El pasado sábado 16 de febrero, cientos de personas acudieron a Santa Fe para darle el último adiós al futbolista tras encontrar su cuerpo en el fondo del mar junto a los restos de la avioneta en la que viajaba de Nantes a Cardiff. Tras la desaparición de esta avioneta, se emprendió una investigación que duro aproximadamente 72 horas, hasta que decidieron cancelar su búsqueda por la poca probabilidad de encontrar al jugador con vida.
Por este motivo, la familia decidió emprender una búsqueda privada que a los pocos días finalizó al encontrar el cuerpo del futbolista. En el homenaje que le realizaron vecinos, fans, amigos y familiares del jugador se encontraba alguien muy especial y querido para Sala, su perra Nala quien le estuvo esperando a la puerta del tanatorio durante horas.
Su querida Nala
Esta imagen dio la vuelta al mundo y como era de esperar, desencadenó uno oleada de reacciones en las redes sociales que pedían que no abandonasen al animal. Romina, la hermana de Sala, aseguró para el periódico The Sun que ella se encargaría de cuidar a Nala ahora que su hermano no podría hacerlo nunca más.