Todo habría empezado por un negocio que ambas montan en común: "Nada más salir de la clínica me propuso un negocio para asociarnos juntas que tenía muy bien estudiado justo al lado de donde tenía ella abierta su peluquería, un centro de estética muy parecido al suyo", asegurando que el problema fue que iban a trabajar en común pero "en realidad lo monté yo", siendo Ángela Beck la que corrió a cargo de todos los gastos necesarios para poner en marcha: "Los 23.000 euros en total, no solo de la reforma, sino la publicidad, los anuncios, las redes, las páginas web..."
Esta también ha querido aclarar que antes de llevarlo por las vías judiciales había intentado solucionar el problema de una forma amistosa: "Cuando ella me echó del local que fue en marzo, hasta octubre le di un margen amistoso. Ella siempre ni contestaba, su gestoría tampoco, sus abogados tampoco... y en octubre presenté la demanda". Lo que la empujó a tomar esta decisión fue que se sentía "engañada y sobre todo estafada", aseguró: "Porque el dinero sigue ahí dentro, el negocio sigue funcionando. Me está perjudicando. Una de dos, o me deja el local o me devuelve el dinero".
La cara oculta de Raquel Mosquera
Además asegura que la imagen de buena que tiene el público de Mosquera dista mucho de la realidad y que no es tan inocente como se muestra: "Ella eso lo hace muy bien, muy estudiado. Esto va en su carácter. Raquel es muy calculadora, muy inteligente, muy lista. Explotadora. Cambia el chip muy a menudo. Ella te quiere, luego te odia. Es feliz, luego es triste. Me espero de ella de todo".