FAMILIA GRAN DUCAL

El enfado de María Teresa de Luxemburgo por los cambios que le afectan tras el Informe Waringo: "Es misoginia"

Los Grandes Duques de Luxemburgo han concedido una entrevista con motivo de su 40 aniversario. Han hablado de amor, de matrimonio, de familia y de responsabilidad.

G.A. 18 Febrero 2021 en Bekia

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Aunque Francia es una república asentada y jamás volverá la Monarquía, a pesar de las peleas por un trono inexistente entre tres dinastías, algunas revistas galas logran contar con el testimonio de miembros de la realeza reinante que confían en sus cabeceras para conceder entrevistas. Ocurre con Alberto y Charlene de Mónaco y ha pasado con Enrique y María Teresa de Luxemburgo. Con motivo del 40 aniversario de bodas de los Grandes Duques de Luxemburgo, casados el 14 de febrero de 1981, la pareja reinante habló con Paris Match para repasar su historia de amor, pero sin obviar otros temas más espinosos como la abdicación o algunas consecuencias del Informe Waringo, que destapó que había mucho que mejorar en el funcionamiento de la Casa Gran Ducal y que el comportamiento de María Teresa de Luxemburgo era cuestionable y reprochable.

Preguntados por el cambio de denominación de la Casa Gran Ducal a Casa del Gran Duque y sobre si por tanto las consortes no tenían un papel oficial, la respuesta de Enrique de Luxemburgo fue de defensa absoluta a su mujer: "El nombre se ha cambiado para centrarse en la función constitucional del Jefe de Estado, pero, para mí, la Monarquía debe ser llevada por la pareja reinante y la Familia Gran Ducal. Un poder con rostro humano, protector, que comparte el destino de todos. Tenemos la suerte de tener cinco hijos maravillosos y juntos estamos al servicio de Luxemburgo, para representarlo. Nuestra familia encarna la continuidad histórica y la independencia del país. Somos pareja, pero también una pareja al servicio del país. Cuando subí al trono en 2000, era obvio que la persona con la que iba a compartir mi vida me ayudaría en mis responsabilidades. Esta contribución es sumamente importante en la función real y la misión del Jefe de Estado. Francamente no habría podido realizar esta tarea, cargada de responsabilidades y sacrificios en términos de libertad, sin la mujer que amo a mi lado. Habría sido imposible, manifestó el Gran Duque.

La respuesta más llamativa fue sin embargo la de la Gran Duquesa, que mostró su enfado por unos cambios que han limitado su poder: "Tratar de reducir la institución Gran Ducal a un solo representante de tipo presidencial es amputarla. Si bien Luxemburgo quiere ser ejemplar en términos de igualdad entre hombres y mujeres, no hay duda de que hay una forma de misoginia en querer borrar a la esposa del Gran Duque. Nunca me permitiría reclamarme igual a mi esposo, tengo demasiado respeto por el lugar que ocupa", comentó la Gran Duquesa de Luxemburgo, que recordó que lleva toda una vida dedicada a la Corona. "Llevar en alto la imagen de Luxemburgo fue un gran trabajo. A veces pasaba más tiempo asegurándome de que esta casa estuviera a la altura de los huéspedes que recibíamos que cuidando a mis hijos que, legítimamente, me culpaban por ello. A pesar de todo el amor que nos une, a veces se sintieron solos".

Una de las consecuencias del Informe Waringo fue que se pusiera en tela de juicio incluso la continuidad del Gran Duque al frente de la Jefatura del Estado. Ya en su momento Enrique de Luxemburgo negó que fuera a abdicar y señaló que entre otras cosas, era importante que los Grandes Duques Herederos pudieran centrarse también en su familia, aumentada en mayo de 2020 con el nacimiento de su primer hijo, el Príncipe Carlos. Preguntado nuevamente por esta cuestión, ha dejado claro que la abdicación no está entre sus planes: "Ese día llegará, por supuesto, pero no ha llegado el momento. Creo que todavía tengo cosas que lograr antes de entregarle el trono a mi hijo".

Una alianza de hielo y fuego

Los Grandes Duques de Luxemburgo no dudaron en hablar sobre sus 40 años casados. "Por supuesto ha habido altibajos, como en toda pareja, pero nuestro matrimonio me hizo muy feliz", respondió el Jefe del Estado, a lo que su consorte añadió: "Es un momento de gran emoción. Las parejas jóvenes pueden ver un mensaje positivo en él: a pesar de las dificultades encontradas, el amor sigue siendo más fuerte". Además, el Gran Duque destacó la importancia de la perseverancia, mientras que la Gran Duquesa reconoció que admira la positividad de su esposo, aunque no tanto sus silencios: "La comunicación también es fundamental. Teniendo más facilidades en esta área, nunca dudé en hablar libremente sobre lo que me dolía o parecía insuperable. Frente a una persona silenciosa, a veces fue un desafío. Afortunadamente, estamos unidos por un amor inquebrantable. Y cuando uno sufre, el otro experimenta un sufrimiento similar". Por su parte, Enrique de Luxemburgo declaró: "El amor se construye con los días, se fortalece con el tiempo. Finalmente, después de cuarenta años, comenzamos a conocernos. Hay tal cercanía, tal vínculo entre nosotros que nos hemos vuelto indispensables el uno para el otro, aunque seamos muy diferentes. Es un poco una alianza de hielo y fuego, pero al mismo tiempo nos fusionamos. Y, francamente, diría que este matrimonio es un verdadero éxito".

María Teresa de Luxemburgo recordó la emoción vivida en su boda y que no podía creerse que lo hubieran conseguido: "No olvido la impresionante acogida que me han brindado los luxemburgueses. Durante los últimos años de nuestros estudios, cuando hablamos de la idea de casarnos, pensé que sería imposible. ¡Fui de las primeras mujeres que no pertenecía a una Familia Real que pretendía casarse con un futuro soberano! Cuando, desde el balcón saludó a la multitud, quise abrazarlos a todos. Esta historia de amor con la gente nunca ha terminado". Otro momento romántico tuvo lugar cuando se les preguntó sobre lo que les gustó al uno del otro. "Era muy guapa, encantadora e inteligente, con mucho humor y esa alegría latina tan poco común en Luxemburgo que enseguida me sedujo", señaló Enrique de Luxemburgo. "Lo que me gustó de ti fue, ante todo, tu impresionante belleza, y especialmente la bondad en tus ojos, tu actitud. Esta profunda benevolencia hacia todos, tan firmemente anclada en ti", añadió la consorte.

Sobre las críticas que han recibido durante todo este tiempo, la Gran Duquesa comentó que su marido ha sabido tomar distancia, mientras que el Gran Duque recordó la frase que guio a generaciones de miembros de la Familia Real Británica, el 'Never explain, never complain': "Puede que sea un poco exagerado, pero todos somos educados según este precepto: 'saber escuchar las críticas sin dejar que nos afecten, ni reaccionar bajo la influencia de las emociones'. Los políticos, sustituidos durante las elecciones, están sujetos a los vaivenes de la opinión pública. Nosotros tenemos tiempo. Esto permite distancia y retroceso".

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