Allegra Gucci rompe su silencio sobre el asesinato de su padre 27 años después

Allegra Gucci, la hija pequeña del matrimonio formado por Maurizio y Patrizia Gucci, ha roto su silencio 27 años después del asesinato de su padre que tuvo lugar el 27 de marzo de 1995, justo con 41 años, y lo ha hecho a través de un libro en el que cuenta su versión, un libro titulado 'Se acabaron los juegos'. Lo cierto es que esta será su versión después de que la vida de su familia fuese llevaba a la gran pantalla a través de la película 'La casa Gucci', una producción que a juicio de la familia, difiere mucho de la realidad.

Allegra Gucci con sus padres y su hermana

Y con motivo de la publicación de este libro, ha concedido una entrevista a la revista Vanity Fair, en la que ha contado cómo ha vivido durante estos años y cómo se enteró de la muerte de su padre, que se produjo en Milán. "Estaba en mi habitación, esa noche no había dormido bien. Mi madre, Patrizia Reggiani, entró en la habitación y me dijo a toda prisa que mi padre había muerto. Yo, a mis 14 años, me agacho en el suelo y miro a través de la ventana que da a la plaza de San Babila. Abajo, en la calle, los taxis amarillos y la gente siguen moviéndose. Pero yo estoy inmóvil, como en una burbuja, como si mi vida se hubiese detenido", ha contado.

Fue gracias a lo que escuchó en la televisión cuando se dio cuenta de que se trataba de un delito. En su libro habla de cinco mujeres, entre las que se encuentra Paola Franchi, la última pareja de su padre. Teniendo en cuenta lo dicho en los periódicos y lo trasladado en la película, ella ha contado su versión sobre su historia, que al parecer comenzó siete años más tarde de separarse sus padres, y no durante el matrimonio. "Su matrimonio no terminó por culpa de Franchi, como se suele afirmar en los periódicos: la separación tuvo lugar al menos siete años antes de su relación. En segundo lugar, porque el acuerdo de convivencia da fe del deseo de mi padre de no volver a casarse. Se lo dijo a todo el mundo : no volvería a crear una familia porque su familia éramos nosotras, mi hermana y yo", ha contado.

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Tras la muerte de su padre y el encarcelamiento de su madre, se quedó con su abuela, alguien que al parecer también se aprovechó del dinero de la familia. "Siempre tuvo un carácter fuerte incompatible con el de su hija, mi madre. De hecho, la vimos muy poco, solo en las ocasiones importantes. Cuando arrestaron a mi madre me pusieron a su cuidado. Yo confiaba ciegamente en ella. En cambio pronto me di cuenta de que para Silvana lo importante era únicamente el dinero y el poder que conlleva tenerlo. Nos manipuló haciéndonos sentir culpables. Y manipuló a los demás con el poder que adquirió gracias al dinero", ha dicho, por lo que su abuela tampoco fue trigo limpio.

Las dificultades a las que se ha enfrentado

La vida con la muerte de su padre cambió para ella y para su hermana de una manera abismal, se sintió muy sola: "Después de la muerte de mi padre, todo el mundo desapareció. Todos. La elegante burguesía milanesa, siempre bronceada por el sol de la hipocresía, a menudo invitada a nuestras casas, a nuestras fiestas y vacaciones, se esfumó. En el funeral no había casi nadie. Pero una cosa es verdad: lo que no mata te hace más fuerte. Y eso es algo que se consigue con el paso del tiempo. Hoy me resulta fácil contar lo que me pasó. Pero entonces yo era poco más que una niña atrapada en pleno tsunami. En aquella situación, lo único que cabe hacer es buscar una burbuja para poder respirar. Y no importa si te rodean los tiburones. Tu primer objetivo es respirar".