El Rey Felipe VI ha protagonizado un momento de alto riesgo durante la tercera jornada de la 43ª edición de la Copa del Rey Mapfre de Vela. Mientras se encontraba a bordo del velero Aifos, una vela sujeta por una botavara cayó desde varios metros de altura, aterrizando a escasos centímetros de su cabeza. El incidente ocurrió en el Club Náutico de Palma, donde el monarca ha estado presente casi a diario desde su llegada el pasado sábado.

En el momento del susto, Felipe VI estaba revisando su mochila, aparentemente ajeno al peligro inminente. La caída provocó gritos entre los presentes, pero el Rey reaccionó con absoluta calma, observando lo ocurrido y retomando sus tareas sin inmutarse. Según las imágenes ofrecidas por el telediario de Telecinco, se aprecia la serenidad del Jefe de Estado ante lo que pudo haber sido un accidente grave.
La botavara, una pieza clave en el aparejo de los veleros, puede resultar peligrosa si no se maneja con precaución. De haber estado unos centímetros más cerca, el impacto podría haber causado lesiones importantes, dada la fuerza y el peso del mástil. El susto pone de manifiesto los riesgos inherentes a este tipo de competiciones náuticas, incluso para participantes experimentados.

El Aifos, embarcación de la Armada Española comandada por el almirante Jaime Rodríguez Toubes, compite en la categoría ORC 0, reservada para los barcos de mayor eslora. Aunque este año no parte como favorito, el equipo mantiene el espíritu competitivo. Felipe VI, que participa como un miembro más de la tripulación, ha demostrado una vez más su compromiso con el deporte y su temple ante situaciones inesperadas.
Pasión intacta
A pesar del susto, el monarca continúa compitiendo con entusiasmo. Su afición por la vela se remonta a los 16 años, cuando participó por primera vez en una regata a bordo del Sirius IV. Desde entonces, su presencia en la Copa del Rey Mapfre se ha convertido en una constante veraniega, reflejo de una pasión que sigue intacta incluso ante imprevistos como el vivido en Palma.