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Cayetano Martínez de Irujo puede considerarse un privilegiado, pero esos privilegios le han dado muchos sinsabores y le han convertido en una persona desgraciada en algunos momentos de su vida. Afortunadamente, ahora es feliz y ha logrado recomponerse, pero lo ha pasado muy mal.
El Duque de Arjona participó en el primer programa de 'Lazos de sangre', el dedicado a la Duquesa de Alba. En él, además de recordar que fue apartado de sus responsabilidades en la Casa de Alba al morir su madre, ha reconocido lo tristes que fueron su infancia y adolescencia.
"Fui un rebelde con causa porque realmente tuve una tristísima infancia. He tardado 40 años en recuperarme de eso y no he dudado en acudir a todos los tratamientos psicológicos posibles para vencer eso porque no me dejaba avanzar", ha señalado el Conde de Salvatierra, que dice sentirse bien en la actualidad.
En paz con la Duquesa de Alba
De todos modos, su peor recuerdo, ese trauma que arrastró durante años, sucedió en 1972, cuando murió su padre, Luis Martínez de Irujo: "Yo estaba con mi niñera y la veía rezar pero no sabía qué pasaba. Vino entonces un hermano mío a darnos la noticia como si aquello fuese una película. Entró en la habitación y nos dijo que papá estaba en el cielo y se quedó tan ancho. Fue mi hermano Alfonso y aún estoy esperando a que me pida perdón por aquello porque si ves a un niño llorar desconsoladamente es lo mínimo que puedes hacer".
Ese trauma que le provocó el Duque de Híjar fue aumentado por la actitud de su madre, que no les dejó despedirse de su padre para protegerles, pero para Cayetano Martínez de Irujo, "se equivocó". Precisamente con su progenitora tuvo siempre una relación tensa marcada por las discusiones, pero también por la devoción que la Duquesa de Alba tenía por su quinto hijo. En los últimos años, todo fue sobre ruedas: " Yo me quedé muy en paz con mi madre". Al menos le queda eso.



