CAMBIO DE PLANES

La decisión del Rey Carlos III con la que traiciona al Príncipe Eduardo y la voluntad del Duque de Edimburgo

El Rey Carlos III no pretende respetar la decisión del Duque de Edimburgo en relación al sucesor de su título.

Guillermo Álvarez 19 Noviembre 2022 en Bekia

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Para casarse con la entonces Princesa Isabel, el anteriormente conocido como Su Alteza Real el Príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca renunció a los títulos que le correspondían desde su nacimiento. Philip Mountbatten recibió de Jorge VI la dignidad de Alteza Real el 19 de noviembre de 1947, así como los títulos de Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón Greenwich el mismo 20 de noviembre de 1947, día en el que contrajo matrimonio con Isabel. Casi 10 años más tarde, el 22 de febrero de 1957, fue nombrado Príncipe de Reino Unido por una Carta Patente de Isabel II, que señaló que su consorte debía ser conocido desde entonces como Su Alteza Real el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo.

El Duque de Edimburgo llevó con orgullo su título principal, que ostentó durante 73 años y más de 4 meses. A su muerte, sus dignidades recayeron en su heredero, el entonces Príncipe Carlos, II Duque de Edimburgo de la creación de 1947. Sin embargo, al subir al trono el 8 de septiembre de 2022, el título volvió a la Corona, necesitándose otra creación para poder ser ostentado por una persona distinta al Rey. Se esperaba entonces, una vez convertido en Monarca y quizás después de haber dejado pasar un tiempo prudencial, que Carlos III cediera la dignidad de Duque de Edimburgo a su hermano pequeño, el Príncipe Eduardo. Sin embargo, no va a ocurrir.

Si bien se esperaba que ocurriera, fuentes de la Casa Real Británica han señalado a Daily Mail que el Rey quiere que la Monarquía sea más reducida, por lo que no tiene sentido otorgar a su hermano pequeño el Ducado de Edimburgo. El motivo es también que el Príncipe Eduardo, que ostenta la dignidad de Conde de Wessex y de Conde de Forfar, tiene un hijo varón y por tanto un heredero, James Mountbatten-Windsor, por lo que después del Príncipe Eduardo, un título de la Corona tan importante como el Ducado de Edimburgo seguiría en manos de un royal nieto de Isabel II y sobrino de Carlos III, pero alejado de la línea de sucesión y sin dedicar su vida al servicio a la Casa Real Británica.

Las mismas fuentes señalan que esto fue aceptado por el Conde de Wessex cuando acordó con ocasión de su boda que sus hijos no serían Príncipes y Princesas, como legalmente les correspondería, sino que llevarían el tratamiento asociado a los vástagos de un Conde. Se habla también de un cambio de política al recordar que si bien las hijos del Príncipe Andrés son Princesas de York, en aquel tiempo no existían esos planes para una Monarquía pequeña que es uno de los símbolos del reinado de Carlos III.

Lo que olvida el Rey Carlos III

Lo que olvida esa fuente palaciega y también el Rey es que el Príncipe Felipe prometió a su hijo Eduardo que sería él quien le sucedería como Duque de Edimburgo. El Príncipe Eduardo y Sophie Rhys-Jones recibieron la propuesta del Duque de Edimburgo y no dudaron en aceptarla, siendo así ellos los herederos de su legado tanto en el título como con el prestigioso premio Duque de Edimburgo, del que se encarga el Conde de Wessex.

Además, el Príncipe Eduardo no quiso un ducado real, lo que le correspondía al casarse, sino que pidió a la Reina Isabel que le concediera la dignidad de Conde de Wessex, pensando eso sí que algún día heredaría de su padre el Ducado de Edimburgo. El compromiso estaba ahí y fue firmado por padre e hijo con el consentimiento de Isabel II, la entonces Reina, mientras que el por aquel tiempo Príncipe de Gales no parecía estar en desacuerdo.

De hecho, en 1999, cuando se casaron los Condes de Wessex y se acordó lo que ocurriría con la sucesión, se emitió esta declaración: "La Reina, el Duque de Edimburgo y el Príncipe de Gales acordaron que el Príncipe Eduardo recibirá el Ducado de Edimburgo a su debido tiempo cuando el título actual que ahora tiene el Príncipe Felipe vuelva a la Corona".

De este modo, el Rey Carlos ha faltado a los deseos de su padre en cuanto a la sucesión, a lo que acordó él mismo y con lo que estaba de acuerdo su madre, Reina en aquel momento, y ningunea a su hermano pequeño con la excusa de una Monarquía adelgazada, si bien, que en el futuro su sobrino James sea Duque de Edimburgo no implicaría que tuviera que formar parte de la Casa Real Británica. Además, el Rey Carlos ha decidido ostentar él mismo el Ducado, que posee desde la muerte de su padre, fallecido el 9 de abril de 2021 a los 99 años, pero no lo usará.

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