La relación entre Álvaro Morata y Alice Campello esconde una sucesión de etapas marcadas por la adversidad. Así lo cuentan ambos en No saben quién soy, donde se se sinceran al compartir cómo la vida profesional y personal fue deteriorando lentamente su relación. Campello explica que, tras un comienzo idílico, la realidad comenzó a golpearlos con fuerza: mudanzas constantes por la carrera futbolística de Morata, la falta de apoyo familiar y un embarazo doble que vivió prácticamente sola en Londres. En paralelo, el delantero español atravesaba su propia crisis interna, cada vez más encerrado en sí mismo. " Muchas veces pensaba: 'Si esto es la vida, no quiero vivirla así' ", confiesa la influencer.
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Álvaro Morata y Alice Campello besándose tras la victoria de España en la Eurocopa 2024El futbolista habla abiertamente por primera vez sobre su depresión, algo que muchos intuían pero que hasta ahora no había verbalizado con tanta claridad. El punto de inflexión se produjo durante su etapa en el Chelsea, cuando las críticas constantes y la exigencia terminaron pasándole factura. La presión también de sí mismo, de la autoexigencia que lo ha acompañado toda su carrera. " Muchas cosas le golpearon poco a poco, hasta que explotó ", dice. Fue ella quien insistió en que acudiera a un profesional, cuando ya no podía gestionar esa carga emocional por su cuenta.
El episodio más reciente y complicado de sus vidas fue el parto de su hija Bella. Alice estuvo al borde de la muerte en el hospital y, aunque sobrevivió, regresó a casa completamente rota, física y emocionalmente. Se enfrentó al posparto con un cuerpo aún debilitado, cuatro hijos que demandaban atención y estando en soledad . " Me costaba levantarme, me enfermaba más y me sentía culpable por no estar feliz ", confiesa. Mientras tanto, Morata también atravesaba una crisis interna, y ambos se encontraban tan desgastados que apenas lograban sostenerse el uno al otro.
La ruptura temporal
En agosto de 2024, después de años, la pareja decidió separarse. Fue una decisión que ni siquiera hoy saben explicar del todo, más allá del cansancio emocional que los sobrepasaba. " Chocábamos mucho. Ninguno estaba bien. Él con una especie de euforia, yo completamente destrozada", explica Alice sobre unas vacaciones que pasaron juntos. El propio Morata reconoce que no supieron resolverlo de otra manera, que les faltó tiempo y ayuda externa para entender lo que les estaba pasando.
El desenlace no fue una separación definitiva. Tras semanas de distancia, reflexión y terapia, decidieron volver a intentarlo. " No somos la pareja perfecta, pero somos una pareja que se quiere y que ha luchado mucho ", afirma Alice. Hoy, aseguran sentirse más fuertes, con más herramientas emocionales y con una conciencia distinta del otro. Han aprendido a hablar, a pedir ayuda y a entender que el amor es también cuidado, escucha y trabajo constante.
