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El exitoso escritor Mario Vargas Llosa eligió como destino durante este verano las Islas Griegas, los Fiordos Noruegos y por último el Sudeste Asiático, donde terminó su viaje estival. Lo hizo acompañado por su pareja sentimental, la socialité Isabel Preysler. Y es que lo que comenzó como un viaje idílico no ha terminado como tal por un contratiempo.
Lo que le pasó a Vargas Llosa es que se topó con un banco de medusas, y lo relató así en su columna de El País: "Fui acribillado en los brazos y el estómago por decenas, acaso centenas, de pequeños dardos o agujas invisibles que, durante unos instantes, me dejaron paralizado, flotando", asegura. "Lo peor llegó por la noche. Unas manchas violáceas erupcionaron de repente en toda la piel afectada, acompañadas de una comezón feroz, inmisericorde, que fue aumentando por segundos hasta volverse irresistible".
Preysler, su mejor enfermera
Incluso suena bonito narrado por él, pero lo cierto es que horrible. Isabel Preysler intentó aliviar su dolor con unas cremas, pero como no cesaban las molestias fue trasladado a un hospital : "Esa picazón me enloquecía y quería que la dermatóloga me la quitara aunque fuera amputándome los brazos. Le di una demostración práctica, rascándome delante de ella como un mono".
Sin duda hubiesen sido unas vacaciones de diez para la pareja, pero el escritor pasó tres días horribles, atontado y adormilado por la medicación. Pero al menos todo quedó en un susto y con el paso del tiempo podrán recordarlo como una anécdota.
