ENTREVISTA BEKIA

Robert Hardman: "El gran logro de la Reina Isabel II fue mantener la Monarquía relevante, popular y moderna"

Entrevistamos al autor de 'Isabel II: Vida de una reina' para hablar del libro, de la Reina Isabel II, del Rey Carlos III y de la Monarquía, también de la Española.

Guillermo Álvarez 04 Diciembre 2022 en Bekia

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La Reina Isabel fue una Monarca irrepetible. No nació para reinar, por lo que aquel 21 de abril de 1926 vino al mundo Su Alteza Real la Princesa Isabel de York, hija primogénita de los Duques de York, nieta del Rey Jorge V y sobrina del Príncipe de Gales, después Rey Eduardo VII y finalmente Duque de Windsor. Fue precisamente la abdicación de su tío David, de tan efímero Monarca, lo que llevó a su padre al trono antes del final de 1936. 15 años después, el 6 de febrero de 1952, la muerte de Jorge VI le colocó al frente a la Monarquía de las Monarquías. Isabel II comenzaba un reinado que duró 25863 días, es decir, 70 años y 214 días, y que terminó con su muerte, acaecida el 8 de septiembre de 2022.

Robert Hardman, periodista y escritor que ha seguido a la Casa Real Británica durante décadas, escribió 'Isabel II: Vida de una reina', biografía de la Monarca que más años sirvió en Reino Unido y que contó con el segundo reinado más largo de la historia por detrás de Luis XIV, si bien Isabel II fue una Soberana adulta, mientras que el Rey Sol fue Monarca desde que nació. Era un tributo para esa Reina que en 2022 celebró por primera vez en Reino Unido un Jubileo de Platino. Sin embargo, cuando su obra llegó a España fue además un tributo a su vida, a esa Reina que se había ido ya. Bekia se reunió con el autor en una lluviosa tarde en Madrid para hablar sobre 'Isabel II: Vida de una reina' y sobre la Monarquía que fue, la que dejó y la que será.

Bekia: ¿Cómo era la Reina Isabel en las distancias cortas?

Robert Hardman: La Reina siempre tenía actitud positiva. Tenía un gran interés por la gente. No es que le gustara criticar o saber más de lo que debería, sino que quería saber de verdad cómo se encontraba la gente. Era muy cristiana, sabía perdonar, tenía un gran sentido del humor y siempre era consciente de que era la Reina. A veces había quien cometía el error de, si ella estaba muy amistosa, podían equivocarse pensando que esto era familiaridad, pero ella era consciente de que siempre tenía que mantener un cierto nivel de reserva. Era una Monarca que fue jefa de Estado de más países que nadie en su tiempo, pero era muy modesta y humilde, también muy considerada. No le interesaba la esfera pública, lo que era el famoseo. Fue lo que dijo el Príncipe Guillermo, que ella no tenía interés en la celebridad, para ella la Monarquía no tenía que ver con eso. Todo ella era la Isabel pública, la privada era mucho más cálida.

B: Precisamente cálida fue la palabra que expresó Meghan Markle para referirse a cómo fue la Reina Isabel con ella, dejando ver efectivamente que en privado era más cálida y afectuosa

R.H. Esto lo descubrió Meghan, si bien no tuvieron demasiado tiempo para conocerse y establecer una relación porque Meghan estuvo muy poco tiempo en la Familia Real Británica antes de la muerte de la Reina Isabel. La Reina siempre fue muy cariñosa con Meghan porque adoraba a Harry, y si Meghan hacía feliz a Harry, ella estaba encantada. Pero no creo que Meghan llegara a conocerla bien.

B: ¿Qué hizo la Reina Isabel por la Monarquía?

R.H. Con la Monarquía en general hizo muy buena publicidad a nivel global porque mostró que la Monarquía podía ser moderna en el mundo democrático contemporáneo y que este modelo decimonónico tradicional seguía teniendo un valor porque representaba la estabilidad y la continuidad de una manera que no existe en los países que no tienen Monarquía. Eso no quiere decir que no sean buenos países o que no tengan buenos sistemas porque hay muchas repúblicas que están encantadas de serlo y no necesitan un Monarca para ser prósperos y estables, pero la monarquía ayuda. Cuando estaba escribiendo esto hablé con George W. Bush y esto fue una semana o algo así después de el asalto al Capitolio. Fue en un momento en el que veías a esas multitudes que casi se hacen con el poder y hablamos de eso y él me decía 'creo que eso no podría pasar en Gran Bretaña porque allí tenéis una separación del Gobierno y luego la Monarquía. Entonces es como una válvula de presión, como por ejemplo se podía ver en Gran Bretaña, con todo el mundo está furioso indignado con el Gobierno que presidió brevemente Liz Truss. Al margen de ser de izquierdas o de derechas, más o menos todo el mundo está indignado con los políticos, pero no lo están con la Monarquía porque pueden ver que es una entidad separada. Esto no es así siempre, hay monarquías que se meten en problemas, pero en general es un sistema que ha funcionado. Y para responder a tu pregunta, esto es lo que ha hecho bien para la Monarquía en general y también ha sido buena para la Monarquía Británica. Pasó de una institución que era muy popular cuando subió al trono en 1952 y 70 años después seguía siendo muy popular. Podría haber habido una decadencia, como dijo el Príncipe Felipe cuando le pude entrevistar hace unos años, que la razón por la que caen las monarquías no es por las revoluciones, bueno, a veces sí, pero en general no es porque la gente asalte los palacios, sino porque se van volviendo irrelevantes, y por tanto innecesarias. Cuando eso pasa, se acaba el entusiasmo por la Monarquía. Su gran logro fue mantener la Monarquía relevante, popular y moderna. Era una Monarca muy moderna incluso cuando era muy mayor.

B: Desde luego solo la Reina Isabel podía haberse tomado un té con paddington...

R.H. Fue un gran momento. Y 10 años antes habíamos visto a la Reina Isabel con James Bond. Otra cosa que me dijo Bush es que ella se toma su trabajo en serio, pero no se toma a sí misma tan en serio. Podíamos ver momentos como el de Paddington, pero esto no podría haber pasado 30 o 40 años antes, y mostró la autoconfianza que tenía la Reina y cómo habían cambiado Reino Unido y las expectativas. Así se va a recordar a la Reina, no su coronación, sino cuando tomó el té con Paddington. Los días después de su fallecimiento llamaba la atención el seguimiento que hubo tanto en el país y en mensajes de algunos niños salía una imagen de Paddington. Parece que le iban a poner una estatua, y eso que ella odiaba las estatuas, pero igual la tenían que poner en Paddington.

B: Como dice en el libro, a Isabel II le gustaba su trabajo ¿cómo se reflejaba su pasión por ser Reina?

R.H. Se reflejaba en que incluso cuando las cosas iban muy mal, en los momentos difíciles, como por ejemplo en los años 90 del siglo XX, cuando hubo unas crisis muy graves, ella podía ver cómo era importante y su actuación marcaba una diferencia. Uno de los momentos más complicados fue con los problemas entre Carlos y Diana, cuando ardió Windsor Castle o con los ataques que sufrió de los medios. Mientras tanto ella por ejemplo visitó oficialmente Rusia, que fue la primera Monarca en ir a Rusia, estableciendo relaciones tras la caída de la URSS, o la relación que creó con Nelson Mandela, que llegaron a ser buenos amigos. Mientras algunas cosas iban mal, otras bien bien. Lo que realmente quería hacer era tomar un poco de distancia y no centrarse en lo malo. No es que se quedara pensando en la Princesa Diana o en Meghan Markle... Durante 70 años hay muchos más momentos buenos que malos y por eso al final ella era una persona optimista y positiva. Le gustaba estar con la gente y saber qué les motivaba y le fascinaban los políticos. No es que le gustara la política, de hecho como Monarca no podía participar en ella, o la bolsa, pero le interesaba por qué un político actuaba de una manera o de otra, así que en general tenía una genuina curiosidad por todo y si tienes esta curiosidad y eres reina es una buena combinación. La Reina tenía mucha información por los servicios de inteligencia y su gabinete, así que era como una Reina casi ejecutiva. Hay quien piensa que era solo decorativa o simbólica, que en rigor es lo que era, no podía tomar decisiones ejecutivas sobre política, pero siempre estaba presente para asesorar, como a todos los Primeros Ministros que iban a visitarla y a consultarle. Yo creo a todos nos gusta sentirnos útiles, no ser irrelevantes y ella sabía que era útil.

B: Se ha hablado mucho sobre la relación de la Reina Isabel II con sus Primeros Ministros. De haber tenido tiempo, ¿cómo se hubiera llevado Liz Truss, su Primera Ministra número 15 y la última de su reinado?

R.H. Habrían tenido una relación muy correcta por sus relaciones con sus Primeros Ministros siempre fueron correctas, aunque creo que hubiera estado muy decepcionada con Liz Truss porque ella tenía la expectativa de que quien llegaba a ese cargo iba a hacer bien su trabajo, y no creo que se pueda decir esto de Liz Truss. Pero se lo habría tomado con filosofía y pensaría, 'típico de los políticos. Hay que nombrar a otro'. Lo que más le preocupaba es que hubiera un gobierno que funcionara bien. No le preocupaba quién estuviera al mando, pero sí quería que los británicos de a pie no tuvieran que preocuparse por un Gobierno que no funcionara. No tenemos unos cambios de Primer Ministro tan rápidos como pueda pasar en Italia o en Alemania, que estuvieron meses antes de poder formar un Gobierno, o Bélgica. Así que no es algo tan raro, pero sí que es raro en Reino Unido. La Reina siempre opinó que no podía participar en política, pero sí podía hacer que funcionara el proceso. Por ejemplo cuando dimitió Boris Johnson como líder del Partido Conservador, él se quedó como Primer Ministro en funciones hasta que se eligiera a otro líder, que fue Liz Truss, pero la Reina era muy consciente de que durante esos dos meses no había Primer Ministro en realidad y que no podían pasar cosas y lo consideraba un caos. Dijo claramente que era muy importante que el Partido Conservador eligiera rápidamente a un nuevo líder para nombrar a esa persona inmediatamente Primer Ministro. Aunque ya no estaba bien en ese momento, llevaba un tiempo enferma, el plan que tenía era volver de Escocia en tren para poder llegar a nombrar al Primer Ministro. Recuerdo haber preguntado a su equipo que por qué iba a viajar la Reina a Londres en lugar de que fueran la Primera Ministra entrante y el Primer Ministro saliente a Escocia, y su respuesta es que la Reina no quería que se tardase más cuando se hubiera elegido al Primer Ministro. Ella quería nombrar a la persona elegida nada más haber sido designada como líder para que pueda empezar a trabajar. Pero cuando los días se fueron acercando, el médico le dijo que no podía viajar a Londres. Ella quería despedirse apropiadamente de Boris Johnson, al que había nombrado oficialmente. Y así, la última imagen con vida de Isabel II fue en el nombramiento de Liz Truss. Aquello fue algo muy difícil para ella porque estaba muy débil. No sé la medicación que estaba recibiendo, pero necesitó mucha energía para participar en esos actos. Al día siguiente estaba más débil y al siguiente falleció. Lo que podemos tener claro es que para ella era su obligación nombrar a un nuevo Primer Ministro, lo hizo y a los dos días falleció.

B: ¿Tenía la Reina Isabel II alguna enfermedad concreta o era su avanzada edad lo que le llevó a la muerte?

R.H. El equipo médico dijo que había sido la edad. Cuando la gente vive tantos años pueden tener muchos problemas de salud, pero se vio una decadencia en su salud durante el último año. Tenía casi 100 años, y lo que sabemos es que de la cabeza estaba completamente lúcida hasta el final. Físicamente cada vez le costaba más cumplir con sus obligaciones, así que fue delegando en el entonces Príncipe Carlos. Es el mejor Monarca que hemos tenido en Reino Unido porque ha participado en actos como la Apertura del Parlamento o participación en cumbres. Está muy bien formado y preparado como Rey. [Gyles Brandreth sostiene en su libro 'Elizabeth. An intimate portrait' que la Reina Isabel murió por un mieloma]

B: ¿Confiaba la Reina Isabel II en su hijo Carlos como sucesor?

R.H. Sí. En los últimos años fue delegando funciones y obligaciones en él. Todos los títulos y palacios se heredan, pasan de un monarca al siguiente, pero no ocurre lo mismo con el liderazgo de la Commonwealth. Cuando se creó la Commonwealth no se estableció que el liderazgo fuera hereditario. Cuando Isabel II llegó al trono solo había como 8 miembros, y según fue pasando el tiempo se hablaba de qué pasaría cuando falleciera la Reina y le suceda Carlos. Este tema fue sensible durante mucho tiempo y que generaba nerviosismo porque la Reina no era la Jefa de Estado de todos los países de la Commonwealth. Ella quería que Carlos le sucediera en la Commonwealth como líder, pero tenía que proponerlo en el momento adecuado. Eso ocurrió en 2018. Fue su última cumbre de la Commonwealth y allí ofreció un discurso en el que dijo que era su "sincero deseo que mi hijo continúe mi labor". Se debatió entre todos los estados miembros y hubo consenso. Todos estuvieron de acuerdo en que Carlos iba a ser el sucesor. No había ninguna obligación de aceptar. La mayor parte de estos países no tienen al Monarca británico como su Jefe de Estado, solo algunos como Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Jamaica y otros más y la mayor parte de la Commonwealth son totalmente independientes de la Monarquía, son repúblicas, pero todos estaban de acuerdo en tener a Carlos como jefe de la Commonwealth. La cuestión de que ella pidiera que fuera su sucesor mostraba que confiaba en él.

B: ¿Cuáles son los desafíos del reinado de Carlos III?

R.H. Tanto personales como políticos. Dentro de lo personal está ver qué movimientos realizan Harry y Meghan, qué sale en el libro de memorias, en el documental de Netflix. Puede ser un problema o no serlo. Quizás se contengan y no suelten más bombas como las que han venido soltado, con ataques contra la Institución, o quizás no ataquen más a la Familia Real Británica. El siguiente problema es el Príncipe Andrés, que es qué van a hacer con un hermano al que no se puede poner al servicio de la Casa Real, entonces está atascado y hay muy pocas alternativas para él. Luego hay unos problemas políticos porque hay países que tienen a Carlos III como su Jefe de Estado en los que se está debatiendo si quieren que lo siga siendo. No es porque tengan una posición contra Carlos, sino porque quieren avanzar, cambiar. En tiempos del reinado de Isabel II en Canadá hubo un movimiento republicano muy fuerte, que incluso en aquel momento el Primer Ministro de Canadá pensaba que había que abandonar la Monarquía, pero llegó la crisis del Watergate y Nixon dimitió y Canadá se dio cuenta de que quizás no era tan malo tener un Jefe de Estado que haga de contrapeso. De esta manera fue desapareciendo el sentimiento republicano en Canadá. Por otro lado, al entrar Gran Bretaña en la Unión Europea, estropeó las relaciones con aliados de la Commonwealth como Australia y Nueva Zelanda porque en estos dos países la agricultura tiene mucho peso y dependían de las exportaciones a Reino Unido. Al entrar en la U.E. se vio afectado y ambos países casi van a la quiebra. Además de eso, lo vieron como una forma de traición porque no hacía mucho tiempo que habían luchado con los británicos en la II Guerra Mundial y con esto sentían que Gran Bretaña se olvidaba de ellos e iba a ser amigo de Alemania y otros países europeos. Y ese proceso afectó a la Monarquía porque ella era la Reina de esos países también y no gustó ese movimiento y fue cuando creciendo los movimientos republicanos. Australia abandonó el 'Good save the Queen' como su himno nacional, pero al cabo de unos años se hizo un referéndum y ganó la opción de seguir siendo una Monarquía. Esa tendencia se ha desplazado al Caribe, donde hay una combinación de factores. Uno de ellos es el movimiento Black Lives Matter, los movimientos contra el pasado colonial y esclavista y lo que hemos visto en Barbados lo vamos a ver en más países. En Barbados por ejemplo Carlos III gusta, están muy contentos con él, y les encanta tenerle como invitado de honor, no es algo personal, pero no le querían como Jefe de Estado. Luego hay que sumar problemas como la crisis energética, la guerra o la crisis política, hay que ver cómo se va manejando todo. Puede haber quien diga que ya está bien con el Partido Conservador y que el Rey tiene que convocar elecciones. No creo que lo vaya a hacer, pero veo que le puede venir encima en algún momento. Si bien él diría que la política no es cosa suya, sino que lleva la estructura del Estado.

B: Una semana antes de la renuncia de Liz Truss, el Rey Carlos le recibió en audiencia y dijo al verla: ¿Otra vez aquí? ¡Oh, querida! ¿Qué quiso decir Carlos III con estas palabras?

R.H. Hay quien ha sugerido que estaba criticando a Liz Truss, pero solo estaba siendo amable y simpático, comentando algo mientras posaban para las cámaras. Era tan solo una pequeña charla, como cuando hablas del tiempo. Lo de 'otra vez aquí' es porque los Primeros Ministros son visitantes habituales.

B: ¿Qué opinión hay en Reino Unido sobre la Familia Real Española?

R.H. Lo que sabemos es que nosotros teníamos una Reina muy bajita y vosotros tenéis un Rey muy alto. Sabemos que tiene sus propios problemas constitucionales, algunas regiones en las que hay movimientos separatistas como País Vasco y Catalunya, del mismo modo que tenemos nosotros con Escocia. Sabemos que tenéis una Reina muy glamurosa y entendemos que esta Monarquía tiene problemas familiares, igual que la nuestra, pero que ellos se tienen que dedicar a cumplir su papel y que tienen un tipo de poder diferente, un poder blando. No pueden cambiar las cosas, pero tienen capacidad de influir. Todo el mundo en Gran Bretaña recuerda el momento en el que una joven Monarquía en España se vio en un golpe de Estado y el Monarca sale en la televisión y dio un mensaje al pueblo para calmar las cosas. Eso tuvo un efecto y queda en el recuerdo de la gente. Cuando alguien pregunta qué sentido tiene la Monarquía se responde que hay que mirar lo que hizo el Rey en España.

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