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Han pasado ya unas semanas desde que la vida cambió por completo para Iñaki Urdangarin y poco a poco se va amoldando a sus nuevas circunstancias. A pesar de que se encuentre solo en el ala masculina de la prisión de Brieva, en Ávila, lo cierto es que desde que entró no ha parado de tener visitas. Ya ha visto a su madre, a la Infanta Cristina, a su hijo Juan, varios de sus hermanos, sobrinos e incluso a su cuñada la Infanta Elena.
Pero lo cierto es que estar tantas horas encerrado sin comunicarse con nadie al final le tiene que pasar factura. Según ha publicado El Español, el cuñado del Rey Felipe se habría buscado una afición para que las horas entre rejas se le hagan mucho más llevaderas lejos de su familia.
Parece que cultivar un huerto consigue relajarle, y es que habría plantado varias hortalizas y vegetales como tomates en maceteros. Esta afición también la desempeñó Luis Roldán, quien estuvo en la misma prisión en la que actualmente tan solo hay mujeres cumpliendo condena, aunque en esa ocasión no se dedicaba a los vegetales, sino que él prefirió centrarse en los bonsais, una técnica bastante trabajosa y a la que se dedicó bastantes horas.
Dedicándose al huerto y al deporte
Para entretenerse tiene que conformarse con macetas porque no cuenta con un terreno dedicado a esta actividad, así que sus tomateras o las matas de pimientos tienen que crecer en un espacio reducido, adaptándose a las circunstancias. Mientras que muchos presos matan el tiempo leyendo o escribiendo, él hace otras actividades. Tampoco ha solicitado material para ampliar sus estudios según el Español, sino que además se pasa la mayor parte del tiempo viendo la televisión o haciendo ejercicio en las instalaciones de la cárcel, ya sea haciendo cinta o bicicleta estática.

