GRAN ENTEREZA

Paz Padilla en 'Sábado Deluxe': "No se ha muerto mi marido, se ha muerto mi alma gemela, el amor de mi vida"

La presentadora acudió a 'Sábado Deluxe' para hablar sobre la muerte de su marido, Antonio Vidal.

Bekia 05 Septiembre 2020 en Bekia

Galería: Entierro de Antonio Juan Vidal, marido de Paz Padilla

Paz Padilla acudió a 'Sábado Deluxe' para realizar una entrevista, la primera desde que murió su marido. Allí mostró una enorme entereza y habló cómo afrontó la enfermedad y la muerte de Antonio Vidal. Ha querido mostrar cómo prepararse para la muerte y cómo saber acompañar a quien se tiene que ir.

"Estoy triste, estoy en pleno luto, pero el fallecimiento de mi marido no me ha quitado las ganas de vivir. Lo que no puedes controlar en el amor. Veo la foto de él y me sale todo el amor que yo le tenía. Si he aprendido algo en este proceso es que lo amaba con locura, lo sigo amando con locura. Lo único que le he podido dar es el amor. La felicidad es el amor. Cuando se me ha ido Antonio, lo único que me ha dejado es el amor. Todo lo que él tenía lo ha dejado, hasta sus gafas, y lo único que perdura es el amor. No ha habido rabia. Cuando fallece mi madre, Antonio ya estaba enfermo. Me preparé para la muerte de mi madre pensando que volvería a vivirlo con la muerte de Antonio", comenzó Paz Padilla.

"Quiero agradecer a Mediaset el cariño que me ha dado. Los jefes, me han hecho sentir arropada y tranquila. Estoy en deuda con ellos y por eso me quería sentar en el Deluxe, también 'La Fábrica de la Tele', mis compañeros, nunca pensé que pudiera recibir tanto amor", señaló la presentadora. Además, desveló por qué mantuvo en secreto la enfermedad de su marido: "Yo soy Paz Padilla, trabajo en 'Sálvame'. Ya sabes en qué consiste, pero quería protegerlo a él, a su hija y a su madre. Entiendo que tengo una vida expuesta, pero tenía que protegerlo y lo protegía que no lo supiera nadie. Lo vivimos muy tranquilos. Le dedico la entrevista a su familia, a su padre, es un gran hombre y se ha llevado un palo muy grande que ha enterrado a su hijo y a su mujer con dos semanas de diferencia, y a su hija. Ellos lo han pasado muy mal, ver las imágenes de su hijo o su padre. Quiero que la gente entiende por qué protegía a Antonio".

Somos una sociedad que vivimos de espaldas a la muerte. Sí existe y forma parte de la vida. La chavala que trabaja conmigo de África, yo salía llorando al jardín, y me decía, 'todos estamos en el camino, solo que él va antes'. Cuando lo fui aceptando, lo fui entendiendo. Si no entendemos que ese es el proceso en el que estamos aquí, no sabemos. Lo que me gustaría es ayudar a la gente. ¡Qué familia tengo, se crecen ante la adversidad! Mi representante estuvo conmigo cuando a Antonio le detectaron un tumor. Creíamos que era estrés. Tiene problemas de sueño, de concentración. Eso sucede un día antes de la graduación de mi hija. Vamos al hospital, nos dice a mí y a mi mánager, 'tiene un tumor, es grave y probablemente le quede muy poco tiempo de vida'. Me lo dijeron sin delicadeza, sin anestesia, ninguna. Me dijo: 'Te voy a dejar tiempo para que lo digieras'. Viene mi hija con Iván, mi yerno, le digo el guardián del reino, se ha comportado y qué bueno está".

"Me meto en el baño, llamo a mi hermana Ana y ahí lloré como si me hubieran dicho que hubiera muerto en un accidente de tráfico. Lloré, grite y no paré de llorar. Lloré esa noche en silencio. Yo sabía que era una lotería. Hubo cosas que empecé a intentar cambiar. ¿Cáncer por qué? Empiezas a pensar que nos están envenenando. Cambio la comida, todo es orgánico, monto un huerto, todo ecológico y a reforzar el sistema inmunológico. Intento salvarle la vida. No se ha muerto mi marido, se ha muerto mi alma gemela, el amor de mi vida. Vivir con él creo que he vivido este año. Consigue trabajo en Madrid y a los 4 o 5 meses le detectan el cáncer. He aparecido en su vida para ayudarle a morir y amarle con todas mis ganas, le he dado amor, del bueno. Le decía, 'te quiero, gracias', 24 horas al día. Cuando veo que ni la quimio, ni la radio. Le acompaño a la quimio y me voy a hacer 'Got Talent'. Con las historias tan bonitas que llegaban y yo cómo le explico a mis compañeros... no quería que lo supieran por proteger a Antonio. Él lo sabía, nunca se lo ocultamos. A él se lo dijeron ese mismo día también. El neurocirujano habló con él esa misma noche y le dice que hay un tumor muy malo infiltrante y vamos a luchar. Yo he llorado en silencio y a escondidas. Hay veces que he llorado tanto que no sabía que estaba llorando", manifestó Paz Padilla.

"Él reaccionó con dos cojones, como hay que hacer. Me regalaron 8 meses maravillosos. Cuando estoy y me dice la enfermera: 'tienes que vivir el aquí y el ahora'. ¿Qué es eso? Pensaba que era eso, ir de viaje, ir de botellón, ir a la playa. El vivir el aquí y el ahora es darle la mano a mi Antonio, sentarme con él, decirle te quiero, respirar y esperar que pase el día. Yo quería cada segundo de vida que él tenía, pasarlo con él. En el confinamiento era feliz, le decía a Pedro Sánchez que lo alargara más. Si algo me ha dejado mi Antonio es a no tenerle miedo a la muerte. Él en un principio me imagino que sí, pero aprendió a conocerse, hay que entender que a este mundo venimos a aprender cosas, a llevarnos cosas y a llevarnos amor. Él sabía que se iba a morir. La muerte es un alumbramiento, tú ya puedes pensar según tu religión a dónde vas a ir, pero el proceso de morir está orquestado, el cuerpo es sabio. Cuando sé que Antonio va a morir, cómo le ayudo, ya no sirve nada, los médicos ya no pueden hacer nada. Entran los médicos de paliativos, son maravillosos, y hubo un señor que me ayudó sin saber que me estaba ayudando, Enric Benito, médico de paliativos. Vivo la muerte de mi madre minuto a minuto. Si no sabes lo que es la muerte crees que está sufriendo. Si vives la muerte con serenidad, si sabes que son los últimos días que voy a pasar con el amor de mi vida, voy a disfrutarlo y que sea una muerte bonita, que nos deje un legado que nos ha dejado", continuó.

"Quería algo que me dejara un buen recuerdo. Le decía, 'espérame que luego iré yo'. Puse una foto de mi madre con una vela para que le ayudara, puse flores, música zen y olor a lavanda. Durante 6 días que duró el proceso me fui de viaje con él, me fui a Bora Bora, le decía 'te quiero, gracias por haberme hecho tan feliz'. 'Gracias por haberme dado este amor tan grande'. Lo único que podía hacer es que se fuera feliz. Cuando alguien que tú quieres se va a morir lo que quieres es arroparle. Cuando llega el final de su vida lo apartamos, no queremos verlo. Hay amigos que no querían verle porque quería recordarle como era. 'Tienes que ir, tienes que decirle que le quieres'. Si todo el mundo dice que eras una bellísima persona, es que lo eres, de él se lo decían. Y vinieron todos los amigos".

"Mi cuñada Encarna, que es enfermera, me ayudó. Le ponía la morfina, los de paliativos me explicaron lo que tenía que hacer y fue en casa, los médicos no te ayudan a morir, te ayudan a vivir. Estos profesionales acompañan a morir. Hay gente que está sola, que te apartan. Hay que celebrar la vida y hay que celebrar la muerte. A la vida se viene a perderlo todo, dice Isabel Allende, no te pertenece nada, ni siquiera el cuerpo, lo dejas todo. Llega un momento que el proceso se acerca y tú tienes que soltarlo, tienes que dejar que avance y que haga su camino, si te aferras a esa persona no es bueno, porque esa persona no se va, tienes que decirle, 'te quiero, ya te toca'. Se nota mucho ese momento. Si tú eres capaz de captar ese momento cuando la persona abandona su cuerpo se va, deja una esencia enriquecedora, es algo que no se puede explicar. Le toco el pecho, 'venga, va, ven por mí cuando me toque, no vayas a venir antes'. Poco a poco se fue yendo, fue un momento tan mágico que o lo sientes o lo vives o nunca podrás llevarte ese contigo. La gente que no huya de la muerte, que se acerque", contó la humorista.

"Muere, entra la perra, sube a la cama, nos dimos todos la mano. Le deseamos buen viaje y yo ya sabía que ahí no estaba él. Llamo a mis amigos, saco una botella de champán y brindamos por mi Antonio. Estaba alegre, estaba feliz, es difícil que la gente lo pueda entender, pero cuando vives ese proceso con una persona que se ha ido yendo, ya está en otra dimensión. Sé que si no me encuentro con él, me voy a morir de la misma forma y que iremos al mismo sitio. Él ya no es una presencia, ni es un hombre, es amor. Sé que si me ha amado tanto está conmigo. No sé si se convertirá en amor de madre o de hija, pero deja de ser una persona, sientes amor incondicional, es lo único que me queda. El tanatorio era un acto social, cuando llegan mis directores de Madrid, mis amigos de Mallorca, de Cádiz, me emocionaron las coronas, pero lo que más me emocionó es que recibieron flores, a través de la página web me mandan flores, gracias a los que me mandaron flores. Antonio estuvo en el mismo tanatorio y el mismo número que mi madre", prosiguió Paz Padilla.

"No vivo que sea la viuda. He vivido una vida maravillosa, muy feliz con mi Antonio. He vivido esta historia como broche de amor. He sido feliz, pero tengo que seguir viviendo, tengo que seguir viva, tengo el propósito de ser feliz, se lo debo a él, no le hubiera gustado que llorara. Soy humorista y siempre estoy de cachondeo, incluso cuando estaba enfermo. Cuando tienes tu conciencia tranquila y lo has hecho todo, más no podía hacer. Le aportaba humor y amor. Cuando perdió la vista, le dije: 'Si tú sabes que soy fea, de eso que te libras'. Delante de él el humor por delante. A veces lloraba por mi madre, a veces por mi Antonio y a veces por los dos. He llorado mucho. Como me enamoré de mi Antonio no me voy a enamorar nunca más, porque es imposible. En el velatorio me he reñido mucho, aconsejo a la gente reír y llorar, forma parte de la vida. Sueño con él que lo quiero con locura, que lo amo con locura. Sueño estando él bien. Esas imágenes de la muerte final se borran. El cerebro es muy sabio, sabía que se iba a borrar porque se me borró con mi madre. Ahora lloro porque se va y luego lloraré porque se ha ido. Ahora está aquí. Me sentaba con él y hablábamos, le achuchaba, le besaba. Cuando sabes que te vas a ir repasas tu vida y todo lo que has hecho bien te ayudará y lo que has hecho mal, te marcará, él tenía la conciencia muy tranquila y se preparó para su viaje. Si tienes cosas que resolver, resuélvela, no sabes dónde te espera la muerte. Lo único que te llevas es amor. El consumismo y el gastar no te va a dar la felicidad", manifestó ante Jorge Javier Vázquez.

Paz Padilla vuelve al trabajo

"Ya tengo ganas de volver a trabajar. He tenido mi tiempo de retiro. Las primeras semanas estaba como anestesiada. Al final no podía hablar, pero sé que quería ser feliz. Soy feliz aunque se hayan muerto mi madre, mi marido y mi suegra. Ser feliz es un estado. No quiero que me den el pésame, quiero que me den amor. Yo quería saber todo lo que iba a pasar. Me he quedado sus pijamas, alguna camiseta, su móvil, miro su móvil y todas las fotos son suyas y de su hija. Miro su Instagram y me decían unas cosas tan bonitas. De él me gustaba todo, era mi alma gemela. Cuando tú amas, todo te gusta. Espero que tengamos una tercera oportunidad. Dicen que cuando te mueres no mueres solo, que vienen los familiares que murieron antes que tú. Le dije 'ven a por mí'. La vida es muy bonita, la vida es bella. Soy feliz, sé a lo que he venido, tengo un don, el amor y el humor, sé que hago feliz a la gente con el humor. Mi madre me enseñó la capacidad de crecer ante la adversidad. Hay que reírse. Cada día sanas un poquito y estás mejor. Hay que cuidarse, comer bien, dormir bien. Me hubiera gustado haber tenido hijos con él, pero me cogió madurita. Un hijo no, 7 u 8. A su hija la quiero como a una hija", señaló Paz Padilla.

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