Galería: La Familia Real Española en imágenes
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El Rey Juan Carlos atraviesa uno de sus peores momentos. Aunque cada vez tiene más autonomía y se sentía a salvo de escándalos, las filtraciones de Corinna zu Sayn-Wittgenstein sobre testaferros, presuntas cuentas en Suiza y otros actos reprochables le han dado la puntilla. Su imagen está por los suelos, y recuperarse de esto va a ser complicado.
El Rey Emérito ha tratado de seguir con su vida ajeno al escándalo, y por ello viajó a Sanxenxo, su refugio marinero, para competir en la XV regata social 6MR. Al final no hubo regata porque no hubo viento, y Juan Carlos de Borbón se quedó una hora esperando en su coche. No quería salir para nada porque le duele entrar y salir del vehículo, y de paso evitaba a la prensa.
El Rey Juan Carlos comió de todo, pero poco
La vela podía haber sido un buen antídoto, pero no ha sido posible, aunque por el camino encontró otros placeres. Como señala Vanity Fair, Juan Carlos de Borbón paró en el restaurante El Capricho de Jiménez de Jamuz (León) cuando iba camino a Sanxenxo para la regata.
El Rey Emérito había avisado un día antes de que iba a ir a comer allí, por lo que tenía reserva para él y para sus acompañantes, entre los que había amigos y su escolta. Para comer, degustaron carne de buey poco hecha, cecina y tartar. Para beber, dos vinos normales. El Rey Juan Carlos disfrutó de las viandas, pero no comió en grandes cantidades. Quizás esta parada gastronómica hizo que se sintiera mejor en medio de su último escándalo.



