Desde que la Reina Isabel II falleciera en el Castillo de Balmoral la tarde del 8 de septiembre de 2022 y su hijo mayor accediera al trono británico, la agenda del nuevo Rey del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte no se ha detenido un solo instante. Carlos III apenas ha tenido tiempo de llorar la muerte de su madre, puesto que sus obligaciones institucionales comenzaron a las pocas horas de anunciarse la triste noticia. Después de haber sido proclamado de manera oficial y haber concedido su primer discurso ante el Parlamento británico, se desplazó hasta Edimburgo para unirse al resto de sus hermanos y asistir al primer servicio religioso ofrecido en honor de la Soberana con la presencia del féretro que contiene sus restos mortales.
Aprovechando la visita a la capital de Escocia, donde estuvo acompañado de la Reina consorte, Carlos III también se reunió con las autoridades del que es uno de los cuatro países que conforman Reino Unido. Esto tuvo lugar después de que encabezase el emotivo funeral que se celebró en la Catedral de St Giles previo al inicio de la vigilia de 24 horas en la que el pueblo escocés podrá despedirse de la que también ha sido su Reina durante más de 70 años. Mientras los miles de ciudadanos iban pasando delante del féretro, sobre el que se encontraba colocado la Corona de Escocia, el nuevo Rey se desplazaba al Parlamento escocés para asistir a la moción de condolencias.
"Isabel II fue una amiga verdadera y firme de Escocia"
Si durante el oficio religioso de acción de gracias en honor a Isabel II pudo verse a Carlos III vestido con el uniforme ceremonial de Mariscal de Campo, incluido el bastón del cargo que su propia madre le entregó en 2012, decidió cambiarse de ropa para acudir al Parlamento escocés acompañado de su esposa, la Reina consorte Camilla. El nuevo Rey quiso hacer un guiño a la nación y vestir la tradicional falda escocesa, junto con unos calcetines de color rojo brillante que acapararon también todas las miradas. No obstante, fueron los discursos de los parlamentarios los que se llevaron los aplausos de todos los presentes.
La Reina Isabel y el Duque de Edimburgo, felices y relajados en Escocia en 2003Una de las personas que más emocionadas se encontraban era la Ministra Principal de Escocia, Nicola Sturgeon, que decidió compartir en su discurso recuerdos personales vividos al lado de la Reina, como las parrilladas en el Castillo de Balmoral junto al también fallecido Felipe de Edimburgo o anécdotas con los perros de la Soberana. Ya eun terreno más institucional y político, Sturgeon no dudó en definir a Isabel II como " una amiga verdadera y firme para la nación escocesa ", además de considerarla un personaje fundamental en la historia de Escocia. Posteriormente finalizó su intervención con la promesa de lealtad del gobierno escocés al nuevo Monarca.
El dirigente laborista en el Parlamento escocés, Anas Sarwar, también tuvo buenas palabras para la fallecida Reina, aunque sin duda el discurso más sorprendente de todos fue el de Patrick Harvie, líder de los Verdes. A pesar de sus tendencias republicanas, concluyó que durante su reinado se habían alcanzado grandes logros y que pueden " mirar hacia atrás y celebrar un cambio progresivo extraordinario ", reconoció en las palabras que dirigió al nuevo Rey. A pesar de esta buena sintonía, Carlos III deberá lidiar con las aspiraciones escocesas para una posible independencia de Inglaterra que podría conducirle a que su corona perdiera un fuerte eslabón.
Los elogios de Carlos III a su "querida mamá"
Una vez que concluyeron las intervenciones de los parlamentarios escoceses, el Rey también quiso tomar la palabra. Además de elogiar a su "querida mamá", como así se refirió a ella en su discurso, no dudó en aprovechar el momento para nuevamente recordar que Escocia es una pieza fundamental dentro del Reino Unido. " La Reina, como tantas generaciones de nuestra familia antes que ella, encontró en las colinas de esta tierra, y en los corazones de su gente, un refugio y un hogar ", expresó Carlos III. Cabe recordar que el Castillo de Balmoral, situado en Aberdeenshire (Escocia) y donde la Reina falleció, era la residencia predilecta de Isabel II, el lugar en que se sentía verdaderamente en casa y donde creó grandes recuerdos, por lo que no es casual que decidiera disfrutar sus últimos días en él.
La Reina Isabel y el Príncipe Carlos y Camilla Parker en el Día de la Jarretera 2022Los guiños de Carlos III a Escocia no solo se quedaron en su vestimenta, sino que también hizo suyos unos versos del poeta escocés Robert Burns para honrar a la Reina Isabel II, definiéndola como " la amiga del hombre, la amiga de la verdad; El amigo de la edad y guía de la juventud ". Además de haber dejado claro el inmenso respeto, cariño y admiración que sentía por su madre, lo que también ha quedado patente es que Carlos III es muy consciente del desafío que tiene por delante con la causa escocesa de independencia y en este primer discurso ante esta nación ha querido expresar a través de sus palabras que él también es su Rey y que desea seguir siéndolo, sobre todo después de que algunas opiniones ya sostengan que el nuevo Monarca puede que no tenga la misma fuerza de su madre para lidiar con este tipo de situaciones.
Los títulos escoceses que hereda el Príncipe Guillermo
Aprovechando la visita al Parlamento escocés, el Rey de Reino Unido quiso también resolver una de las dudas que se habían planteado en los últimos días: qué iba a ocurrir ahora con los títulos escoceses que le habían pertenecido durante todo el tiempo en que había sido el eterno sucesor a la Corona británica. Carlos III anunció públicamente que, desde ese momento, transmitía a su hijo Guillermo de Gales los nombramiento de Duque de Rothesay, Conde de Carrick, Señor de las Islas, Barón de Renfrew y Príncipe y Gran Mayordomo de Escocia.
El Príncipe Guillermo, muy sonriente en su visita a una residencia de ancianos de EdimburgoTodos los títulos escoceses que el Rey Carlos III ha cedido a su primogénito se suman al también recién nombramiento de Príncipe de Gales, lo cual fue anunciado en el primer discurso que ofreció a la nación desde el Palacio de Buckingham. No obstante, y automáticamente en que se convirtió en sucesor a la Corona, el Príncipe Guillermo y su esposa también ostentan el Ducado de Cornualles. Todo ello se sumará a los títulos de Duques de Cambridge, otorgado por su abuela el día de su boda con Kate Middleton.
