Después de ser hospitalizado por una infección pulmonar, la salud del padre Gran Duque Enrique de Luxemburgo empeora.
El bienestar del Gran Duque Juan de Luxemburgo sigue preocupando a su familia y a los ciudadanos, ya que después de ser ingresado en el hospital por una infección pulmonar y estar un tiempo en observación su estado de salud ha empeorado. El 13 de abril tuvo que ser hospitalizado y según el último comunicado del Gran Ducado de Luxemburgo fechado a 21 de abril, su situación se ha agravado.
El 5 de enero de 2019, su Alteza Real cumplió 98 años y lo celebraba con sus familiares en el Castillo de Berg. Pero la desgracia llegó a la familia cuando apenas un mes más tarde, el Gran Duque Juan perdía a su hermana Alix, que murió a los 89 años. Ahora el Gran Ducado está pendiente del delicado estado de salud del padre de Luxemburgo, que aunque parecía que se estaba recuperando favorablemente, la enfermedad ha avanzado y "su Alteza el Gran Duque Juan se ha deteriorado significativamente desde ayer por la tarde. Toda la familia Gran Ducal está reunida junto al Gran Duque Juan", anunciaba un portavoz del Gran Ducado.
No es la primera vez que el padre del Gran Duque Enrique de Luxemburgo debe ser hospitalizado. En el año 2016 pasó dos semanas en el hospital también a causa de una infección de bronquitis. Años atrás, en 2009, ingresó en la clínica Horfmarschallamt por un problema circulatorio mientras se recuperaba de una fractura de cadera. Pero el que fue Jefe del Estado del país entre los años 1964 y 2000 superó estas dolencias, y ahora los ojos están puestos en que se recupere también de su última infección.
El Gran Duque más querido de Luxemburgo
La familia Ducal de Luxemburgo no es de las más mediáticas de Europa y de hecho se caracteriza por su discreción, pero la labor que hizo el Gran Duque Juan le ha convertido en un héroe para sus ciudadanos. Como excombatiente de la Segunda Guerra Mundial, el Gran Duque ha demostrado su valentía a lo largo de los años al reflotar la Monarquía de Luxemburgo durante su reinado. Finalmente abdicó el 7 de octubre de 2000 para ceder su título como Gran Duque a su hijo Enrique, de no haberlo hecho hoy en día ostentaría el récord como soberano más longevo del mundo.