En su conversación con Isabel Jiménez en 'Mis raíces', Blanca Romero no ha eludido una de las etapas más complejas de su vida: su matrimonio y posterior separación de Cayetano Rivera. Aunque asegura que su relación con el torero no fue tóxica ni insana, sí reconoce que emocionalmente sufrió: " Pasé un luto, me dio pena y tardé casi dos años en poder tener más cercanía ". La actriz admitió que la ruptura fue especialmente dura a nivel emocional, no tanto por el vínculo personal, sino por la dimensión pública que adquirió.
Una de las confesiones más impactantes de Blanca Romero fue cómo su carrera profesional se vio afectada por su relación con Cayetano Rivera. "Me perjudicó en la carrera como modelo". Blanca explicó que en España nunca se le reconoció como modelo por derecho propio, sino que fue relegada al rol de "mujer de" y, más tarde, "la ex de". "La única portada que tengo en España es porque la compraron a Francia", afirmó.
También participó en el programa la hija mayor de Blanca, Lucía Rivera, quien ofreció una perspectiva desde la infancia sobre lo que supuso crecer en medio del foco mediático. " Veía cámaras, focos, mi madre corriendo, mi abuelo nervioso... era un show ", recordó Lucía. La joven confesó que, siendo niña, no tuvo la oportunidad de decir "no" a esa exposición. La ruptura de sus padres marcó un antes y un después. Lejos de ser un simple proceso privado, se convirtió en un espectáculo del que ella fue parte involuntaria.
Un padre ausente y un intento de extorsión
Sin mencionarlo por su nombre, Blanca Romero se refirió al padre biológico de Lucía con palabras duras pero claras. " Lucía no tuvo la suerte de tener un padre que la quisiera, comprometido, que fuera guay y que me ayudara a mantenerla", dijo. La conversación reveló un episodio especialmente doloroso: el hombre apareció en sus vidas en 2015 no para conocer a su hija, sino para extorsionar a Blanca con vídeos personales. Lucía, que había idealizado ese encuentro, se topó con una decepción.

Con un toque de humor e ironía, Blanca Romero supo rebajar la tensión emocional del momento más duro del programa. " No he podido tener yo la suerte de tener a un forrado que esté bueno, que me quiera, que me ame, que me ayude a criar a los críos...", dijo entre risas, provocando una sonrisa cómplice en Isabel Jiménez. Su forma de contar su historia reivindica su autonomía y su derecho a que se reconozca su trayectoria más allá del apellido Rivera.