Teresa Romero concedió una esperada entrevista que tuvo lugar este sábado por la noche en el programa de Telecinco 'Un tiempo nuevo', que cosechó una audiencia de 1.800.000 espectadores, lo que se tradujo en un 14,5%, un buen dato con respecto al histórico del formato, pero nada que ver con lo que obtuvo la semana pasada la entrevista al Pequeño Nicolás, que marcó un 21,1% de cuota de pantalla. Eran muchas cosas las que tenía que decir la auxiliar de enfermería contagiada de ébola, y empezó por orden cronológico, cuando llegó el misionero Manuel García Viejo: "Me apetece un montón y me presento voluntaria. Con Miguel Pajares es obligatorio, nos toca, pero con Manuel piden voluntarios ".
Romero comenta que las condiciones eran precarias ya cuando vino el primer misionero contagiado: " Ojalá nos hubieran dado un curso, pero la verdad dista mucho. Viene el primer misionero, hago mi turno de noche y anuncian que viene un misionero con positivo en ébola en Sierra Leona. Me falta saber cómo tengo que atender a este señor, es una enfermedad nueva. Nos reúnen a todos en una habitación y a los que trabajaban en la UVI de La Paz les obligan a atender a Miguel Pajares. En una habitación con unos supervisores, un voluntario y un traje, y te enseñan cómo se va poniendo el traje, los componentes y cómo se quita. N o hay curso ni acreditación. En ese momento nada más.

Posteriormente fue recordando ante Sandra Barneda qué ocurrió tras la muerte de Viejo: "Cuando el segundo misionero muere, tenemos que entrar en la habitación. Fallece por la tarde y vuelvo a estar de noche, voy a las 22:00. A las 11 entramos tres compañeras a quitar los residuos que quedan y hay que tirarlos en contenedores especiales y se incineran. Llevamos el traje siempre. En esa habitación estoy 50 minutos. El tiempo aconsejado de estar son 20 minutos, pero aparte de recoger todos los residuos sanitarios hay que recoger el colchón del misionero, es muy contagioso".
Coaccionada por el médico que le interrogó
"Estaba dentro de la habitación y no sé la gente que había fuera (no sabemos quién estaba fuera). Es el momento de salir y quitarnos los trajes. Te desvistes en una esclusa, hay unos espejos, hay alguien que te dice lo que tienes que hacer, pero tiene que ser alguien preparado, un celador o un vigilante de seguridad no lo están. Me daba instrucciones un compañero, que no estaba preparado. Lo está un enfermero especialista en medicina preventiva...", prosigue Teresa Romero, que proclama que no sabe cómo se contagió: "A día de hoy no sé cómo me he contagiado".
Después comentó lo que vino tras aquella fatídica noche: "La última vez que estuvo en la habitación fue un jueves, y me empecé a encontrar mal el lunes, pero no recuerdo febrícula. Yo sigo con mi vida. Luego empiezo a tener fiebre por las tardes y hasta ahí te puedo decir. Me pongo en contacto con el médico de atención primaria, se lo digo y me voy de la consulta con un paracetamol. Le comento a todo el mundo que he estado en contacto con enfermos de ébola ". En ese sentido, y recordando la demanda que le puso la médica de cabecera, que señala que nunca fue informada de que la paciente había estado en contacto con ébola, la auxiliar ha señalado: "Cada uno que diga lo que tenga que decir. Yo digo en todo momento que tengo contacto con pacientes de ébola. Yo lo comuniqué y a mí no se me da solución hasta que me dicen que me envían una ambulancia a casa. No me sienta mal la demanda porque creo que cada uno es libre de denunciar lo que crea conveniente, todo es reclamable".

Teresa Romero estaba cada vez peor, y cuando vio que tenía un sarpullido ya empezó a pensar que no era gripe lo que tenía, por lo que su marido llamó para que fueran a por ella: " La gente que me atiende esa noche viene sin protección. Esa ambulancia atendió a 7 personas más..." recuerda Romero, que en ese momento se emocionó al decir con gran alegría que no había contagiado a nadie, lo cual era muy importante para ella. El recuerdo que le queda de su paso por el hospital de Alcorcón es que todo el mundo fue muy valiente, pero que daba pena verles sin formación ni protección. Fue allí cuando se enteró, por la edición digital de El País, que había dado doble positivo por ébola : "Vengo yo en primer lugar y veo que Teresa Romero ha dado positivo con una foto mía con mi perro Excalibur. A mí nadie me explicó nada, el médico que está al cargo de mí se entera también por un medio. Me quedo triste, paralizada, asustada, ¿cómo me he podido contagiar? ".
Crítica con el Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid
"Ya estoy hundida. Esperar a que vengan a buscarme, viene el momento de la burbuja, es muy agobiante. Todo plástico, olor a lejía y encima voy vomitando y con más fluidos, estaba con diarrea y deseandito llegar al Carlos III". A su llegada fue animada por sus compañeros, que se desvivieron por ella. Por contra, el médico que le interrogó le hice sentir tan coaccionada que le hizo dar una explicación que el facultativo dio por buena: "Estaba mala y muy asustada y salgo por ahí, lo más fácil, pues a lo mejor me he tocado con el guante ".
Lo más emotivo ha llegado al hablar de su perro Excalibur, sacrificado directamente sin haberle hecho ningún tipo de prueba: " Sigo pensando en Excalibur, era mi vigilante, mi compañía. Ahí es cuando rompo a llorar todos los días. No hay derecho. Entiendo que lo sacrifiques si tiene una enfermedad, por salud, pero no entiendo que se hagan las cosas mal". También se acordó del Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, que le acusó de mentir: "Si una persona no hace una buena gestión, no debe estar en su cargo por mucho más tiempo". Por otro lado, habló de lo difícil que está siendo su segunda vida, denunció el estado lamentable en el que quedó su casa tras el paso del personal de desinfección, y dio las gracias de nuevo a la hermana Paciencia.