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Guillermo Álvarez Corrales

Guillermo Álvarez Corrales

Redactor lifestyle especializado en Casas Reales y cultura.

Publicado el Martes 29 julio 2025 12:00

Última actualización: Martes 29 julio 2025 15:10

¡Comenta!
Isabel Sorribas, conocida en las redes como 'Hoy comemos con Isi', nos habla de su libro de recetas, de cocina y de su vida anterior como monja de clausura.

A veces la vida te lleva por un camino que no termina de ser el que realmente queríamos. Isabel Sorribas, conocida en redes como Isi e influencer de cocina con el nombre de 'Hoy comemos con Isi', buscaba una serie de respuestas que encontró en la religión. Tanto es así que a los 17 años ingresó en un convento de clausura. Pero esa vida no le llenó, colgó los hábitos 5 años después.

Estudió Filosofía, se fue a vivir a Alemania y allí le pilló la pandemia. Quiso volver y no pudo, y tampoco era feliz como filósofa. Y entonces llegó la cocina, que definitivamente le salvó. Y fue ahí donde encontró un camino que le hace plenamente feliz y al que se ha dedicado profesionalmente. Así, además de mostrar su talento culinario en las redes sociales, lanzó un libro llamado 'Hoy comemos con Isi' que aglutina sus mejores recetas y donde cuenta experiencias personales. De ello nos habla en una entrevista que concedió Isabel Sorribas.

Isabel Sorribas 'Isi'Isabel Sorribas 'Isi' | Foto: Hoy comemos con Isi

Bekia: ¿Por qué no estamos ante un libro de recetas cualquiera? ¿Y por qué es un recetario diferente?

Isabel Sorribas : Pues porque no te vas a encontrar con el típico libro de foto-recetas, sino que cada receta viene precedida por una pequeña introducción. En algunas cuento alguna experiencia vital que me ha enseñado algo para la cocina o algo de la cocina que me ha enseñado algo para la vida. Y en otras cuento algún truco para mejorar textura, para mejorar sabores las recetas. Las recetas no van huérfanas, sino que van acompañadas de una pequeña nota que conecta la vida con la cocina.

B: ¿Qué es la cocina para ti?

I.S: Pues ahora es mi trabajo, pero de forma más vital y más existencial es el lugar en el que encuentro como calma, en el que el mundo se frena. Ha sido un poco también un lugar terapéutico para mí en el que he podido conectar con todos mis sentidos, porque para cocinar todos tus sentidos tienen que estar despiertos. Tienes que escuchar cómo chisporrotea un sofrito, tus papilas gustativas tienen que gustar, tienes que oler, tienes que ver... Y esa conexión con todos los sentidos, de alguna manera, ha sido lo que me ha hecho sentirme viva.

B: ¿Qué le dirías a alguien a quien no le guste cocinar?

I.S: Creo que si a alguien no le gusta cocinar es porque no lo ha intentado, de verdad. Es algo muy reconfortante. Luego siempre haces algo que te da placer, que es comer. Y también es una forma de expresar el cariño hacia uno mismo y hacia las personas a las que das de comer. Eso es muy difícil que no te guste. Es un acto de amor muy grande, desde luego.

B: ¿Cuál es tu receta favorita del libro, del recetario?

I.S: ¡Qué pregunta más difícil! De las que he recibido de mi familia, sin duda, con la que abro el libro, que son las albóndigas de mi madre, que es una receta muy especial. Es supersencilla, pero te prometo que no vas a probar unas albóndigas como esas en tu vida. Para mí el sabor de esas albóndigas es el sabor a mi casa. De dulces, que ese segundo capítulo está dedicado a repostería, aunque mi dulce favorito es el lemon pie, que también está en el libro, para mí es muy especial la receta de trufas, porque la recibí en mi periodo cuando estaba en el convento. La receta no la saqué, pero luego cuando intenté reproducirla, la he sacado clavada, y es que están espectaculares.

B: ¿Podrías poner un ejemplo de menú saludable?

I.S: Yo empezaría con una sopita de verduras y shiitake con algas, que eso no falla. Y luego, es algo que pasa muy desapercibido, pero tengo por aquí una merluza, porque el pescado pasa muy desapercibido, a no ser que ahora comas salmón. Pero es que hay más vida en el pescado que el salmón. Y la merluza es un pescado blanco con una carne muy jugosa, muy rica, y que con el acompañamiento de las patatas arrieras te crea un plato muy reconfortante, que te recuerda mucho al hogar, a casa, y es supersaludable, con un valor nutricional buenísimo. Y ahí tendrías un menú completo. Luego, si quieres añadirle un postre, pues ya vas a salirte de lo estrictamente saludable, más allá de una fruta, pero puedes ponerle un crumble de fruta.

Isabel Sorribas ha reunido sus mejores recetas en el libro 'Hoy comemos con Isi'Isabel Sorribas ha reunido sus mejores recetas en el libro 'Hoy comemos con Isi'

B: ¿Cuál es la receta que mejor te hace sentir al prepararla y después al comerte el plato?

I.S: Todas aquellas que conlleven la preparación de una masa, como, por ejemplo, el bocadillo de focaccia o el carrot cake. Porque preparar una masa es algo laborioso, y es algo que requiere de tiempo, de dedicación, de cierto esfuerzo. Y eso luego, cuando ya está hecho y tienes el resultado, pues es muy reconfortante y te lo comes con mucho gusto, porque dices, esto ha sido un trabajo de horas y de paciencia, pero ha merecido la pena.

B: ¿Y cómo te ha ayudado en el pasado y cómo te ayuda la cocina en tus peores momentos?

I.S: Pues yo creo que parándome un poco el mundo. Así yo creo que es como me ayuda la cocina. Porque yo creo que lo que peor nos hace pasar el mundo o la sociedad en la que vivimos es la prisa en la que estamos acostumbrados a vivir, el todo ya y la inmediatez. Y entrar en la cocina significa como que todo eso se ponga un poco en pausa, pero sobre todo también un poco esa actividad de conectar con tus sentidos, contigo misma, para saber un poco la información que te está dando aquello que estás cocinando, los ingredientes, porque precisamente por esa prisa y por esa inmediatez y por esa velocidad, quizá vivimos un poco enajenados, un poco fuera de nosotros mismos, sin saber muy bien qué sentimos, qué pensamos, no nos da tiempo a reflexionar. Y la cocina requiere pues de esa conexión otra vez, de volver a conectar todos los cables y de hacer como ese ejercicio un poco de mindfulness, de conexión.

B: ¿Qué alimento es imprescindible para ti?

I.S: Lo más básico en mi despensa es cebolla, ajo y algunas verduritas así tipo zanahoria o tomate, verdura de temporada, lo básico para hacer un sofrito, y hierbas aromáticas como el perejil, el laurel, el orégano, porque a partir de eso es de lo que vas a crear el resto de platos. Ya luego puedes coger una carne, un pescado, unas legumbres, pero teniendo eso es como la base para que un plato tenga sabor.

B: ¿Qué no probarías nunca?

I.S: Yo tengo una máxima que es que nunca quiero cerrarme a probar algo, aunque sea la única vez que lo coma en la vida, pero no quiero comer caracoles. O sea, ya he comido caracoles y no quiero volver a comerlos en mi vida. Es algo a lo que no quiero volver a comer. Es que es un ingrediente que yo creo que no aporta nada, porque de hecho los caracoles saben a la salsa que les ha comprado. Y entonces no entiendo muy bien que sean un ingrediente en la cocina, la verdad.

B: En el libro también hablas de españolizar recetas, ¿cuál es tu gastronomía favorita del mundo?

I.S: Te diría que la china o la de Corea del Sur, sin duda, aunque claro, son gastronomías superamplias que nunca acabo de conocer del todo, porque tienen millones de platos con ingredientes absolutamente desconocidos para un paladar occidental. Pero desde luego son las que más me atraen.

Isabel Sorribas, conocida como Isi, es influencer de cocinaIsabel Sorribas, conocida como Isi, es influencer de cocina | Foto: Javier Ocaña

B: ¿Y alguna cosa así concreta que te guste de la cocina china y de la cocina surcoreana?

I.S: Lo que más me gusta es que son platos muy completos. Casi todos los platos están compuestos de un montón de verduras, de proteína y de muchísimo sabor, porque ellos utilizan el sabor umami con muchísima maestría, como no lo hacen otro tipo de gastronomías, y tienen mogollón de sopas. Me declaro fan número uno de todo tipo de sopas. A mí eso me conquista, la verdad.

B: En tu libro vas contando experiencias personales, y algunas de ellas son muy duras. ¿Te ha costado contar determinadas cosas?

I.S: Creo que lo he hecho con bastante naturalidad. Es verdad que no he entrado en muchos detalles, pero la verdad es que me he sentido bastante cómoda. He contado cosas que hasta ahora no he contado en redes, por ejemplo, como que he sido durante cinco años monja de clausura, o cosas del periodo de mi vida en Alemania. Pero la verdad es que el formato del libro y cómo se estaba desarrollando toda la escritura del libro me ha hecho sentir bastante cómoda. Es un 'GastroJournal', es decir, es un diario, en el que la verdad es que he contado todo con el corazón abierto. Nadie me ha obligado a contar nada, sino que todo lo que he contado me ha salido con bastante naturalidad. Y según lo iba escribiendo, cada vez veía más el nexo de una experiencia con mi vivencia en la cocina. Entonces no ha sido algo que me haya costado mucho esfuerzo, porque además sentía que podía aportar algo al lector en su vivencia en la cocina. Entonces la verdad es que me he sentido bastante cómoda contándolo.

B: Ya para terminar, ¿qué te llevó a los 17 años a ingresar a un convento de clausura?

I.S: Siempre he sido una persona que se ha cuestionado mucho por el fundamento de las cosas, por el sentido de la vida. En ese momento, de una forma más adolescente, bueno, yo soy filósofa, luego estudié filosofía. O sea, que es algo que me ha acompañado y me acompaña todo lo que hace en mi vida. Pero bueno, pues en ese momento, pues todas estas cuestiones que me perseguían, yo encontré la respuesta en la religión y en un modo de vida muy radical, por el que aposté todo y en el que aprendí muchísimas cosas, la verdad. Luego no ha sido mi camino y tampoco es a día de hoy la fe que profeso. Es decir, yo ahora mismo no profeso ninguna religión y me siento completamente alejada de ese tipo de creencias. Pero es verdad que forma parte de mi camino, que forma parte de la persona que he construido hasta el día de hoy y que me ha aportado muchos aprendizajes desde luego.

B: ¿Cómo era el día a día allí? ¿Cómo fue aquella experiencia? ¿Cómo es un día en la vida de una monja de clausura?

I.S: Pues es una vida muy sencilla. Al fin y al cabo es una vida en una casa que compartes con más personas, que son tus hermanas, como tu familia, y con todas las tareas que tiene una casa, de cocina, de lavandería, de cuidado de las hermanas mayores, de repostería, que era a lo que nos dedicábamos. Al fin y al cabo es una vida sencilla, compartida con otras personas en comunidad.

B: Y cuando comentaste a tu entorno que querías ingresar a un convento, ¿qué reacciones hubo?

I.S: De todo, porque evidentemente no es una decisión normal o habitual en nuestro día a día. Hay gente que lo entiende porque pertenece a ese círculo y hay gente que no lo entiende. Hay gente que se opone, hay gente que, aunque no lo entienda, te apoya. Hay mucha variedad de respuestas.

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