La vida fue tremendamente cruel con Miguel Ángel Jiménez y toda su familia, pues el empresario fallecía a los 55 años después de someterse a una intervención de corazón para colocarse una válvula y en la que había un 2% de probabilidades de que algo saliera mal. Nadie daba crédito a lo que estaba sucediendo pero, por desgracia, estas cosas pasan y su familia tuvo que decirle adiós.
Claudia Jiménez, hija de Raquel Revuelta y del empresario, ha querido escribir una carta abierta a su padre, allá donde esté, llena de emoción y sentimiento: "No me he pasado por aquí desde hace unos días, y quizás no tendría que escribir esto, ni siquiera sé aún si me gusta hacerlo, pero me sirve de terapia. Escribir siempre me ha resultado más fácil que hablar. Y puede que alguien se sienta identificado y le alivie saber que además de las vidas perfectas que mostramos por estos lares, también son vidas imperfectas, humanas".

"Todos los días recuerdo cosas bonitas que hacía contigo. Recuerdo cómo íbamos adaptándonos, aceptándonos y acercándonos el uno al otro a medida que iba pasando el tiempo.Las charlas diarias, las llamadas de teléfono de 3 minutos en los trayectos.
Recuerdo como me calmaba tu voz, y a la vez lo nerviosa que me ponía cuando eras duro conmigo, porque lo necesitaba. Lo que me has enseñado, para que no sufriese en la vida, para que no intentase comprenderla tanto, sino vivirla y ya ", continuaba diciendo.
Recuerdo con dolor pero, sobre todo, amor
Claudia Jiménez continuaba con su carta bajo varias fotos de su padre en solitario y con ella: "Recuerdo cómo quería gustarte, cómo quería que me mirases con la admiración con la que yo te miraba a ti. Todos todos los días revivo esas cosas bonitas, y recuerdo alguna nueva. Pero es cierto que estos días, justo dos años después, me acuerdo también de 'ese' día, del 13/02/20. De las sensaciones de esa mañana. De preguntarte mil veces el riesgo que tenía esa operación y relajarme otras mil veces con tu respuesta de 'sólo un 2%'".

Con dolor, Claudia escribía: "De la despedida, y verte entrando tranquilo a primera vista. De las horas de espera interminables y de todo lo demás que... Doy gracias porque en estos dos años los buenos recuerdos han tapiado el recuerdo de 'ese' día. Porque no sé qué fenómeno será, pero con el tiempo voy entendiéndote más, conociéndote más y queriéndote mucho mucho más, aunque no estés. El mejor padre del mundo mundial. Dos años mandando todos mis besos al cielo".