Lars von Trier siempre se ha caracterizado por hablar sin tapujos de sus adicciones y de los supuestos efectos positivos que han tenido, a su juicio, en su creatividad. El directo de cine contó que 'Dogville' (2003) la escribió en 12 días de alcohol y drogas, en contraste con los 18 meses que necesitó, estando sobrio, para el guión de 'Nymphomaniac' (2013). Y es que reflexionó de esta manera sobre el consumo de estas sustancias: "¿Quién se habría interesado por unos Rolling Stones sin alcohol o un Jimi Hendrix sin heroína?".
Además, él mismo también ha expresado sus dudas para terminar una película sin drogarse. Lo cierto es que cuando le preguntaban por sus temblores, algo que en los últimos años se ha podido apreciar, hacía alusión a la abstinencia del alcohol y antidepresivos, aunque ahora se ha sabido que en realidad se trataba de Párkinson.
Zentropa, la productora creada por Von Trier, ha anunciado que el directo danés tiene esta enfermedad degenerativa que no tiene cura. " Lars está en forma y está recibiendo tratamiento por sus síntomas ", anunció la compañía. Lo cierto es que estas palabras han llegado poco antes de que viaje a Venecia para presentar 'The Kingdom Exodus', la última entrega de una trilogía para la televisión danesa, así que no quieren que se especule sobre su salud.
Según Zentropa, la enfermedad no le va a impedir terminar esta producción, aunque sí limitará su exposición pública y las entrevistas a los medios de comunicación. Así que como estará menos presente, quizás sus polémicas también cesen. No hay que olvidar su paso por el Festival de Cannes en 2011, tras rodar 'Melancolía', y es que la organización le declaró persona non grata por unas declaraciones en las que de cierta manera blanqueó a Hitler.
"Yo comprendo a Hitler aunque entiendo que hizo cosas equivocadas, por supuesto. No es lo que llamaríamos un buen tipo pero simpatizo un poco con él", dijo, lo que dio paso a que se tomara dicha decisión. Lo cierto es que es una persona muy reconocida en el mundo del cine, aunque no necesariamente por la simpatía que despiertan sus cintas, porque está claro que es admirado y detestado a partes iguales.
Un cine muy analizado y criticado
Se trata de uno de los directores más radicales y fue uno de los fundadores del Dogma 95, un movimiento que reclama la vuelta a la esencia de las historias y alejarse de los efectos especiales y del abuso de recursos técnicos. Asimismo, tiene más de una enemistad, como la cantante islandesa Björk, que le terminó retirando la palabra entre acusaciones de acoso sexual. Nicole Kidman y Kirsten Dunst también se enfrentaron a él después de haber trabajado juntos, y sus películas, como 'Nymphomaniac', h an tenido que ser modificadas por su contenido violento o sexual para poder ser puestas en salas de cine.