Barcelona es una ciudad que ningún viajero se puede perder. Es verdad que en ciertas épocas y espacios de la urbe hay una evidente masificación que provoca que la experiencia no sea tan grata como debería, pero eso no quita para que la capital catalana merezca una y mil visitas. Siempre hay algo nuevo que ver y que hacer, sin olvidar lo que siempre está y ha estado ahí, como por ejemplo el Barrio Gótico, una belleza de otro tiempo que conquista a quien pasea por sus calles. Pero, ¿estamos seguros de que eso siempre ha estado ahí? Lo cierto es que no, y si todavía alguien albergaba dudas, ahí está Sergio Vila-Sanjuán con su libro 'Misterio en el Barrio Gótico' para dejarlo claro.

El periodista y escritor obtuvo el Premio Fernando Lara de Novela 2025 con esta obra en la que un viejo conocido, Víctor Balmoral, un periodista al que ha rescatado para la ocasión de 'El informe Casabona', una novela anterior, se ve inmerso en una serie de misterios que afectan al Barrio Gótico. Uno de ellos es una investigación que le encargan por su pericia con este tipo de asuntos, la de encontrar a una mujer que desapareció mucho tiempo atrás por voluntad propia, abandonando a su marido y a su hija pequeña. El otro es debido a una serie de cartas anónimas que le invitan a desentrañar misterios de este rincón de Barcelona en el que nada es lo que parece.
La magia del barrio gótico más extenso de Europa
Para sumergirnos en la novela, recorrimos junto al autor una serie de escenarios de la novela en el Barrio Gótico, empezando por la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, situada en el Palacio Requesens, que en palabras de Vila-Sanjuán, es "uno de los edificios bonitos del Barrio Gótico" y que ya para empezar es un ejemplo de esa fantasía medievalizante que supone este lugar. Porque aunque el Palacio Requesens es medieval, parte del edificio es mucho, pero mucho más moderno.

"A principios del siglo XX, una serie de personajes influyentes de Barcelona vieron que en toda esta zona había edificios góticos muy bonitos mezclados con otros que no valían gran cosa y pensaron que si tiraban los que no eran góticos y dejaban los que sí lo eran, y restauraban los que se podían restaurar, se podía crear toda una zona urbana de atmósfera exclusiva gótica. Y es lo que se ha hecho a lo largo de 100 años. Se ha ido derribando lo que no convenía, y se ha ido restaurando lo que interesaba. En estos momentos es el Barrio Gótico más amplio de Europa y una de estas zonas urbanas que atraen a turistas de todo el mundo porque tiene un encanto especial", explica Vila-Sanjuán, que reconoció que Requesens es uno de esos ejemplos.
En concreto, hacia 1918 llegó al palacio la Real Academia de Buenas Letras, encontrándose un edificio deteriorado que se fue restaurando y añadiendo ornamentos de estilo gótico que no desentonan, pero erigidos en pleno siglo XX. Y el resultado es que poca gente se daría cuenta de que una parte de lo que tiene delante dejó atrás ha pasado del milenio, mientras que otras no hace tanto de su centenario.

El periodista acude con frecuencia a este lugar porque fue elegido miembro de esta institución, lo que le llevó a recordar "un área de la ciudad que yo había visitado cuando era niño con mi padre, que era historiador, que iba allí a los libreros de viejo y me llevaba por aquellas calles y me explicaba cosas, viejas historias, viejos episodios", explica. Al recuperar esos paseos ya de adulto, volvió a " empaparse de este misterio que tiene el barrio, que es el barrio gótico más extenso de Europa. A raíz de esto pensé en que estaría bien hacer una novela de misterio ambientada en estos escenarios".
Y dentro de esos misterios, a Sergio Vila-Sanjuán le interesan dos que detalla en su novela. Por un lado está " el intento de asesinato de Fernando el Católico, que era rey de Aragón, y que fue en el Palacio Real de la Plaza del Rey, que aún hoy se puede ver, y en las escaleras le asalta un campesino y le clava un cuchillo en el cuello y se salva porque lleva el collar del Toisón de Oro. ¿Por qué a Fernando el Católico lo atacan? ¿Qué ocurre?".

El del Rey Católico es uno que explica en la novela, mientras que el " otro episodio misterioso es la desaparición del obispo Irurita durante la Guerra Civil. Era el obispo de Barcelona y cuando empieza la Guerra Civil hay la revuelta anarquista contra las iglesias y le recomiendan que se esconda en casa de un joyero muy creyente, muy devoto. Pero unos meses más tarde entran en la casa, se llevan a la gente y el obispo desaparece. Y no se sabe si lo fusilan poco después o qué ocurre con él, porque cuando acaba la guerra unos ciudadanos respetables de Barcelona aseguran que lo han visto en la puerta de la catedral y que él pidió silencio porque su vida corría peligro y desapareció. Con lo cual hay como dos versiones distintas. Unos creen que lo fusilaron y otros creen que reapareció tras la Guerra Civil y volvió a irse. Entonces hay un misterio con este obispo".
Y hablando de obispos, el tour gótico continuó por la Catedral de Barcelona, cuyo nombre exacto es Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia. Ejemplo del gótico, o mejor dicho, del neogótico, Vila-Sanjuán nos recuerda que " la fachada de la Catedral de Barcelona, que parece de un gótico medieval impresionante, se construyó en 1880. La pagaron los banqueros catalanes porque la fachada real era mucho más sosa y mucho más baja, entonces la llenaron de bajorrelieves y pináculos, y ahora realmente destaca la fachada. Aquí se ve lo que tiene el barrio gótico de real y lo que tiene un poco de fantasía medievalizante".

Y en esa fantasía medievalizante, esa palabra que parece gustar al autor y que suena muy acertada, destaca el Puente del Obispo, que conecta el Palau de la Generalitat con la Casa dels Canonges sobre Carrer del Bisbe y que todo paseante que vaya de la Catedral a la Plaza de St Jaume verá y fotografiará. ¿Estamos ante un monumento que acumula siglos? Nada más lejos de la realidad porque es de 1928, más joven que la abuela materna de quien esto escribe, Nica, que llega a su centenario mejor todavía que este puente. Fue construido por Joan Rubió i Bellver, discípulo de Gaudí, para la Exposición Universal del año siguiente y supone otro ejemplo del gusto de la época por embellecer y engrandecer el Barrio Gótico y que está claro que fue acertado. " El Barrio Gótico barcelonés debe mucho a un arquitecto que se llamaba Adolfo Florensa porque estaba muy encima. Él se preocupaba de que las restauraciones se hicieran bien, que se hiciera lo que llamaba restauración en estilo. Estuvo muy encima y yo creo que fue un hombre muy responsable y con mucho amor por la arquitectura y por la ciudad.
"Luego, tanto en la Plaza Real como en la Plaza de San Felipe Neri hay edificios de aspecto medieval, que son medievales en realidad, pero que estaban en otras zonas de la ciudad, donde se abrieron calles y se demolieron edificios, y entonces se trasladaron piedra a piedra numeradas desde sitios que estaban igual a dos o tres kilómetros. El barrio Gótico es, en parte, una fantasía medievalizante de las élites catalanas que querían reconstruir un pasado glorioso y también una tendencia que recorrió toda Europa a finales del siglo XIX y principios del XX. Por ejemplo, es lo que ocurre con la reconstrucción de Notre-Dame en París, donde las gárgolas no son medievales, la versión del siglo XIX, o la ciudad de Carcassonne, que es una ciudad medieval totalmente reconstruida y en ambos casos lo hizo el mismo arquitecto, el famoso Viollet-le-Duc, que tuvo mucha influencia en esta reconstrucción medievalizante del barrio gótico", añade Sergio Vila-Sanjuán.

Al llegar a San Felipe Neri todo parece de la misma época, y nuevamente caemos en el error del que nos saca el autor, que recuerda un atroz episodio que ejemplifica el horror de la guerra: "Esta es una plaza de origen gótico, pero fue muy castigada durante la Guerra Civil Española porque la aviación italiana descargó en esta plaza una bomba que mató a 40 personas, entre ellas bastantes niños, porque la iglesia de San Felipe de Neri tenía al lado una residencia y en los sótanos se había creado un refugio antibombas. Pero las bombas que cayeron de la aviación italiana fueron tan fuertes que el refugio fue incapaz de detenerlas".
"Cuando en la posguerra se inicia la reconstrucción de esta plaza, se dejan en la fachada de la iglesia las huellas de la metralla, pero eso genera una doble lectura histórica, una de ellas fake. Cuando yo era pequeño me contaron que esta metralla era de los fusilamientos que los rojos hacían a los curas del Barrio Gótico durante la guerra. Por tanto, la versión que se explica en los años 40 y 50 (del siglo XX) es una versión primero falsa y segundo ideologizada de lo que pasó aquí realmente, que había sido todo lo contrario. Insisto, había sido una bomba italiana sobre población civil. Es una cosa que es pionera, que los aviones bombardeen población civil. Es algo que ocurre en la Barcelona de esos años. Es una historia absolutamente condenada por todas las convenciones de la guerra, pero eso ocurre aquí y eso ocurre en esta plaza", manifestó el periodista.

"Por otro lado, como la plaza queda tan demolida en la posguerra se aplica el criterio de reconstrucción gótica, de reconstrucción en estilo que ya hemos visto en otras zonas de la ciudad. Lo que hacen es coger casas enteras que estaban guardadas en los almacenes municipales, procedentes de derribos de otras zonas en parte de la Vía Laietana, de otras zonas de la ciudad, y que estaban con las piedras numeradas, las traen de los almacenes y las reconstruyen aquí como si hubieran estado toda la vida. Pues esta plaza, la mitad es una reconstrucción, es una fantasía historizante". Y como ejemplo está la fuente que adorna el centro de este lugar, y que aunque parece que cuenta con siglos, fue construida en 1963.
El paseo se va acabando, pero antes de que eso ocurra nos lleva a la Plaza de St Jaume, uno de los lugares más concurridos del Gótico. Allí se alza el Ayuntamiento de Barcelona, magnífico edificio visitable los domingos en el que impresiona el Saló de Cent, donde se reunía la asamblea de 100 ciudadanos que supervisaron la actividad municipal de la ciudad entre los siglos XIII y XVIII. Y aunque no todo está tal cual se construyó, sí se conserva bastante bien el gótico original. Y para terminar el recorrido, entramos en el Círculo del Liceo, que no tiene nada de gótico, pero este club privado es un escenario de la novela, así que había que conocerlo.

Y antes de decir adiós a Sergio Vila-Sanjuán, al Barrio Gótico y a sus misterios, un poco más de charla con el autor. Para Sergio Vila-Sanjuán, la ciudad condal es "una de las ciudades europeas que ha generado más literatura y mejor literatura. Hay una serie de autores desde Josep Maria de Sagarra, Ignacio Agustí, Terence Moix, Eduardo Mendoza o Carlos Ruiz Zafón que han publicado unas novelas extraordinarias donde Barcelona es más que un escenario de fondo, es protagonista. Y esta es una tradición que no hay muchas ciudades que la tengan".
Ya que menciona a Zafón, 'Misterio en el Barrio Gótico' tiene un punto sobrenatural por el personaje del fantasma que acompaña a Víctor Balmoral, el protagonista, un personaje que introdujo porque Vila-Sanjuán ha "pasado de los 60, como el personaje, y cuando ya tienes esta edad, miras al pasado, haces recapitulaciones y una cosa que constatas es que cuando se pierde un amigo no se recupera. Su espacio no se vuelve a cubrir y entonces nos damos cuenta de que echamos mucho de menos en la comunicación que teníamos con esos amigos de juventud o adolescencia que nos conocían tan bien. Quería expresar este sentimiento, que lo encuentro cuando hablo con gente de mi edad, pero también que de alguna forma el protagonista de la novela, Víctor Balmoral, tuviera un pepito grillo que constantemente le dijeran ojo, no vas bien, o sí que vas bien pero tienes que mejorar esto, o te estás equivocando", expresó el autor, que aprovechó la ocasión para señalar que los personajes de las dos hermanas que conocen al protagonista son importantes porque "quería introducir el tema del diálogo intergeneracional. Pienso que es importante que la gente mayor hable e intente entenderse con la gente joven y viceversa. Yo quería que Balmoral tuviera contacto con personajes de una generación que ya no es la suya, que podrían ser sus hijas o incluso sus nietas".

¿Se equivoca Barcelona con el turismo?, preguntamos a Vila-Sanjuán, que responde señalando las dos caras de la moneda: "El turismo es ambivalente, evidentemente tiene una parte muy positiva, aporta recursos, convierte a la ciudad en algo mucho más diverso. Cuando yo era joven todos los barceloneses eran un poco del mismo tipo y ahora es una ciudad bastante multiétnica, muy variada y yo creo que esto enriquece. Y la parte negativa es que banaliza zonas de la ciudad, lo que eran antiguos comercios se convierten en tiendas de souvenirs, se masifica bastante todo y entonces yo creo que hay que crear algún tipo de ley de regulación del turismo entre el Estado, las ciudades y las Comunidades Autónomas. Pero pienso que para Barcelona el turismo ha sido positivo y que en las crisis económicas Barcelona hubiera sufrido mucho más sin turismo ".
Finalmente, con respecto a si esta fantasía medievalizante, esta 'mentira' gótica, es acertada o no, el autor contesta que lo que le "parece admirable es esta voluntad de creación de toda una zona que sea atractiva para el ciudadano de Barcelona y también para el turismo, porque, de hecho, toda esta parte en Barcelona es la pionera del turismo. Barcelona no fue una ciudad turística hasta los Juegos Olímpicos. Previamente era más una ciudad de visitantes profesionales, porque era una ciudad industrial. Pero a los visitantes que venían desde los años 20 (del siglo XX) se les llevaba al Barrio Gótico. O sea, el Barrio Gótico tiene un punto de atracción internacional que ha sido completamente positivo para Barcelona", señala Vila San-Juán.

El autor no termina sin expresar su amor por Barcelona: " Yo me considero un patriota barcelonés. Es mi gran referencia, tanto vital como literaria, histórica. La he vivido muy a fondo, la he estudiado mucho y realmente al final se ha convertido en algo a lo que no solo es mi entorno, sino que le he dedicado mucho tiempo. Me he sumergido en la historia de Barcelona".