Galería: Pelayo Díaz, una vida en imágenes
Pelayo Díaz ha tenido que hacer frente al puente de las emociones, ese momento en el que los concursantes abren su corazón repasando su vida. El primer peldaño que usó Pelayo fue "familia", y con solo mencionarlo, el concursante asturiano suspiró. Recordó con emoción su infancia humilde y el esfuerzo de sus padres para darle una educación y oportunidades. "No nací en una familia que lo tenía todo, pero trabajaron duro para que pudiéramos escoger nuestro camino. Gracias a la familia que he tenido estoy donde estoy hoy ", confesó. También compartió que su familia está tatuada en su piel, símbolo del vínculo que los une. Entre lágrimas, rememoró el momento en el que fue aceptado en la universidad de Londres, cuando por primera vez vio llorar a su padre: "Me he prometido que mínimo un fin de semana al mes voy a subir a Asturias".

El siguiente peldaño, "bullying", fue sin duda uno de los más duros de afrontar. Pelayo reveló que durante 14 años sufrió en silencio en un colegido monjas. " Me llamaban enano, maricón... Ningún niño tendría que sufrir bullying. Una vez una monja pidió a mis amigas que no me hablaran para que hablara con los niños y no con las niñas", relató. "Siento que para que me escucharan tenía que ser cortante. Hoy en día, aún trato así a la gente que más quiero. Es algo que quiero cambiar. Me está costando mucho". También habló de una gran discusión con su hermana, una espina que aún lleva clavada: "Nos dijimos cosas que duelen... y no hace falta ser así ya. Poco a poco lo voy cambiando".
Cuando llegó al peldaño del "éxito". Pelayo reflexionó sobre lo rápido que todo cambió en su vida. "Con cada broma me hacía más fuerte. Tenía claro que iba a tener la vida que siempre quise, ser mi propio jefe y trabajar de la moda. Pero me llegó de golpe y no sé si lo supe gestionar", admitió. Reconoció que con el éxito perdió cierta libertad e incomodó a parte de su entorno más cercano. " De pronto no podías disfrutar de una cena en familia sin que te interrumpieran. De repente no tenías libertad. Me arrepiento de lo mal que lo gestioné y me di cuenta de que tenía que aprender a vivirlo de otra manera".
El peldaño más doloroso: Bimba y David
El momento más emotivo llegó con el peldaño de "David y Bimba". Pelayo habló desde el corazón sobre dos figuras que marcaron profundamente su vida. "A Bimba le debo haber conocido a David Delfín. Le dejaba cartas contándole lo que me inspiraba. Cuando lo vi por primera vez, yo que siempre tengo palabras, me quedé mudo". Compartieron una amistad, un profundo amor y años de relación. "Cuando vi su cicatriz, ya sabía que estaba enamorado hasta las trancas", confesó entre lágrimas . La pérdida de David fue devastadora : "Volví a casa en un tren que fue el AVE más largo del mundo. A veces siento que solo está de viaje y que volverá ".
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— Supervivientes (@Supervivientes) May 12, 2025
El último peldaño fue "amor y futuro", donde Pelayo habló abiertamente de su relación actual con Gal Marom. "Estoy súper enamorado. Llevamos cuatro años a distancia. Estando aquí me he dado cuenta de que quiero todo con él: casarme, tener una familia, ser papá". Su emoción fue evidente y sus palabras claras: "Y no quiero esperar". También aprovechó para enviar una felicitación en directo a su hermana: "Eres la mejor hermana del mundo", dijo, cerrando el puente con la misma sensibilidad con la que lo había comenzado.