D.E.P.

Muere el Gran Duque Juan de Luxemburgo a los 98 años

Su salud estaba muy debilitada desde hacía años, pero el respeto hacia su figura siempre se ha mantenido intacto en calidad de héroe de guerra y salvador de la Monarquía Luxemburguesa.

Juan Salgado 23 Abril 2019 en Bekia

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La Casa Ducal de Luxemburgo ha anunciado con gran pesar el fallecimiento del Gran Duque Juan de Luxemburgo a los 98 años. A través de un comunicado firmado por su hijo, el Gran Duque Enrique, se ha dado a conocer la muerte de Su Alteza Real:

"Con gran tristeza les anuncio la muerte de mi querido padre, Su Alteza Real el Gran Duque Juan, que nos ha dejado en paz, rodeado del afecto de su familia". La nota está firmada a fecha de 23 abril de 2019.

En una época en la que la realeza acapara titulares por cuestiones superficiales y muy alejadas de los cometidos reales de sus miembros, el Gran Duque Juan de Luxemburgo hizo de la discreción su máxima vital y ese será precisamente el legado que deje a sus descendientes al frente de la Familia Real de Luxemburgo. Una familia que llora ahora su pérdida y que reivindica la importancia de su figura al frente del pequeño país durante más de tres décadas.

Si bien el pasado 5 de enero arrancó el año festejando por todo lo alto su 98 cumpleaños (lo cual le convirtió en el decano de la realeza europea), lo cierto es que desde hace tiempo el Gran Duque no gozaba de buena salud y durante los meses siguientes su estado no hizo más que agravarse. En el mes de abril tuvo que ser hospitalizado por una infección pulmonar de la que en un principio se recuperaba "favorablemente" pero que, con el paso de los días, derivó en un "deterioro significativo". Uno de los últimos partes médicos presagiaba el trágico desenlace al anunciar que "toda la Familia Real está reunida junto a su cama".

Se ponía así el broche final a una longeva vida que desde el fallecimiento de su esposa en 2005 había perdido parte de su razón de ser. Él y la Gran Duquesa Josefina Carlota habían estado unidos desde su boda en 1953, siendo uno de los últimos matrimonios concertados de la realeza y uno de los pocos en los que el amor estuvo presente del primer al último día. Tras enviudar, el Gran Duque Juan ya nunca volvería a ser el mismo y su salud se convirtió en su principal problema: en 2008 se fracturó la cadera y al año siguiente tuvo serios problemas circulatorios. Todo ello le confinó en una silla de ruedas que sería su fiel compañera durante los últimos años.

Héroe de guerra y salvador de la Monarquía

Juan Benedicto Guillermo Roberto Antonio Luis María Adolfo Marcos Aviano de Nassau y Borbón-Parma nació el 5 de enero de 1921 en el Castillo de Berg (Luxemburgo). Su madre era la Gran Duquesa Carlota, por entonces gobernante del pequeño ducado tras haberse celebrado unos años antes un referéndum entre monarquía y república. La primera opción había resultado ganadora con casi un 80% de fotos a favor y en manos del heredero estaba la misión de mantener esa popularidad y el apoyo que el pueblo luxemburgués les había brindado.

Su papel durante la Segunda Guerra Mundial sería clave para alcanzar este objetivo, ya que el todavía Príncipe Juan no dudó en enrolarse al Ejército Británico (país donde la Familia Real de Luxemburgo se exilió durante la ocupación alemana) y cumplir sus obligaciones como militar. Llegará a participar en el desembarco de Normandía, en la liberación de Bruselas y en la propia liberación de Luxemburgo. Gracias a ello el pueblo le estaría por siempre agradecido.

En 1964, tras la abdicación de su madre, se convirtió oficialmente en Gran Duque y Jefe de Estado de Luxemburgo. Un reinado que se prolongaría hasta su propia abdicación a favor de su hijo Enrique el 7 de octubre de 2000 y del que los historiadores destacan: "A pesar de que los acontecimientos que tuvieron lugar durante su reinado fueron menos relevantes que los que ocurrieron durante el de su madre, han contribuido igualmente al florecimiento político, económico y social de Luxemburgo y han creado un clima de estabilidad sin precedentes en la historia del país". Un legado sin duda difícil de igualar o superar.

En ello trabaja desde su proclamación el Gran Duque Enrique con la inestimable ayuda de su esposa María Teresa y sus cinco hijos. Ellos son el núcleo duro de la actual Familia Real de Luxemburgo, pero a los que habría que añadir también a los otros cuatro hijos que tuvieron los Grandes Duques Juan y Josefina Carlota, así como sus 22 nietos y 15 bisnietos. Todos lloran ahora la muerte del longevo veterano de guerra que de, de no haber abdicado, habría arrebatado a Isabel II de Inglaterra el título de soberano más longevo del mundo.

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