Kate Middleton ha dejado de ser la figura más valorada de la familia real británica. La Princesa de Gales, que en 2024 lideró la encuesta anual incluso en medio de su tratamiento contra el cáncer, ha cedido el primer puesto a su marido, el Príncipe Guillermo. Un cambio que ha sorprendido a muchos, aunque la diferencia entre ambos sigue siendo mínima.
El Príncipe de Gales ha obtenido un 74% de aceptación por parte de los británicos encuestados, frente al 71% de Kate. Aunque ella baja un escalón, sigue siendo una de las royals más queridas, y su presencia pública continúa generando admiración. El resultado refleja también el respaldo que recibe Guillermo en un momento clave para su papel institucional.
La encuesta, elaborada por la empresa YouGov, se ha convertido en un termómetro anual de la popularidad de los Windsor. Este año, la medalla de bronce vuelve a ser para la Princesa Ana, que mantiene su posición con un 70% de apoyo. La hermana del Rey Carlos III es reconocida por su compromiso constante con la agenda oficial y por su papel como apoyo silencioso del monarca.
Fuera del top 3 se encuentran el Rey Carlos y la Reina Camilla. El soberano ha obtenido un 59% de aceptación, cuatro puntos menos que el año anterior. Camilla, por su parte, ha subido ligeramente hasta el 43%, aunque sigue lejos de los primeros puestos. Entre ambos se han colado otros miembros como Eduardo y Sophie de Wessex, que siguen ganando puntos por su discreto pero firme respaldo a la Corona.
En la parte baja del ranking, los resultados no sorprenden. El Príncipe Harry ha recibido solo un 28% de valoraciones positivas, mientras que Meghan Markle se queda en un 20%. El peor parado vuelve a ser el Príncipe Andrés, con apenas un 5% de aprobación. Su vinculación con escándalos pasados sigue pesando en la percepción pública.
Un año de cambios en la imagen de los Windsor
La encuesta de YouGov, publicada este agosto, refleja cómo la percepción de los británicos hacia su familia real evoluciona con el tiempo. Aunque Kate Middleton sigue siendo una figura muy querida, el ascenso de Guillermo confirma que el futuro de la monarquía se construye en pareja. Y que, incluso en tiempos de discreción, los gestos cuentan.