El joven no ha podido esconder su sonrisa cuando le han peguntado por la nueva situación de su padre, que ya es hombre libre.
Pese a que Pablo Urdangarin había tomado la decisión de no responder a las preguntas de la prensa, ahora una nueva alegría en su vida le ha hecho cambiar de opinión, y es que, no es para menos, porque su padre, Iñaki Urdangarin, por fin se ha convertido en un hombre libre y ya ha terminado su condena. El joven no ha podido contenerse, y ante las preguntas de la prensa ha expresado la alegría familiar.
"Estamos todos muy contentos", ha asegurado el hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, que ha visto finalizada su condena tras cumplir dos terceras partes de la misma. En todo momento se ha mostrado discreto, caminando por la calle, pero siendo educado y sin esconder su sonrisa porque este es un paso muy importante para su padre, algo que llega después de semanas en el foco por su separación de la hija del Rey Juan Carlos y el comienzo de su nueva relación con Ainhoa Armentia, una compañera de trabajo. Lo que sí es una incógnita es qué ocurrirá con el futuro laboral de su padre, ha sido por eso que no ha querido contestar a esa pregunta, sin especificar si continuará en Vitoria, o por el contrario regresará a Barcelona. Quizás su nueva situación personal se convierta en una razón de peso para continuar en el País Vasco.
Tampoco ha querido responder ante la posibilidad de que su abuelo, el Rey Juan Carlo, regrese a España después de que se haya cerrado su investigación. "Ya está, ¿no?", ha respondido, sin ganas de seguir dando información a la prensa mientras acudía a su centro de entrenamiento de balonmano. El joven ha sido el encargado de dar más de una pista de su situación familiar, contando con pinceladas cómo su madre se ha tomado que su aún marido por aquel entonces apareciera en la portada de una revista agarrado de la mano de otra mujer que no era ella. Una nueva oportunidad
Su padre dejará de tener que informar a la prisión de Zaballa, Álava, de todos sus movimientos y confirmar que duerme en su domicilio que se encuentra en su casa familiar de Vitoria. Las condiciones descritas previamente forman parte del tercer grado, algo que podrá dejar atrás por su arrepentimiento y buena conducta, y por mostrar además que quiere formar parte de la sociedad y no cometer los mismos errores que cometió en el pasado.