La Princesa Isabella ha sido homenajeada con una gala excepcional en el Teatro Real de Copenhague con motivo de su mayoría de edad. La celebración, organizada por la Casa Real Danesa, ha estado centrada en valores universales como la amistad, el compañerismo, la soledad y los compromisos, temas que conectan directamente con las inquietudes de la juventud. Este acto, de carácter cultural y festivo, no solo subraya la importancia institucional de la Princesa Isabella como segunda en la línea sucesoria, sino que también resalta su cercanía con los jóvenes daneses. La celebración dejó claro que se trataba de mucho más que una simple fiesta: fue un retrato generacional con ella como figura central.
Un guiño a su madre
Para la ocasión, Isabella deslumbró con un vestido de tul azul marino con destellos brillantes, acompañado de un recogido impecable y unos pendientes de su madre, la Reina Mary. Estas joyas tienen un valor sentimental añadido, ya que fueron adquiridas en 2016 en la casa de subastas Bruun Rasmussen y lucidas por Mary de Dinamarca en el 18 cumpleaños del Príncipe Christian. Además, la Reina Margarita, muy alejada de la vida institucional desde su abdicación el 14 de enero de 2024, estuvo también presente, emocionada y visiblemente orgullosa de su nieta.

La Familia Real danesa asistió prácticamente al completo al evento, incluidos los Príncipes Christian, Vincent y Josephine, así como las tías abuelas de la homenajeada, la Reina Ana María de Grecia y la princesa Benedicta de Dinamarca. También acudieron el Conde Nikolai y el Conde Flix, primos de Isabella, y otros miembros de la realeza europea vinculados por lazos familiares. Entre ellos destacó el primo del Rey Federico, Gustavo de Sayn-Wittgenstein-Berleburg, acompañado de su esposa Carina, que rescató para la ocasión el vestido fucsia que ya había lucido en la boda de Theodora de Grecia y Matthew Kumar.
Una de las mayores sorpresas de la noche fue la llegada desde Australia de las hermanas de la Reina Mary, Jane Stephens y Patricia Bailey, así como de la doctora Nadine Johnston, una de las madrinas de Isabella, investigadora en la Universidad de Cambridge y amiga íntima de la Reina. También asistieron otros padrinos, como Christian von Buchwald, Peter Heering y Malou Skeel, acompañados de sus respectivas parejas. Este emotivo reencuentro familiar sumó aún más significado a una noche ya de por sí histórica.
Más de 1000 jóvenes de entre 17 y 24 años, procedentes de Dinamarca, Groenlandia y las Islas Feroe, también formaron parte del homenaje gracias a un sorteo organizado por la Casa Real Danesa. Muchos llegaron en autobuses especialmente habilitados, y la diversidad de sus orígenes y atuendos, como el traje regional de Feroe de una joven llamada Petra, aportó color y autenticidad al acto, que fue retransmitido por la televisión danesa.

La función, que comenzó a las 19:30 y tuvo una duración de dos horas y cuarto, estuvo conducida por la actriz y guionista Julie Rudbæk. El espectáculo combinó escenas teatrales, música clásica y moderna, y momentos icónicos como la interpretación del himno nacional o extractos de 'Don Juan', 'West Side Story' y 'El barbero de Sevilla'. El clímax llegó al final, cuando la banda Scarlet Pleasure, elegida personalmente por Isabella, transformó el teatro en una pista de baile. La Princesa Isabella, sus hermanos y los propios Reyes no dudaron en levantarse y bailar, cerrando así con alegría una noche inolvidable.