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El Palacio de Buckingham ha emitido un comunicado sin precedentes en el que el Rey Carlos III retira oficialmente todos los títulos, tratamientos y honores al Príncipe Andrés, incluyendo el de "Príncipe", y ordena su salida inmediata de la residencia oficial Royal Lodge. La decisión, que marca un antes y un después en la historia de la monarquía británica, responde a las polémicas que han rodeado al hermano del monarca por sus vínculos con el delincuente sexual Jeffrey Epstein.
Este es el comunicado íntegro emitido por Buckingham: "Su Majestad ha iniciado hoy un procedimiento formal para retirar el tratamiento, los títulos y honores al Príncipe Andrés. El Príncipe Andrés será ahora conocido como Andrew Mountbatten Windsor. Su contrato de arrendamiento en Royal Lodge le ha proporcionado, hasta la fecha, protección legal para continuar en la residencia. Una notificación formal ha sido enviada para rescindir el contrato y él se mudará a un alojamiento alternativo. Estas medidas son consideradas necesarias, sin ignorar el hecho de que continúa negando las alegaciones contra él. Sus Majestades desean aclarar que sus pensamientos y solidaridad han estado siempre y seguirán estando con las víctimas y supervivientes de cualquier tipo de abuso."
La contundencia del comunicado ha sacudido a la opinión pública británica. Aunque Andrés ya había anunciado hace dos semanas su renuncia voluntaria al uso de sus títulos, el gesto del Rey va mucho más allá: redefine su identidad legal, lo despoja de privilegios históricos y lo obliga a abandonar la residencia que ocupaba desde hace más de dos décadas.
El tono del escrito, firmado directamente por Carlos III, no suaviza el contexto. " Estos actos de censura eran necesarios ", se afirma, dejando claro que la Casa Real busca posicionarse del lado de las víctimas. Aunque Andrés continúa negando las acusaciones y nunca ha sido juzgado, tras llegar a un acuerdo extrajudicial con Virginia Giuffre, el Rey ha decidido actuar con firmeza.
Carlos III y Camilla, con las víctimas
El comunicado concluye con un mensaje de apoyo explícito a las víctimas, firmado en nombre del Rey y de la Reina Camilla, conocida por su compromiso con la lucha contra la violencia de género y la explotación sexual. La decisión, que ya ha sido calificada como "histórica" por medios británicos, marca un punto de inflexión en la relación entre la monarquía y los escándalos que han sacudido sus cimientos en los últimos años.


