Nadie se podía imaginar que cuando Aída Nizar decidiera exportar todo su talento a Italia, iba a revolucionar el país. Su participación en 'Grande Fratello' termino algo pronto, pero por medio consiguió la expulsión disciplinaria de uno de sus compañeros y una nominación directa para ella. El día que volvió a plató, media Italia la recibía como a una estrella y al grito de "tongo", pidiendo su vuelta al reality. Sin embargo, Nizar se ha sabido adaptar a la farándula italiana y no para de ser noticia.
Aída Nizar bañándose en La Fontana di Trevi. Foto: InstagramLa última, captada por una bloguera, era Nizar siendo perseguida por las fuerzas del orden. El motivo fue hacer algo prohibidísimo: meterse a la Fontana di Trevi: "Porque Aída siempre lucha por el sueño que se merece. Estoy en la Fontana di Trevi para adorar mi vida. Se me hace loco en este momento. Nos encanta nuestra vida. Nunca renunciaré a Aída", decía. Tras esto, se metió dentro de una de las fuentes más famosas del mundo y se estuvo paseando por el a, algo que no está permitido y, además, tiene pena de multa.
Al llegar la policía, ella les dijo: "Pero, ¿no sabes quién soy? Yo trabajo en televisión y esto es muy bonito. Usted sabe perfectamente que soy la mujer que ama su vida", decía. Pero el hecho de adorar su vida no la eximió de salirse de la fuente con una multa de 450 euros. Pero, la de Valladolid, también quería con este acto, hacer un gran homenaje a la actriz Anita Ekberg ya que lucía un vestido del mismo color que la actriz, que aparecía bañándose en la Fontana di Trevi en la película 'La Dolce Vita'.
Otro video tras la maravillosa escena
Tras el refrescante baño en una de las fuentes más famosas del mundo y después de haber pagado 450 euros por ello, Nízar decide ir a una cafetería y derramarse por el pelo una botella de lo que podría ser agua. Mientras, repite una y otra vez esos mensajes en los que asegura que adora su vida y que es la más feliz del mundo mundial. Tras ella, varios curiosos la miran y se ríen del espectáculo que está dando, ya que no es muy normal encontrarse a alguien gritando a los cuatro vientos que adora su vida y derramando botellas por su cabeza. Lo que está claro es que Aída sabe muy bien qué teclas tocar para seguir en el ojo del huracán.
