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Pese a que el Príncipe Harry y Meghan Markle habían especificado que no querían regalos de boda y que, en cualquier caso, preferían que se hiciesen donaciones benéficas, hay una persona que ha decidido pasar por alto tal requerimiento. Se trata de la Reina Isabel II, que lejos de la imagen de sencillez que proyecta la joven pareja, ha decidido regalarles una de sus propiedades en Sandringham.
Se trata de una pequeña residencia llamada York Cottage, situada en el Condado de Norfolk y que aunque actualmente está ocupada por oficinas, ya fue ocupada hace muchos años por miembros de la Familia Real. En concreto el propio padre de la actual monarca, el Rey Jorge VI, y los padres de éste, el Rey Jorge V y la Reina María.
Se trató del regalo de bodas que el Rey Eduardo VIII hizo a su hijo y a su nuera en 1893. Los por entonces Duques de York convirtieron el lugar en su residencia habitual hasta 1925 y allí fue donde nacieron y se criaron sus seis hijos (incluidos Jorge VI y Eduardo VIII, padre y tío respectivamente de la actual soberana inglesa).
Un lugar "desafortunado y triste"
Al Rey Jorge V le gustaba mucho York Cottage por ser un lugar pequeño y tranquilo. Sin embargo, su tamaño fue uno de los principales inconvenientes para muchos de sus parientes. Sin ir más lejos, para su propia esposa, la Reina María, que siempre odió la que fue su residencia durante más de treinta años. Lo mismo le ocurría a la Reina Victoria, que lo consideraba un lugar " desafortunado y triste " y cuyas pequeñas habitaciones, sinuosos pasillos y malos olores le generaban un gran malestar.


