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El Rey Juan Carlos continúa intentando mejorar la imagen de la Monarquía Española, muy dañada por los últimos escándalos de los Duques de Palma o su propia cacería con la princesa Corinna. Buena prueba de la delicada situación de la institución es que el jefe del estado se encuentra veraneando solo en Palma de Mallorca: a las ausencias de las infantas de la isla balear -la infanta Elena se fue nada más llegar la princesa Letizia- se suma la marcha de la Reina Sofía y los Príncipes de Asturias a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Don Juan Carlos, que recibirá a Mariano Rajoy el martes en su tradicional despacho veraniego, aprovechó la soledad para telefonear el viernes al tenista Rafa Nadal e invitarle a una cena para mostrarle su apoyo en un momento delicado para el tenista (tuvo que rechazar participar en los Juegos por una lesión).
Una cena muy campechana
La cena nos dejó una imagen insólita : el Rey con un atuendo muy casual, una camisa de rayas, cenando con el tenista y su novia, Xisca Perelló, así como Mikel Sánchez y Eduardo Anitúa, ambos médicos que han tratado a Nadal en algún momento, y sus respectivas esposas.
Lo hicieron en un restaurante de Calvià de cocina mediterránea, ambiente informal y precio medio de una manera a la que no nos tiene acostumbrado: en la terraza y rodeados por el resto de clientes del local sin ninguna separación de por medio.
Queda claro que Don Juan Carlos quiere recuperar la cercanía con el pueblo y aquella controvertida imagen de Rey campechano que todavía muchos recuerdan.

