La polémica surgió tras el envío de un burofax por parte de los representantes legales de Paz Padilla a una tienda de ropa ubicada en Zahara de los Atunes, en el municipio gaditano de Barbate. En él, se exige la retirada inmediata de camisetas y otras prendas que incluyen una raspa de pez, símbolo que supuestamente vulneraría los derechos de propiedad intelectual de la marca 'Noniná'. Esta firma, creada por la presentadora y su hija, utiliza como imagen principal una raspa diseñada por el artista Xoan Viqueira. Según los comerciantes afectados, el símbolo es parte de la iconografía tradicional de la zona y llevan más de dos décadas utilizándolo sin problemas.
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Vito y Yolanda, responsables del comercio afectado, no han tardado en hacer pública su indignación. En declaraciones al programa 'Tardear' , expresaron que llevan 23 años vendiendo camisetas con la raspa, y que esta forma parte del imaginario cultural de Zahara de los Atunes y del estilo de vida ligado a la pesca y la tradición marinera. " La raspa no es de nadie, es de todos los que hemos crecido aquí ", afirmó Yolanda.
Por su parte, Anna Ferrer Padilla ha respondido desde las redes sociales. Ha explicado que el logo de su marca, incluyendo la raspa de pez, está registrado oficialmente ante la Oficina Española de Patentes y Marcas, lo que les otorga la exclusividad legal en el ámbito de la moda y complementos. " No hemos registrado todas las raspas del mundo, solo la nuestra, con un diseño específico y un contexto comercial concreto ", afirmó la influencer. Defiende que registrar una imagen es procedimiento habitual para proteger la identidad visual de una marca y evitar usos que puedan dañar su reputación.
La legislación sobre marcas permite registrar diseños que sean distintivos, siempre que no estén en uso previo con fines similares, pero cuando se trata de símbolos tan extendidos como una raspa de pez, que representa desde hace décadas la vida marinera y cultural de la zona, la frontera entre lo legal y lo legítimo se vuelve difusa. Por eso, muchos vecinos de Barbate y Zahara sienten que este gesto, aunque jurídicamente válido, es un menosprecio a lo tradicional.
Un conflicto aún abierto
Mientras la marca de la humorista sigue creciendo y expandiéndose desde su sede en Zahara, la controversia no parece llegar a su fin. La tienda afectada no ha retirado por el momento sus productos y ha manifestado su intención de seguir luchando por lo que considera un símbolo del pueblo. Por su parte, Anna Ferrer ha insistido en que no se trata de una persecución ni de un intento de monopolizar una imagen cultural, sino de evitar que otras marcas se lucren con una identidad que ellas han desarrollado con esfuerzo y creatividad.
