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La Princesa Leonor, como el resto de miembros de la Familia Real, debe contar con seguridad. Ha crecido con escoltas, así que, aunque puede ser incómodo en algunos o en muchos momentos, no hay duda de que se ha acostumbrado.
Esos momentos incómodos se pueden dar principalmente cuando la Princesa de Asturias quiere disfrutar de planes privados con sus amigos, y le gustaría tener más libertad. Sin embargo, no lo lleva tan mal, aunque no puede improvisar demasiado.
Todo debe estar organizado
Como señala Lecturas, cada vez que la Princesa Leonor quiere salir, se debe formar un operativo que vele por su seguridad. Todo debe estar organizado y no hay demasiado margen para la improvisación para evitar cualquier riesgo. Por ello, cuando quiere salir, tiene que decir dónde va a ir y a qué hora. Si después de por ejemplo una cena, va a ir a otro sitio, también debe avisar a sus escoltas para poder protegerla y prever cualquier situación que pudiera poner en peligro a la Princesa de Asturias.
Los escoltas, son por tanto, la sombra de la heredera, y ella lo asume y lo lleva bien, o al menos todo lo bien que puede sabiendo que es de por vida. De todos modos, su relación con su equipo de seguridad es muy buena.
Durante su estancia en Gales pudo tener más libertad porque nadie le reconoce, algo que no ha ocurrido en tanta medida en Zaragoza durante su paso por la Academia General Militar, o en la Escuela Naval Militar de Marín. Eso no quita para que tanto con los amigos que hizo en un lugar, como los que ha hecho en el otro, haga planes cuando tiene tiempo libre. Puede ocurrir por tanto que alguien le reconozca, pero aunque pueda resultar incómodo en algunos momentos, no ha supuesto mayores problemas para la Princesa de Asturias.
	
					
					
					
					
					
					
					
					
					
					
					
					

		
