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El Príncipe Andrés y su exesposa Sarah Ferguson han accedido finalmente a abandonar Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones en Windsor Estate donde residen desde hace más de dos décadas. La decisión llega tras revelarse que el ex Duque de York no ha pagado alquiler durante 22 años, gracias a un polémico "contrato simbólico". Sin embargo, su salida no será gratuita: han exigido como condición quedarse con dos propiedades reales, Frogmore Cottage y Adelaide Cottage, antiguas residencias de los Príncipes Harry y William, respectivamente.
La petición ha generado una nueva ola de críticas hacia Andrés, especialmente por el contexto en el que se produce. El Rey Carlos lleva tiempo intentando que su hermano y Sarah Ferguson abandonen Royal Lodge, y la presión pública ha aumentado tras conocerse que el Parlamento podría debatir su estilo de vida y sus vínculos con el financiero pedófilo Jeffrey Epstein. Aunque el Gobierno ha evitado presentar una moción formal, los demócratas liberales han sugerido que podrían usar un día de oposición para abordar el escándalo.
Las propiedades solicitadas por la pareja no requerirían reformas ni gastos adicionales para los contribuyentes, ya que ambas se encuentran dentro del perímetro de seguridad del Castillo de Windsor. Frogmore Cottage, que fue el hogar de Harry y Meghan hasta 2023, cuenta con cinco dormitorios y fue renovada con fondos públicos. Adelaide Cottage, por su parte, fue ocupada por los Príncipes de Gales hasta hace poco y destaca por su decoración histórica y su cercanía a Royal Lodge. La mudanza implicaría que Andrés y Ferguson vivieran separados por primera vez en casi 20 años, aunque seguirían cerca el uno del otro.
La tensión entre ambos ha ido en aumento este año, según fuentes cercanas, y se espera que esta reubicación les permita tomar distancia. Sarah Ferguson, además, ha expresado en varias ocasiones que siente que merece una residencia real propia, especialmente tras un acuerdo de divorcio que considera injusto en comparación con el de la Princesa Diana. Mientras tanto, se discute cuánto alquiler se les cobraría en sus nuevas residencias, y qué ocurriría con Royal Lodge, que necesita renovaciones urgentes.
Renuncia a los títulos y el veto del Príncipe William
Este nuevo capítulo se suma a una semana de titulares incómodos para la Familia Real. A la publicación de correos electrónicos comprometedores entre Andrés y Jeffrey Epstein se suma el inminente lanzamiento de las memorias póstumas de Virginia Giuffre quien acusó al Príncipe de abuso sexual. El libro titulado 'Nobody's Girl' incluye detalles que contradicen la versión pública de Andrés y podría intensificar el escrutinio sobre su figura.
Aunque sigue siendo Príncipe por nacimiento, Andrés ha renunciado voluntariamente a todos sus títulos reales y honores, incluido el de Duque de York, tras una conversación con el Rey Carlos III. La decisión fue tomada para evitar que las acusaciones que pesan sobre él "distraigan" del trabajo de la Corona. No se trata de una pérdida impuesta, sino de una renuncia pactada con la Familia Real.
Además, según fuentes cercanas al Palacio, el Príncipe William estaría presionando para que Andrés quede vetado de futuros eventos oficiales, incluidos actos públicos y celebraciones familiares de alto perfil. El heredero al trono considera que la presencia de su tío podría dañar la imagen de la monarquía, especialmente en momentos de alta exposición mediática. Esta postura refuerza el aislamiento institucional que Andrés enfrenta desde que se apartó de la vida pública en 2020.


