FAMILIA REAL

El pecado de la Reina Letizia

La polémica estaba servida al ver al Rey Felipe y a sus hijas santiguarse en la misa por el Día de Santiago mientras Doña Letizia evitaba hacerlo. Pero... ¿debería haber polémica? La respuesta es no.

Guillermo Álvarez 27 Julio 2022 en Bekia

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La Reina Letizia, antes Princesa Letizia y antes de eso Letizia Ortiz Rocasolano, sabe lo que es enfrentarse a las críticas. Cuando se anunció su compromiso con Don Felipe hubo quien se alegró, quien sintió indiferencia y quien se indignó por la elección del entonces Príncipe de Asturias como su esposa y futura Reina de España. Aquel 'déjame terminar' en la pedida de mano el 6 de noviembre de 2003 daba la razón a los detractores, y eso que lo que quería Doña Letizia era terminar una frase en la que elogiaba a la Reina Sofía y dejaba claro que quería seguir su "impagable ejemplo". No hay que olvidar que Doña Letizia estaba en pleno discurso y fue interrumpida por Don Felipe. Al decirle esa frase, el entonces heredero se rio, se lo tomó con humor, no así los desde entonces enemigos o poco amigos de Doña Letizia.

Doña Letizia cae bien a unos, mal a otros, sea por ser republicanos o porque no les gusta la Reina Letizia. La Reina es consciente de que no se puede caer bien a todo el mundo, pero que tiene que intentar gustar a la mayoría. ¿Lo consigue? Depende de a quién se pregunte. Lo que además tiene claro es que el tiempo de las apariencias terminó y que puede cumplir con su deber sin mostrar lo que no es.

Decía su tía Henar Ortiz que, que ella supiera, Doña Letizia era católica de eventos, como otros muchos. Es decir, aquella persona que va a misa en bodas, bautizos, comuniones y funerales. Sin embargo, vio la luz cuando conoció a Don Felipe y se sintió más católica que nunca. Si aquello era verdad o era mentira, ella lo sabe, pero hay que tener en cuenta que en aquel momento tenía que cumplir y casarse por la Iglesia con el que estaba llamado a ser Rey de España. Lo cierto es que en los primeros años parecía más cómoda con actos religiosos, hasta que se lo ha tomado como parte de su labor. Participa en ellos como miembro de la Familia Real de un país de tradición católica pero que se define como aconfesional. De hecho, la Constitución Española señala que "ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones".

Y así, mientras Don Felipe es y se siente católico, no es el caso de la Reina Letizia, lo que ha quedado demostrado durante la Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago que tuvo lugar el 25 de julio de 2022 en Santiago de Compostela. Ese mismo día de 2021, la Familia Real estuvo presente en la celebración por el Año Xacobeo. Al haberse prorrogado una año más de forma excepcional debido a la pandemia, los Reyes Felipe y Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía regresaron a la capital gallega para presidir esta Ofrenda Nacional en honor al Patrón de España. Los Reyes y sus hijas ocuparon sus asientos en el presbiterio de la catedral de Santiago, donde tras la lectura del Evangelio el Rey intervino para ofrecer unas palabras: "La Corona cumple, en este Día de Santiago, con una tradición muy querida que mantiene desde 1643, en tiempos de Felipe IV, y que se adapta a los tiempos sin dejar de respetar y perfeccionar su esencia. De ahí, nuestro compromiso con esta ofrenda en el día que celebramos el Santo Patrón de Galicia y de España".

La libertad de la Reina Letizia para santiguarse o no

Y eso es, la Corona cumple, y por eso estaban allí los Reyes y sus hijas, y efectivamente se adapta a los tiempos, y al adaptarse a los tiempos a nadie puede molestarle lo que hizo la Reina Letizia, que cuando llegó el momento no se persignó como sí hicieron el Rey Felipe, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Eso sí, Doña Leonor y Doña Sofía no lo hicieron demasiado bien, por lo que parece que tampoco tienen mucha experiencia en santiguarse.

Las cámaras captaron ese momento y las reacciones no se hicieron esperar. Desde las alabanzas de unos a las críticas de otros. ¿Hay razón para la crítica? Evidentemente es libre, pero Doña Letizia está cumpliendo con ese compromiso con la Corona del que habló Felipe VI presentándose en Santiago y haciendo todo lo que se espera de la Reina en esa circunstancia. Asistió a misa y saludó a las autoridades eclesiásticas, pero no tiene por qué santiguarse, ni por qué rezar, tan solo mostrar el respeto debido cuando se está en una misa, igual que durante el desarrollo de otros actos a los que acude. Y mostrar respeto no quiere decir tener que santiguarse.

España es un país aconfesional y el Rey no es el jefe de la Iglesia, como ocurre en países como Reino Unido o Noruega, en los que el Monarca también ostenta esta posición. Doña Letizia puede ser atea, agnóstica, indiferente, creyente no practicante o creyente y además prácticamente. Lo que no pueden sus creencias es interferir en su papel como Reina de España, y en este caso en el que tanto ruido ha habido por no querer persignarse, que lo haga o no no debería molestar a nadie. El pecado de la Reina Letizia no es tal. Puede gustar más o menos, pero no hay espacio para la polémica al menos con este asunto.

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