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Más de seis meses después de su romántica boda con el Príncipe Harry, parecía que el idilio entre la prensa internacional y Meghan Markle no tenía fin: todos alaban su estilo, su forma de ser, su espontaneidad... Pero dicho idilio parece haber llegado ahora a su fin precisamente por esos mismos motivos. Lo que antes gustaba de la Duquesa de Sussex ahora empieza a ser un problema.
Hace unos días saltaron las alarmas al conocerse que su asistente personal - la misma que había gestionado todo el problema relacionado con la familia Markle antes del enlace - había dimitido de manera voluntaria por el supuesto "carácter fuerte" de Meghan Markle. A partir de entonces se abriría una caja de truenos informativa en la que ha empezado a salir a la luz cómo es en realidad la nuera favorita del Príncipe de Gales.
Lo último en conocerse es que es ella misma quien escribe sus discursos. De primeras podría parecer algo positivo puesto que muestra independencia de criterio, pero cuando uno es miembro de una Familia Real no está bien visto ser independiente. Todos los discursos de los Windsor están supervisados desde Buckingham y no se permiten ni una sola ruptura de criterio.
La situación va de mal en peor
Todo esto se une a los continuos enfrentamientos (no explícitos) entre Meghan Markle y la Reina de Inglaterra. Al parecer, Isabel II no aprueba las decisiones estilísticas de la mujer de su nieto : considera que viste demasiado como una estrella de Hollywood y muy poco como una Royal. ¿Empezará la Duquesa de Sussex a cambiar o mantendrá su reivindicativa rebeldía?


