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El Caso Manos Limpias ha colocado en el disparadero al principal abogado de la Infanta Cristina, el prestigioso Miquel Roca, que además de letrado es uno de los padres de la Constitución Española y persona de la total confianza del Rey Juan Carlos.
Como señala El Español, el abogado de Cristina de Borbón ha señalado ante la Policía Judicial que acepto negociar con Luis Pineda (Ausbanc) la retirada de Manos Limpias como acusación popular en el Caso Nóos por curiosidad para saber qué ofrecían. El abogado asegura también que no intervino directamente, pero que sí lo supervisó todo y decidió cancelar las reuniones tras la petición de 3 millones de euros por parte de Ausbanc. El emisario de Roca fue el responsable de los servicios jurídicos del Banco Sabadell, Gonzalo Barettino.
Ha sido con Barettino con el que Roca tuvo que declarar ante la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal por estas reuniones que el abogado no ha podido negar que tuvieron lugar. Ante la pregunta de por qué no denunciaron a Luis Pineda el chantaje inmediatamente, solo supieron contestar que fueron a la Policía dos semanas después tras una "posterior reflexión" de la que no han dado más detalles.
Con todas las declaraciones y las pruebas existentes, la Policía considera probado que hubo una negociación entre Manos Limpias y Ausbanc y el entorno de la Infanta Cristina. El motivo sería para los primeros llevarse 3 millones de euros como botín para retirar la acusación popular, la única que acusa a Cristina de Borbón. Por su parte, la defensa de la Infanta buscaba sacarla del banquillo de los acusados y evitar una condena que de producirse, se conocerá al término del juicio, previsto para el 30 de junio.
El citado periódico detalla también que por un lado Miquel Roca habría negociado con Manos Limpias, algo que aseguró Luis Pineda de Ausbanc en una conversación obtenida mediante pinchazos teléfónicos. Por otro lado, Pineda habría intentado negociar con La Caixa.
Miquel Roca pidió un encuentro secreto con el juez Castro
Por si fuera poco, el juez Castro envió al juez Santiago Pedraz, encargado de investigar el entramado de Manos Limpias y Ausbanc, un escrito en el que desvela que Miquel Roca, abogado de la Infanta Cristina, le pidió que tuvieran un encuentro discreto que no debía trascender y que no se produjo por la negativa del magistrado.



