UN TERREMOTO

Leonor de Suecia protagoniza el bautizo de su hermana Adrienne: descalza y sin parar quieta

La hija mayor de Magdalena de Suecia y Chris O'Neill hizo gala de su carácter rebelde en el bautizo de su hermana Adrienne.

Guillermo Álvarez 08 Junio 2018 en Bekia

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Galería: Bautizo de Adrienne de Suecia

Este viernes 8 de junio tuvo lugar el bautizo de la Princesa Adrienne de Suecia en el Palacio de Drottningholm. Para la ocasión se reunió la Familia Real Sueca al completo salvo la Princesa Estela, que causó baja por enfermedad. Así, menos la mayor, se dejaron ver todos los nietos del Rey Carlos XVI Gustavo, y teniendo en cuenta que la segunda es la Princesa Leonor, que tiene 4 años, y el menor, Gabriel, que hasta el 31 de agosto no cumple su primer año de vida, estaba claro que la Iglesia del Palacio de Drottningholm no iba a ser un lugar tranquilo durante la hora escasa que duró la ceremonia.

La Princesa Adrienne llegó en brazos de su madre, la Princesa Magdalena, que caminaba junto a Chris O'Neill, la Princesa Leonor y el Príncipe Nicolás, que iba cogido por su padre. La niña estaba tranquila y se portó muy bien en la mayor parte de la ceremonia litúrgica salvo en algunos momentos en los que lógicamente se echó a llorar.

Ojalá se hubiera podido decir lo mismo de Leonor de Suecia. Al comienzo de la misa estaba calmada, no como su hermano Nicolás, que no se quería sentar. El tiempo fue pasando, y cuando el religioso Johan Dalman llamó a los niños para que se acercaran a la pila bautismal para echar agua, la Duquesa de Gotland empezó a perder la tranquilidad.

Hacia la mitad del bautizo, la Princesa Leonor ya estaba por los suelos, y lo que es más curioso, descalza. O no le apetecía llevar zapatos o le molestaban, así que directamente se los quitó y se negó a calzarse de nuevo. Entre salto y salto volvió al suelo, y si estaba un poco más tranquila cogía el abanico que le habían dado y tampoco paraba con él. En un momento dado se acercó al Príncipe Nicolás, le cogió por el cuello y dio unas palmas frente a su cara, momento en el que Chris O'Neill puso un poco de orden.

Como ya le dan por imposible, la Duquesa de Gotland paseaba por la parte central del templo como si fuera su casa, y no se quedó sentada ni cuando fue el turno del Rey Carlos XVI Gustavo, que impuso la Orden de los Serafines a su séptima nieta. Sin cortarse, Leonor de Suecia se puso a dar vueltas alrededor de su madre, que sostenía a la Princesa Adrienne y no podía parar de reírse.

A las 12:50 horas salieron de la Iglesia, y aunque debería haberse puesto los zapatos, la niña se negó y paseó descalza pese a que el suelo de Drottningholm es de gravilla y no es especialmente cómodo. A la hora de posar para la foto de los cinco miembros de la familia Bernardotte-O'Neill, no hubo forma de que se estuviera quieta, y ya para la imagen de ambas sagas unidos más los padrinos y madrinas, se escondió detrás de su madre, haciendo caso omiso a los fotógrafos que gritaban su nombre. Al final, le han dado también por imposible.

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