El Duque de Edimburgo siempre fue un hombre de acción. Cuando era el Príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca o el Teniente Mountbatten, o incluso cuando se convirtió en Duque de Edimburgo y más tarde también en el Príncipe Felipe de Reino Unido. El consorte buscaba estar ocupado, tener actividades oficiales y extraoficiales. Ha sido un hombre extremadamente activo e imparable, lo que quizás ayuda a explicar su longevidad.
El Duque de Edimburgo durante la cesión del cargo de Coronel en Jefe del Regimiento 'Los Rifles'Sin embargo, en 2017 se obligó a parar. Con 96 años alcanzó la jubilación y se retiró en Wood Farm, una residencia ubicada en los terrenos de Sandringham. Allí podía mantenerse alejado del bullicio de Buckingham Palace y Windsor Castle y apartarse de los compromisos de la Reina Isabel, cada vez menores, pero existentes al fin y al cabo. Esa era su forma de lograr un descanso total y de no implicarse. En Wood Farm recibía visitas de familiares y amigos, leía, pintaba y en definitiva, hacía lo que le apetecía a cada momento. También conducía, lo que dejó de hacer cuando en enero de 2019 provocó un accidente del que salió ileso, pero que generó un enorme escándalo que le obligó a disculparse públicamente y a entregar su carné de conducir. Tenía entonces 97 años.
Windsor Castle, Balmoral y vuelta a Sandringham
En marzo de 2019, su plácida y relajada vida en Sandringham se interrumpió debido a la pandemia. Se decidió que la Reina Isabel y el Duque de Edimburgo se confinaran en Windsor Castle. Se creó allí la conocida como 'HMS Bubble', una burbuja de protección para mantenerles a salvo del contagio. ¿Estaba demasiado interesado el Príncipe Felipe en encerrarse lejos de Wood Farm? No especialmente, pero allí podía seguir con sus actividades y reencontrarse con la Reina.
Permanecieron en Windsor hasta que a principios de agosto de 2020 se marcharon a Balmoral para cumplir los deseos de la Monarca de pasar sus vacaciones en las Highlands como siempre ha hecho. ¿Quería ir allí el Príncipe Felipe? No, pero no le quedó otra opción. A cambio, Isabel II accedió a pasar la segunda quincena de septiembre en Sandringham con el Duque de Edimburgo. Eso sí, la concesión tenía un precio. Se informó al consorte que no era posible montar dos HMS Bubble y en octubre debía volver a Windsor Castle con la Reina. Se negó, pero no le hicieron caso.
La Casa Real Británica comunicó que la Monarca volvería a residir en Windsor Castle desde octubre de 2020 y que desde allí cumpliría ciertos compromisos en Buckingham Palace. Finalmente llegó el momento de partir de Sandringham, pero lo hizo sola. Si hay alguien que tiene influencia en Isabel II es el Duque de Edimburgo. Siempre le ha dejado claro que la Reina es ella y que él es el consorte, pero nunca ha escuchado a nadie como él y aunque el Príncipe Felipe ha tenido que ceder mucho, ha acabado consiguiendo lo que quería. Así ha ocurrido esta vez. La Reina ha vuelto a Windsor sola y ha dejado al Duque de Edimburgo tranquilamente en Wood Farm.
La Reina Isabel y el Duque de Edimburgo en Windsor Castle durante el confinamientoLo cierto es que sin compromisos oficiales, el Duque de Edimburgo necesita un personal mínimo, por lo que parece que sus peticiones (o exigencias) han sido escuchadas por la Reina y la Casa Real Británica y se le ha permitido quedarse en la que considera su casa. Terminó así una etapa de reencuentro para el longevo matrimonio. Han pasado 7 meses juntos día tras día, algo que no había pasado ni en los mejores momentos de su vida en común.
