La luz de los focos convierte en iconos a celebrities de cuerpos perfectos, vestidas con trajes de diseño y subidas a exclusivos tacones. A la luz del sol, sin embargo, las diferencias con el resto de las mortales son menos notables y las curvas de vértigo sucumben a la gravedad.
Zona difícil: la cara interna de los muslos
Rihanna presume de cuerpo 10 sobre el escenario, vestida con un biquini y unas ajustadas medias, pero sobre una moto de agua queda patente que su anatomía no es tan compacta sin la ayuda de la todopoderosa lycra.
La edad no perdona
El paso de los años afecta poderosamente a la elasticidad de la piel y ni las rutinas de ejercicios más exigentes pueden acabar con lo inevitable. Jennifer Lopez, aficionada a los atuendos más llamativos para sus conciertos, dejó ver que bajo su vestido de lentejuelas la celulitis poblaba sus muslos. Mónica Bellucci, menos admiradora de las faldas cortas, nos descubrió su piel de naranja durante un descuido saliendo del coche.
Muchas mujeres ven también cómo la maternidad les pasa factura en su piel. Reese Witherspoon, madre de dos niños, dedica sus mañanas al jogging para mantenerse en forma, mientras que Julia Roberts ha ganado redondeces tras convertirse en madre.
Ana Obregón es otra de las veteranas que luce piel de naranja. La popular bióloga no ha ganado peso con el paso de los años, pero la flacidez se ha instalado en sus carnes. La diva de la elegancia, Carmen Lomana, en cuanto se despoja de sus exclusivos trajes deja de mostrar su mejor cara.
Pérdida de peso
Muchas celebrities sorprenden a la audiencia con sobrecogedoras pérdidas de peso, que no sólo no acaban con la piel de naranja, sino que favorecen la flacidez, obligando a doblar el esfuerzo para lograr una piel acorde con su nuevo peso. Tal es el caso de la oscarizada Jennifer Hudson, que se convirtió en imagen de Weight Watchers mientras hacía la dieta de los puntos. La actriz y cantante ha perdido 35 kilos de una manera muy saludable, pero debe seguir trabajando para presumir de piernas en minifalda.