Después de un verano marcado por la agenda real, Meghan Markle ha podido disfrutar de unos días libres y no se lo ha pensado a la hora de realizar un viaje privado que nada tiene que ver con los asuntos de la Corona británica. La Duquesa de Sussex se subió a un avión para aterrizar al otro lado del charco y reencontrarse con la ciudad en la que vivió hasta que empezó a salir con el Príncipe Harry: Toronto.
Así, Markle ha pasado 3 intensos días en Canadá disfrutando de la compañía de una de sus mejores amigas, Jessica Mulroney. Según informa Good Morning America, la royal se ha hospedado en casa de su colega y allí se ha reunido con toda su familia: su marido; Ben Mulroney, y sus tres hijos; Ivy, Brian y John, que fueron parte del séquito de pajes y damas que acompañaron a la Duquesa de Sussex hasta el altar.
Meghan Markle y Jessica Mulroney en la piscina | Foto: InstagramMarkle mantiene una amistad muy especial con Mulroney, a la que conoció cuando llegó a Canadá para iniciar el rodaje de 'Suits'. Así, la royal es como una más de la familia y, según recoge el medio citado anteriormente, los hijos de su amiga se refieren a ella como 'tía Meg'. Después de darse un chapuzón en la piscina privada de la residencia familiar y de ponerse al día con su colega, la mujer del Príncipe Harry también tuvo tiempo para cenar con otros conocidos y recordar sus tiempos antes de ser Duquesa de Sussex.
Unidas por la moda
Además de ser una de sus mejores amigas, Mulroney también es una de las estilistas de confianza de Markle. Ella fue la encargada de depurar la imagen de la royal para hacerla más acorde a su nuevo estatus social, y en cuestión de días la Duquesa de Sussex pasó de vestir mallas de yoga a lucir los outfits más elegantes firmados por los diseñadores más demandados de la alta costura.
