El 6 de junio de 1944 tuvo lugar el Desembarco de Normandía, la operación militar de los Aliados en la II Guerra Mundial que fue clave para la posterior liberación de los territorios de Europa occidental ocupados por la Alemania Nazi. El llamado Día D ha sido conmemorado 8 décadas después comenzando en suelo británico, concretamente en Portsmouth, con un acto de recuerdo que tuvo lugar un día antes del aniversario.
Hasta allí asistieron autoridades, veteranos y los tres miembros más importantes de la Familia Real Británica, es decir, el Rey Carlos III, la Reina Camilla y el Príncipe Guillermo. La ausencia de la Princesa de Gales era evidente porque continúa de baja médica mientras prosigue tratamiento contra el cáncer y no se ha anunciado una fecha para su vuelta a los actos oficiales.
Hubo momentos musicales como el grupo que interpretó el 'We'll Meet Again', la actriz Helen Mirren presentó el acto y destacó la presencia de algunos veteranos, y el Primer Ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, leyó el discurso del mariscal de campo Montgomery que fue entregado a las tropas antes del Desembarco de Normandía, y también habló el Príncipe de Gales : "Es un gran honor para mí unirme a ustedes hoy para reconocer la valentía de todos aquellos que, como John Haddock, participaron en los desembarcos del Día D, el inicio de la liberación de Francia y Europa, que condujo a la victoria de las potencias aliadas. Nuestros invitados de honor de hoy son los veteranos del desembarco de Normandía, que vinieron de toda nuestra nación y de todos los ámbitos de la vida para unirse a la lucha contra la tiranía. Muchos de los que tomaron las armas nunca antes habían estado en combate, algunos todavía eran adolescentes", comenzó.
El Príncipe Guillermo leyó un extracto de la carta del Capitán Alastair Bannerman del Regimiento Real de Warwickshire que escribió a su mujer la mañana del Día D : "Tú, ángel mío, duermes plácidamente, espero. Tus pensamientos me han ayudado mucho. Me han dado verdadera fuerza. Me imagino cómo escuchas las noticias a las 9 y piensas en mí con amor. Espero que la cabeza dorada de Andrew descanse suave y silenciosamente sobre su pequeña almohada y que Richard esté agradable y cómodo recostado en su capazo".
"Una larga hilera de bengalas se cierne sobre Cherburgo, o supongo que es Cherburgo, y algunos disparos de trazadores antiaéreos se disparan en el aire por encima de la línea del frente. Es curioso imaginar que allí los alemanes corren con sus armas. Me gustaría saber qué están pensando. Todo el Canal entre nosotros y Cherburgo está lleno de pequeños barcos que navegan silenciosa y eficientemente hacia Francia. Las fuerzas combatientes británicas, canadienses y estadounidenses van camino a la guerra. No creo que pueda escribir por mucho tiempo. Ahora podemos ver la costa francesa y muy pronto tendremos que hacer lo que tenemos que hacer. Sé que estás conmigo. Au revoir, Dios los bendiga, ¡los amo!", relató el Príncipe Guillermo.
"El Capitán Bannerman sobrevivió a los desembarcos y a la guerra, fue hecho prisionero y regresó a casa con su esposa e hijos en abril del año siguiente. Muchos nunca regresaron. Permanecen en algún rincón de un campo extranjero que será para siempre Inglaterra. Siempre recordaremos a quienes sirvieron y a quienes los despidieron. Las madres y padres, hermanos y hermanas, hijos e hijas que vieron a sus seres queridos ir a la batalla, sin saber si algún día regresarían. Hoy recordamos la valentía de quienes cruzaron este mar para liberar a Europa. Quienes lograron que la Operación Overlord fuera un éxito. Y los que esperaban su regreso sanos y salvos ", finalizó.
Las palabras de Carlos III en el homenaje al Día D
Posteriormente el Rey Carlos III, que desde que recibió el permiso de los médicos que tratan su cáncer ha cumplido con todos los actos oficiales con los que ha podido, pronunció su primer discurso en público desde que anunció que tiene cáncer. "Damas y caballeros, hoy hace ochenta años, el mariscal de campo Montgomery, comandante en jefe de las Fuerzas Terrestres aliadas, escribió en su mensaje a todos los soldados en vísperas del Día D: "'A nosotros nos corresponde el honor de dar un respiro a la libertad que vivirá en la historia; y, en los mejores días que nos aguardan, los hombres hablarán con orgullo de nuestras acciones', comenzó el Monarca.
"Hoy nos reunimos para honrar a los casi ciento sesenta mil soldados británicos, de la Commonwealth y aliados que, el 5 de junio de 1944, se reunieron aquí y a lo largo de estas costas para embarcarse en la misión que daría ese golpe por la libertad y sería registrada como la mayor operación anfibia de la historia. Aquellos que se reunieron aquí en Portsmouth nunca olvidarían lo que vieron. Era, con mucho, la flota militar más grande que el mundo haya conocido. Sin embargo, todos sabían que tanto la victoria como el fracaso eran posibles, y nadie podía conocer su destino", añadió.
"A esta distancia, ocho décadas después, es casi imposible imaginar la emoción de ese día: el orgullo de ser parte de algo tan grande, la ansiedad de no estar a la altura de alguna manera y el miedo a ese día fuera el último. Hace poco hablé con veteranos que, hasta el día de hoy, recuerdan con tanta claridad desgarradora la visión de tantos soldados tirados en la playa que se ahogaron antes de poder siquiera entrar en combate. Las historias de coraje, resiliencia y solidaridad que hemos escuchado hoy, y a lo largo de nuestras vidas, no pueden dejar de conmovernos, inspirarnos y recordarnos lo que le debemos a esa gran generación de tiempos de guerra, ahora, trágicamente, menguando a muy poco", continuó el Jefe del Estado.
"Es nuestro privilegio escuchar su testimonio, pero es también nuestro deber garantizar que nosotros y las generaciones futuras no olvidemos su servicio y su sacrificio al reemplazar la tiranía por la libertad. Nuestros derechos y la libertad conquistada a un coste tan terrible conllevan responsabilidades con los demás en el ejercicio de esa libertad. Las acciones aliadas de ese día aseguraron que las fuerzas de la libertad aseguraran, primero, un punto de apoyo en Normandía, luego liberaron Francia y, finalmente, a toda Europa del yugo de un totalitarismo brutal. Y mientras recordamos, con humildad, orgullo y gratitud, nunca olvidemos que los soldados que lucharon en la campaña lanzada desde este lugar procedían de treinta naciones, de todo el Reino Unido, la Commonwealth y los países aliados, mientras que en otras partes de Europa las fuerzas aliadas continuaron logrando avances vitales en su exitosa campaña italiana, y mientras estaban al otro lado del mundo, en ese mismo momento, las batallas críticas de Imphal y Kohima continuaban en lo que entonces era Birmania", expresó el Rey.
"Si bien fueron las tropas de primera línea las que enfrentaron los mayores peligros personales, muchas más soportaron las privaciones y los sacrificios de la guerra. La victoria aliada fue un esfuerzo verdaderamente colectivo, nacido de la fortaleza y el arduo trabajo de aquellos que permanecieron en el frente, trabajando arduamente en las fábricas, bajo nuestras tierras en las minas, en los campos o trabajando en secreto. Su labor colectiva, ingenio y compromiso ayudaron a nuestros soldados, marineros y aviadores a prevalecer", prosiguió Carlos III.
"Así que, mientras damos gracias por todos aquellos que dieron tanto para lograr la victoria, cuyos frutos todavía disfrutamos hasta el día de hoy, comprometámonos, una vez más, a recordar, valorar y honrar siempre a quienes sirvieron ese día y a estar a la altura de la libertad por la que murieron equilibrando los derechos con las responsabilidades cívicas hacia nuestro país porque todos estamos, eternamente, en deuda con ellos ", finalizó.