: "Era de los Romanov ¡esos a los que ustedes asesinaron!" Tenía toda la razón, ya que las esmeraldas eran propiedad de la Gran Duquesa Olga Constantinova de Rusia (nieta del Zar Nicolás I).

Su actual portadora es la Reina Ana María, quien las recibió de manos de su suegra y las usó por primera vez en la gala previa a su boda con Constantino II. Nunca ha llevado el aderezo al completo, ya que apuesta por innovar en cada una de sus apariciones y aprovechar la posibilidad de despiece que tienen las diferentes joyas.

8 Tiara Gran Ducal (Luxemburgo)

Esta es una de las joyas más impresionantes y al mismo tiempo más misteriosas de la realeza europea, ya que debido a la inexistencia de registros oficiales, no se sabe exactamente cuándo y cómo llegó a Luxemburgo. Una primera teoría apunta a que la intradujo en el país la Gran Duquesa Isabel Mikhailovna de Rusia cuando se casó con Adolfo I en 1844, aunque hay historiadores que apuntan a que la tiara ya estaba en el joyero real desde 1829 debido a que consta una modificación realizada en ese año.

Independientemente de su procedencia, lo que es innegable e irrefutable es su magnificencia: más de 10 centímetros de altura, 19 de diámetro y una composición a base de diamantes. Junto a la Tiara Braganza de la Casa Real Sueca, esta joya es considerada una de las más grandes de Europa.

Debido a sus exageradas dimensiones, su uso es muy limitado y se reserva únicamente para grandes ocasiones. La actual Gran Duquesa María Teresa, de hecho, desde que su marido ascendió al trono en el año 2000 sólo la ha utilizado cuatro veces: en la boda de Victoria de Suecia en 2010, para sus visitas de Estado a Bélgica y Holanda y para posar en un retrato oficial.

9 Tiara de esmeraldas (Noruega)

Si la Tiara Gran Ducal de Luxemburgo era una de las más misteriosas, esta pieza del joyero real noruego podría ser considerada la más viajera: fue creada en Francia y de ahí pasaría a Brasil, posteriormente a Suecia y finalmente recalaría en Noruega. Un periplo causado, como en muchas ocasiones anteriores, por los diferentes matrimonios dinásticos entre royals de diferentes países.

Lo que sí hay que destacar es que su primera dueña fue la Emperatriz Josefina, esposa de Napoleón Bonaparte. Se trató de una creación exclusiva del joyero imperial para ella en 1804 y cuya composición era diferente a la actual: originalmente había dos esmeraldas ovales a los lados de la central, pero luego serían eliminadas y convertidas en pendientes.

Durante la Segunda Guerra Mundial la pieza corrió el riesgo de ser desmontada y vendida a causa de la invasión alemana de Noruega. La Familia Real tuvo que huir a Estados Unidos y una de sus opciones era, si la situación económica se volvía inviable, vender las diferentes piedras para sobrevivir en el exilio. Finalmente no fue necesario despiezar la tiara y a día de hoy se conserva intacta sobre los cabellos de la Reina Sonia.

10 Tiara de las Nueve Provincias (Bélgica)

La Casa Real Belga tiene uno de los joyeros más escasos de Europa, aunque eso no quiere decir que en él no haya piezas de valor histórico e incluso político, como es la conocida como Tiara de las Nueve Provincias. Una joya que recibe su nombre de los motivos que representa y con los que se concibió como regalo del pueblo belga a la Princesa Astrid de Suecia cuando contrajo matrimonio con el Rey Leopoldo III en 1926.

Se trata de una diadema de dos cuerpos con un enrejado griego del que sobresalen once rombos enmarcando a sus respectivos diamantes. Cada uno de ellos representa a las nueve provincias que conforman Bélgica, a los que habría que sumar uno en representación del Congo (antiguamente colonia belga) y a la propia Casa Real.

La principal característica de esta pieza es su versatilidad, ya que se puede utilizar de manera independiente cada uno de sus dos cuerpos como gargantilla o incluso como pulsera. Cabe la opción además de extraer los diamantes y poder utilizarlos por separado en alguna otra joya.

Fue la utilizada por la Reina Fabiola en su boda con el Rey Balduino y posteriormente la usaría su cuñada Paola a modo de gargantilla. Su uso está reservado únicamente para las consortes y la actual Reina Matilde utilizó el conjunto completo por primera vez en 2015, en el 75 cumpleaños de Margarita de Dinamarca. La esposa del Rey Felipe de Bélgica es la primera consorte belga del país, por lo que en ella la tiara cobra todavía mayor significado.

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Reina Silvia de SueciaRealeza

Reina Máxima de HolandaRealeza

Reina Mary de DinamarcaRealeza

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Reina Ana María de GreciaRealeza

Gran Duquesa María Teresa de LuxemburgoRealeza

Reina Matilde de BélgicaRealeza

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