La Reina de Gran Bretaña ha tenido que renunciar a seguir conduciendo por motivos de seguridad.
A punto de cumplir 93 años, la salud de la Reina Isabel II es admirable, no obstante el accidente de su consorte ha hecho replantearse a la Monarca si está en edad de seguir conduciendo por carreteras de uso público. Felipe de Edimburgo sufrió un choque con su vehículo en enero de 2019, que provocó heridas en las dos personas del otro coche, lo que le llevó a entregar de forma voluntaria su carné de conducir. Aunque la Reina no tenga carné, ya que nunca ha tenido que superar ningún tipo de examen para poder manejar un vehículo, ha decidido seguir el ejemplo del Duque de Edimburgo y reservar uno de sus mayores hobbies para el ámbito privado.
El consejo de su equipo de seguridad recomendó a la Reina más longeva de la Monarquía Británica conducir sus Land Rovers y Jaguars exclusivamente por carreteras privadas, según ha publicado el diario The Sunday Times. Para poder acudir al resto de lugares, contará con un chófer que llevará a ella y al Príncipe Felipe a sus citas oficiales o personales. La Soberana es la única persona en Reino Unido que tenía la posibilidad de conducir por las calles de su país sin licencia, pero tras la noticia de The Times ya se sabe que solo "podrá seguir conduciendo por aquellas carreteras que sean privadas".Su gran pasión
La Reina Isabel II aprendió a conducir durante la Segunda Guerra Mundial, con 18 años cuando ingresó en el Servicio Territorial Auxiliar de Mujeres. Ahí tuvo la oportunidad de formarse como mecánica y por supuesto conductora, algo que hizo que su pasión por los coches floreciese. Su amplia colección lo demuestra, ya que cuenta con distintos modelos de Bentley, Jaguar, Land Rover y Range Rovers. Un surtido de vehículos de alta gama que suman más de 10 millones de euros, digno de una Reina.
Su independencia en la conducción no se extendía a los actos oficiales, donde según el protocolo debe aparecer conducida por un chófer. Pero el poderío de la Monarca junto a su pasión por los vehículos de cuatro ruedas dejó perplejo al que fue Rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdulaziz, que en una ocasión pudo gozar de un paseo por los alrededores del Castillo de Balmoral con la Reina Isabel II al volante.