CASAS FAMOSOS

Rebosante de lujo y carácter: Así es la nueva mansión en Nevada del exboxeador Mike Tyson

El famoso exboxeador ha decidido poner en venta su mansión de Nevada, a las afueras de Las Vegas, para hacerse con otra de las viviendas de dicha comunidad de vecinos.

Patricia Cámara 24 Agosto 2016 en Bekia

Alcanzar el éxito y la fama siempre ha tenido sus pros y sus contras. Por un lado, se trata de uno de los principales objetivos que toda celebrity se suele marcar, al inicio de su carrera profesional. Una meta por conseguir que les permite ser reconocidos en su propia faceta laboral, a nivel mundial, y que provoca que su anonimato pase a mejor vida. De pronto, tanto la rutina como los hábitos de uno mismo se ven envueltos por nuevos y multitudinarios retos diarios.

Todo lo que antes formaba parte de los sueños resulta haberse convertido en realidad para mucha gente, de la noche a la mañana. Hay para quienes todo esto acaba formándose como un idílico paraíso de ensueño. Sentirse rodeado de un público anónimo que, de repente, siente admiración por ti, debe de ser un sentimiento tan pleno que a muchos de ellos les ha terminado encandilando por completo. El cariño de personas desconocidas por tus logros y por tu lucha constante se convierte en un apoyo y refuerzo incontrolable.

Sin embargo, en muchas ocasiones, la barrera de lo profesional acaba dando paso también a determinados episodios de la privacidad de uno mismo. Es entonces cuando ambas posturas terminan uniéndose en una única pieza, sin diferenciar apenas lo que debería ser conocido de lo que no. Así, lo que antes se intentaba reservar para compartir con los seres más cercanos y queridos, tarde o temprano termina haciéndose eco en todos los medios de comunicación del mundo.

El complicado precio de la fama

Para bien o para mal, cada detalle de lo que esa celebrity considera cotidiano acaba invadiendo el día a día de un público realmente numeroso. Críticas, ovaciones, aplausos... Las reacciones tan sólo dependen de la carga emocional de cada noticia o hecho. Y es que, si en determinados momentos de la vida se producen episodios que incluso uno desearía borrar de su mente y de su pasado, lo cierto es que muchas veces la categoría de personaje público hace que esa intención sea inevitable, divulgándose incluso por mar y tierra.

Seguramente, vivido en carnes de cualquier otra persona, dicho acontecimiento pasaría totalmente desapercibido, se disiparía por completo. Pero el simple hecho de vestir la etiqueta de "famoso" hace que las cosas se analicen y se entiendan desde otro punto de vista, llegando incluso a arruinar u oscurecer la carrera profesional de uno mismo. En este sentido, uno de los temas por excelencia que más suele salir a la luz, acompañado de los rostros de moda del momento, es el referente a las drogas.

Una dependencia que, día tras día, se apodera de grandes nombres del mundo de la canción, cine y televisión y que se infiltra para eclipsar los triunfos de cada persona. Y algo muy parecido es lo que le ha ocurrido, a lo largo de toda su trayectoria como personaje público, al gran exboxeador Mike Tyson. Uno de los más reconocidos exdeportistas estadounidenses, con importantes premios y títulos mundiales a sus espaldas, que ha sufrido una avalancha de críticas y comentarios en referencia a determinados actos protagonizados en su vida. Sin embargo, las novedades que hoy, desde Bekia, queremos dar a conocer sobre este personaje distan mucho de las que Tyson nos ha acostumbrado ya a escuchar.

Un 'casoplón' de 800 metros cuadrados

¿De qué se trata exactamente? De la compra de una nueva y gran mansión en Henderson, Nevada -justamente a las afueras de Las Vegas-. Una ubicación que tanto a Tyson como a su propia mujer, Lakiha Spicer, parece resultarles más que familiar, ya que a escasos metros de allí se encuentra otra de las propiedades inmobiliarias del ex deportista. Aunque más bien debería considerarse ya como uno de sus diamantes pasados, puesto que dicha residencia viste ya el cartel de "se vende".

Así, y con un valor de 1.5 millones de dólares, la que fue un día cobijo y guarida para Tyson y toda su familia, pasará a ser habitada por quien se pueda permitir el lujo de comprarla. La diferencia de precio con la que el boxeador pagó en el momento de comprarla no es excesivamente alta adquiriéndola en 2008 por una cantidad de 1.75 millones de dólares. No obstante, ¿qué les habrá empujado para decidir soltar este preciado tesoro y hacerse con uno que, literalmente, se encuentra a la vuelta de la esquina?

Por el momento, la razón que les ha animado a tomar esta decisión sigue manteniéndose en la más pura privacidad. Aún así, lo cierto es que, a partir de ahora, tanto Milan y Morocco como el resto de sus hijos -frutos de otros matrimonios- tendrán un nuevo escenario en el que jugar y disfrutar de zonas repletas de naturaleza. Exactamente, un total de casi 800 metros cuadrados donde, por supuesto, cada detalle es tratado y medido bajo el más absoluto y riguroso cuidado.

Y justo en ese terreno, es donde presiden las dos casitas unifamiliares que forman la nueva residencia de Tyson, de la que lleva disfrutando ya unos cuantos meses. Por su parte, el edificio central se caracteriza tanto por su decoración como por su distribución, dividido en un primer y segundo piso, además de formar parte de una urbanización exclusiva y privada. Así, en lo que concierne al interior de la vivienda, cuenta con un total de seis dormitorios, una gran cocina equipada, una bodega, un salón y una terraza exterior de ensueño.

Es allí donde, seguramente, los problemas de Tyson darán paso a la tranquilidad y paz de sus paisajes, acompañado en los momentos más fríos por una chimenea al aire libre y con una fuente y jardines de diseño. Asimismo, la vivienda también se encuentra dotada de suelos de mármol, muebles de madera y estancias donde la luz y el espacio se convierten en plenos protagonistas. Y como no, un 'casoplón' con estas características siempre viene acompañado de precios de infarto, por supuesto para aquellos que ni en sueños podrían permitírselo. Su cifra se resume en una cantidad que alcanza los 2.5 millones de euros.

"El hombre más malo del planeta"

Porque para el dos veces ganador del título mundial de los pesos pesados, no hay nada que se le resista. Algo que, por supuesto, ha estado demostrando a lo largo de su trayectoria como boxeador durante toda su vida. Allí, dentro del cuadrilátero, fue tan ovacionado como temido. Porque además de ser conocido como una de las figuras más polémicas del deporte, llegó a ser calificado también como "el boxeador más temido", según la publicación Sky Sports. Un apodo que no surgió de la noche a la mañana, sino que se presentó como consecuencia de las acciones de Tyson frente a sus oponentes.

Su agresividad y furia por proclamarse vencedor lucha tras lucha, hacía que el exdeportista sacase de sí mismo su lado más competitivo. El empeño era tan fuerte, que en más de una ocasión llegó a protagonizar escenas tan perjudiciales para su carrera como la correspondiente al año 1997, cuando Tyson se ganaba la descalificación en una de las competiciones tras morder y arrancar parte de la oreja a su compañero de profesión Holyfield. Sin embargo, este tipo de actuaciones no pareció suponer un problema para el porvenir profesional del neoyorquino, alzándose merecido vencedor dentro del cuadrilátero en un total de 50 luchas.

Así, calificado además como "el hombre más malo del planeta", es como Mike Tyson ha visto pasar sus 50 años de vida. Sin contar, claro, con todas aquellas acciones que le han llevado a ser el tema de conversación perfecto en, prácticamente, todo el mundo. Y no precisamente por sus buenos actos, sino por haber cometido errores tan graves que le han llevado a convivir con los episodios más oscuros y difíciles de toda su carrera profesional. Uno de ellos, por ejemplo, tuvo lugar nada más comenzar la época de los años 90, cuando tras haber conseguido el reconocimiento mundial fue encarcelado por delito de violación.

Desiree Washington, de tan solo 18 años, fue la víctima del entonces mejor boxeador del planeta. Un acontecimiento que le llevó directamente a prisión y por el que tuvo que asumir, en un principio, una condena de diez años -seis en prisión y cuatro en libertad-, aunque finalmente solo fueron tres los años que el exdeportista permaneció entre rejas. Así, además de haber tenido que hacer frente a varios problemas económicos, parece que el día a día de Tyson ha logrado encontrar la calma que le correspondía. Una vida fuera de las competiciones en la que se ve acompañado y apoyado constantemente por su mujer Lakiha Spicer y sus dos hijos en común, Milan y Morocco, además del resto de sucesores frutos de sus anteriores matrimonios.