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Sin embargo, al igual que sus presencia en la gran pantalla, la imagen de la actriz y productora ha entrado en declive en los últimos años y el culpable no es el inevitable paso del tiempo, sino unos retoques estéticos de los que no ha salido muy favorecida.
"Hay temas más importantes que cómo las mujeres envejecen y la pinta que tienen. Me encanta mi edad. Me encanta mi vida y me encanta todo lo que he aprendido", dijo la actriz el pasado mes julio durante una entrevista para la revista de moda Net a Porter. Sin embargo, ese mismo mes, Ryan sorprendió reapareciendo con un radical cambio de imagen en la Semana de la Alta Costura de París tras pasar de nuevo por quirófano.
Y aunque anteriormente ya se había sometido a otras operaciones como el aumento de labios, su último retoque estético y el exceso de botox han hecho que la intérprete estadounidense, de 54 años, pierda definitivamente la frescura que caracterizaba su rostro antaño y que la convirtió en icono de la naturalidad en los años noventa.
Meg Ryan en los años noventa
Entonces, Meg Ryan era una de las actrices mejor pagadas de Hollywood que triunfaba en taquilla con cada película que protagonizaba desde su gran salto a la fama a mediados de los ochenta con títulos como ' Top Gun ' o 'Cuando Harry encontró a Sally' (1989). Su enorme talento para la comedia, su dulzura y su expresividad la convirtieron en una de las actrices imprescindibles del género.
Así, Meg Ryan no dejó de triunfar a lo largo de los años noventa encasillándose en el papel de 'la chica de al lado' en comedias románticas de la época como 'Hechizo de un beso' (1992), 'Algo para recordar' (1993), 'El genio del amor' (1993), 'French Kiss' (1994), 'Adictos al amor' (1997), 'City of Angels' o 'Tienes un e-mail' (1998).
Meg Ryan caracterizada como algunos de sus personajes más emblemáticos De este modo, Ryan creo un tipo personaje recurrente en sus guiones que la llevó a estar nominada al Globo de Oro a la mejor actriz de comedia o musical hasta en tres ocasiones. Además, la actriz también hizo sus pinitos en el género dramático con 'Como uña y carne' (1993), donde volvió a trabajar con su entonces marido Dennis Quaid después de conocerse en 'El chip prodigioso' seis años antes y de casarse en el año 1991, cuando dio vida a la novia de Jim Morrison en el biopic 'The Doors'. Después llegarían otros dramas como 'Restauración' (1995), 'En honor a la verdad' (1996) o 'Hurlyburly' (1998).
El declive de Meg Ryan
Pero con el cambio de siglo, la carrera de la actriz comenzaría a no ser tan fructífera como lo había sido en la década anterior y Meg Ryan comenzó el milenio con una película que lo cambiaría todo. 'Prueba de vida' fue el prometedor thriller dramático que, no sólo no obtuvo el éxito esperado, sino que puso patas arriba la vida sentimental de la actriz. Y es que durante el rodaje Ryan mantuvo un romance con su compañero de reparto Russel Crowe, poniendo fin a diez años de un matrimonio muy estable y querido en Hollywood, el suyo con Quaid.
Tras el fracaso tanto de la película como de su relación con el actor australiano, Meg Ryan estrenó otros títulos en los años dos mil como 'Colgadas' (2000), 'Kate & Leopold' (2001), 'En carne viva' (2003), 'Contra las cuerdas' (2004), 'Entre mujeres' (2007), 'El acuerdo' (2008), 'Mi novio es un ladrón' (2008), 'The women' (2008) o 'Atrapado por amor' (2009).En cuanto a la presente década, Meg Ryan comparte su vida con el músico John Mellencamp desde el año 2010 y, en lo profesional, tras varios años de parón, la actriz reapareció en 2013 como personaje episódico en la serie de televisión protagonizada por Lisa Kudrow 'Web Therapy'. No fue hasta el año pasado cuando Meg Ryan volvió a la gran pantalla con la comedia 'Fan girl', así como con 'Ithaca', el drama en el que, además de actuar y de reencontrarse por tercera vez con su recurrente pareja artística Tom Hanks, debutó como directora de cine muchos años después de que su carrera como intérprete no volviera a ser la misma, al igual que sucede con su imagen.


