Aunque la boda de sus padres se vio salpicada por la lluvia, y cuando nació, aquel 31 de octubre de 2005, el cielo de Madrid descargaba agua por doquier, la Primera Comunión de la Princesa Leonor se ha desarrollado bajo un sol radiante, un tiempo perfecto con unas temperaturas más bajas que días atrás que han sido el broche perfecto para uno de los días más importantes para la Princesa de Asturias.
La Princesa de Asturias llegó de la mano de su padre, el Rey Felipe VI, y junto a su madre, la Reina Letizia, que cogía de la mano a la Infanta Sofía. El miembro más joven de la Familia Real sonreía todavía más que la emocionada Princesa Leonor, y lució para la ocasión un vestido de flores en crudo de Nanos con lazo a juego con las bailarinas. Por su parte, Doña Letizia portó un vestido verde con abrigo troquelado de Felipe Varela y zapatos transparentes de Magrit, sus dos marcas favoritas.
La felicidad de la Princesa de Asturias
No faltaron los cuatro abuelos. Por un lado entraron en escena los Reyes Juan Carlos y Sofía, que llegaron detrás de los Reyes de España y sus hijas; por otro Paloma Rocasolano y Jesús Ortiz. Además de ellos aparecieron Menchu Álvarez del Valle, abuela paterna de Doña Letizia y bisabuela de la comulgante, y Ana Togores, esposa de Jesús Ortiz, que por cierto llevó un look similar al de Paloma Rocasolano. El gran ausente fue Francisco Rocasolano, abuelo materno de la Reina, que debido a su avanzada edad no pudo acudir a la ceremonia.
La emoción de Doña Leonor se hizo palpable, ya que no paró de sonreír durante el tiempo en el que se dejó ver en público. La Heredera, muy feliz, fue consciente de que era la auténtica protagonista y que estaba viviendo uno de los días más importantes de su vida. Será tan solo uno de los muchos que tendrá quien está llamada a ser Reina de España. Pese a que estaba contenta, también se encontraba muy nerviosa. Como se esperaba, la Princesa Leonor confirmó que la celebración de su Primera Comunión será "en casa", es decir, en La Zarzuela.