La Infanta Cristina ha regresado este verano a Bidart, la localidad costera del País Vasco francés que durante años fue escenario de las vacaciones más familiares de los Urdangarin-Borbón. Lejos de Ginebra, donde reside, la hermana de Felipe VI ha aprovechado unos días de descanso junto a su hijo Juan en el entorno que tantos recuerdos le trae de su vida matrimonial.

Iñaki Urdangarin también se desplazó a Bidart, pero lo hizo evitando cualquier encuentro con su exmujer. El exduque de Palma aprovechó la estancia en el refugio francés para compartir tiempo con su hijo, con quien practicó deporte al aire libre, especialmente ciclismo. Además, dedicó largas horas al relax personal y a la lectura de libros centrados en filosofía, autoayuda y crecimiento personal.
El regreso simultáneo, aunque por turnos, de Cristina e Iñaki a Bidart requirió de un plan metódico para evitar el desencuentro. Según ha trascendido, primero fue Urdangarin quien llegó a la residencia para disfrutar de unos días en solitario con Juan. Posteriormente, la Infanta hizo lo mismo, en una coordinación que permitió que ambos padres compartieran casa e hijo sin necesidad de cruzarse.
El papel de Juan
El gran motivo de esta "reunión sin contacto" no fue otro que la presencia de Juan Urdangarin, quien desde hace años reside en Londres y no suele coincidir con sus padres con frecuencia. La estancia en Bidart se convirtió así en una oportunidad para que ambos pudieran disfrutar de él en diferentes momentos. Con su madre, fue cómplice en paseos por la orilla y chapuzones en las frías aguas del Atlántico; con su padre, compartieron aviones deportivos y conversaciones tranquilas.
Durante su estancia, la Infanta Cristina también compartió tiempo con la hermana de Urdangarin, con la que mantiene una relación cercana. Sin embargo, la gran ausente fue Ainhoa Armentia, actual pareja del exduque, que al menos públicamente no se dejó ver al lado de Urdangarin y su hijo en la localidad vascofrancesa. Este detalle refuerza la idea de que el viaje no ha sido una escapada romántica, sino estrictamente familiar.