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A la Reina Letizia hay que reconocerle mucha cosas. Es inteligente, brillante, tenaz, perfeccionista y muy profesional en su trabajo. De no haber dejado el periodismo para casarse con Don Felipe, habría llegado muy lejos. Además es buena madre, buena esposa, hija, hermana, nieta y tía, además de buena amiga, como señalan quienes la conocen.
Sin embargo, no son todos maravillas. Su carácter y su obsesión por tener su propio espacio de intimidad fuera de los actos institucionales en los que participa le han llevado a mostrar una actitud que dice poco de ella y que menoscaba su imagen pública. Ya se sabe que un mal acto puede echar por tierra 100 buenos.
No quiere que le hagan fotos
Con el escándalo del #CompiYogui todavía caliente, Jaime Peñafiel publica en su columna en LOC que su enemiga intima Doña Letizia tuvo un encontronazo con un ciudadano en un restaurante madrileño llamada Carus, en el que la Reina cenaba junto a su marido, con el que comparte mucho tiempo de ocio.
Según el periodista, la Reina de España se levantó y se dirigió hacia una mesa, donde gritó a un hombre que estaba cenando: "¡Usted no me fotografia!". El caballero, muy cortado, se disculpó, ya que no era su intención tomar imágenes de la consorte real.
Se desconoce qué ocurrió exactamente para que Doña Letizia actuara así, pero lo cierto es que no es la primera vez que sucede algo así, pues en otras ocasiones se ha encarado con personas de las que la Reina creía que le estaban fotografiando. Lo cierto es que a día de hoy, casi todo el mundo tiene un móvil con cámara, por lo que es fácil inmortalizar a cualquiera en cualquier momento. La Reina Letizia lo sabe, y no parece dispuesta a que nadie le eche una foto sin su permiso, aunque no sea la intención de quien tiene el teléfono en las manos


