Los mellizos de 3 años acudieron junto a sus padres a presenciar el certamen, que observaron con atención desde las gradas. Al terminar el partido todos ellos bajaron al césped, ya que la Princesa Charlene era la encargada de entregar el trofeo. Fue ahí cuando los pequeños protagonizaron un divertido momento jugando entre ellos con una pelota de rugby.
La ocasión ha servido para comprobar cómo la esposa del Príncipe Alberto ha inculcado a sus hijos la pasión por el deporte que la caracteriza. En esta ocasión, la actividad tenía un carácter emotivo para la exnadadora olímpica, ya que el rugby es uno de los deportes que más se practica en su país de origen: Sudáfrica.
Los Príncipes de Mónaco también disfrutan de las procesiones
Los Príncipes Alberto y Charlene estaban de nuevo acompañados de sus hijos, que poco a poco van participando en cada vez más actos oficiales. Juntos presenciaron la procesión de la Cofradía de los Penitentes de la Misericordia junto al Padre Penzo, sacerdote confesor de la familia real monegasca.